lunes, 10 de septiembre de 2018

¿Qué hacemos con el Pabellón Real?



Una vez culminadas las obras de restauración de las fachadas del Pabellón Real, queda pendiente la que quizás sea la fase más interesante del proyecto: dotar de contenido al edificio. El Pabellón que Aníbal González diseñó para la Exposición Iberoamericana ha sido sometido a lo largo del último año a una profunda recuperación exterior que ha permitido devolverle un aspecto muy similar al que tuvo en 1915 y al mismo tiempo se ha aprovechado para zanjar los problemas de humedad que padecía el edificio. Pero ahora queda la segunda parte, la que debe afectar al interior para darle el uso cultural que ha prometido el alcalde de la ciudad.


Las galerías ahora cerradas estuvieron abiertas al paisaje


Ante esta situación me gustaría aportar mi opinión sobre qué se podría hacer en este edificio. El Pabellón Real es un elemento muy particular dentro del Parque de María Luisa, no sólo por su estética, sino por su reducido tamaño. En planta es tan pequeño que a mediados del siglo XX se sometió a una desafortunada intervención que permitió ganarle metros cuadrados. De este modo se destruyó prácticamente todo el interior del edificio (sólo quedó el zaguán con los zócalos de Gustavo Bacarisas) para construir entreplantas y un patio interior que dotase de luz a las oficinas municipales que tienen aquí su sede. 

¿Cómo era el Pabellón antes de dicha reforma? En fotografías antiguas podemos ver que Aníbal diseñó el edificio con un carácter abierto muy sugerente pero poco práctico. El Pabellón Real contaba con un vestíbulo que daba acceso a una gran estancia central desde la que se accedía a los otros tres espacios. La comunicación se podía hacer o bien a través de este núcleo central o desde las galerías porticadas laterales que en su día no contaban con cierre alguno. El Pabellón no tenía ni puerta, se cerraba con una artística cadena. Este diseño es muy poco práctico por razones evidentes, al no contar con cierres exteriores el deterioro es mucho más acusado (agua, aves, cambios de temperatura...). Con la reforma realizada se racionalizó el edificio pero se perdió su particularidad.


El vestíbulo es lo único que queda del pabellón original


Una vez conocido cómo es y cómo era el Pabellón vayamos a los usos. Cuando se presentó el proyecto de recuperación en julio de 2017 el alcalde Juan Espadas avanzó que tras las obras el edificio tendría un destino cultural. No es algo nuevo ya que se viene planteando desde época de Alfredo Sánchez Monteseirín e incluso se pensó en este edificio para ser sede, primero del Museo Thyssen, y luego del Museo Bellver. Ninguna de las dos opciones fueron viables.


Patio interior del edificio construido en el siglo XX


¿Qué podríamos hacer con este edificio? 

Para empezar, el Pabellón Real necesita de una intervención en profundidad que modifique por completo su interior. ¿Por qué? Pues porque ahora mismo son oficinas que poco aprovechamiento como espacio cultural podrían tener. Personalmente creo que el Pabellón Real requiere una reforma estructural que, respetando el único vestigio original que se conserva, el zaguán, le devuelva su aspecto primitivo pero con un lenguaje actual y garantizando un diseño que permita su uso. ¿Dejarlo de nuevo al aire? Evidentemente no, pero sí llevar a cabo un proyecto arquitectónico que recupere el volumen central y las estancias laterales.

Ahora llega lo complicado. ¿Qué usos podría tener el Pabellón Real? Atendiendo a las palabras del alcalde y a la propia concepción del edificio lo natural sería que recuperase su carácter expositivo. En la presentación del final de los trabajos de restauración se adelantó que un planteamiento podría ser destinarlo a centro de interpretación de la obra de Aníbal González o del propio Parque de María Luisa. Personalmente creo que el mejor homenaje que se le podría hacer a Aníbal es mantener y respetar sus edificios pero al margen de eso, creo que el movimiento surgido en la Sevilla de principios de siglo que culminó en la Exposición Iberoamericana de 1929 es tan interesante que bien merece un desarrollo completo (historia, política, urbanismo, teatro, música, arquitectura, pintura, cerámica, escultura, artes aplicadas...). El lugar ideal para contar este momento tan importante (y tan desconocido) de la ciudad debería ser un Museo de Historia de Sevilla, un espacio que cuesta entender que a día de hoy no tengamos. El Pabellón Real se queda pequeño para este cometido.

Me inclino más por una idea más arriesgada pero que creo que puede convivir muy bien con los otros centros culturales que hay en el entorno del Parque de María Luisa. El Pabellón Real podría tomar como modelo otros edificios de reducido tamaño como el Pabellón de la Secesión de Viena o el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid. Estos edificios albergan exposiciones temporales de arte contemporáneo, en muchas ocasiones creadas específicamente para estos lugares como la que Jaume Plensa inaugurará en el Palacio de Cristal el próximo mes de noviembre.


Palacio de Cristal de Madrid

'Invisibles', proyecto de Jaume Plensa para el Palacio de Cristal de Madrid. Fuente Museo Reina Sofía


El Pabellón de la Secesión nació precisamente con ese fin, el de dar a conocer el arte de su tiempo. Más de un siglo después sigue teniendo ese objetivo y en él se organizan entre diez y quince exposiciones al año en las que se da a conocer el arte más actual, tanto austriaco como internacional. En el caso del Palacio de Cristal de Madrid, depende, al igual que el cercano Palacio de Velázquez, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que se encarga de organizar muestras temporales en ambos espacios. 

El Pabellón Real reúne los requisitos ideales para convertirse en un espacio dedicado a la experimentación artística, un lugar donde se organicen exposiciones de artistas contemporáneos realizadas ex profeso para el edificio. Este uso no sólo le devolvería el carácter expositivo con el que fue diseñado sino que añadiría un interesante atractivo al Parque de María Luisa, que contaría con un recinto dedicado al arte contemporáneo. Apostar por las artes plásticas contemporáneas y los jóvenes artistas es un valor que en Sevilla aún está por explotar y el Pabellón Real sería una magnífica oportunidad para ofrecer este tipo de oferta cultural. 

Sin duda no deja de ser una idea más de las muchas que se podrían plantear para este edificio pero desde que se empezó a hablar de darle un uso cultural hace ya una década es la opción que siempre me ha venido a la cabeza al pensar en qué futuro se le podría dar al Pabellón Real.

3 comentarios:

Silvid dijo...

¿Se sabe si los zócalos perdidos se guardaron o simplemente se destruyeron?
En este caso pecaré de conservador pues creo que el pabellón debería recuperar su aspecto interior original hasta donde sea posible, incluso reconstruyéndolo de nuevo. Se trata de la obra de un artista y creo que debe conservar su identidad. Creo incluso que debería volver ese carácter abierto del edificio con el que fue propuesto, aunque sólo en un sentido visual. En efecto, el sustituir las puertas y cierres carcelarios que ahora tiene por cristal, que permita ver el interior sin entrar, sería un acierto. Normalmente, lo de rehacer algo que se destruyó tiene muy poco sentido pero hay casos en los que si lo veo positivo. Éste es un ejemplo, primero porque lo que hay a día de hoy en el interior es nada, con lo cual no perdemos nada. Segundo, por lo dicho, es la obra de un artista y por respeto debe ser como él la propuso en su día (la Plaza de España está en continua renovación de sus piezas y no pasa nada, la obra sigue ahí). Tercero, porque sería una forma, de reconocer el error que se cometió al destruir el interior de este pabellón, cosa que como símbolo, no estaría mal. Otro caso en el que yo reconstruiría es el del Coliseo España, máxime cuando, según parece, partes de lo que fue su interior todavía se guardan. En cuanto al uso concreto, una vez recuperado, cualquiera que se haga en un sentido expositivo ya será un salto enorme con respecto a la situación actual.

Guillermo Daza dijo...

A mi me parece buena idea hacer un centro de interpretación de la Exposición Iberoamericana del 29 , con maquetas, fotografías de los pabellones inexistentes, videos, que aunque pocos algunos hay, documentos, etc, incluyendo en ella una parte dedicada a Aníbal González. Si lo hicieran bien sería un espacio muy interesante.

Sergio Harillo dijo...

@ Silvid: Perdona la tardanza pero estaba buscando la información. Existen fotografías antiguas de los azulejos e incluso en el Blog de la Exposición Iberoamericana de Juan José Cabrero Nieves aparecen reconstrucciones virtuales de los mismos pero por lo que he podido saber los azulejos desaparecieron y no se sabe dónde están. Una lástima, sin duda.

¡Saludos!