jueves, 6 de septiembre de 2018

El valor del patrimonio. El caso de La Mundial de Málaga

La Mundial de Málaga, edificio de 1894 condenado al derribo


Tras Burdeos y Cádiz, mi tercera y última escapada de este verano ha sido a Málaga. Para mí siempre es un placer visitar la capital de la Costa del Sol porque soy un enamorado de los museos y allí tienes donde elegir. En los tres días que he estado he repetido visita al Thyssen, al Pompidou, al Museo de Málaga, al Museo Municipal del Patrimonio y al CAC. También he tenido tiempo de revisitar la Alcazaba y conocer el Santuario de la Virgen de la Victoria con su espectacular camarín barroco y la cripta de los condes de Buenavista.

Pero esta vez no os voy a hablar de los museos malagueños, que ya han sido protagonistas del blog en anteriores entradas. Los recientes acontecimientos acaecidos en diferentes partes del mundo, como el derrumbe de la techumbre de la iglesia de San Giuseppe dei Falemagni en Roma, los daños producidos a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid o el devastador incendio que ha arrasado el Museo Nacional de Brasil, destruyendo una colección compuesta por veinte millones de piezas, me llevan a enfocar este post de otra manera.



Os quiero hablar sobre Patrimonio. Málaga se ha convertido en los últimos años en todo un referente museístico gracias a la cantidad de espacios que han abierto sus puertas, pero una ciudad que tiene la cultura por bandera no puede consentir determinadas cosas. El caso más mediático es lo que está ocurriendo con La Mundial, un edificio construido en 1894 por Eduardo Strachan como residencia de los condes de Benahavís. El valor de este histórico edificio reside en su tipología, que sirvió al arquitecto como banco de pruebas antes de su principal obra en Málaga, la calle Larios. En el edificio aún se reconocen los valores que motivaron su protección, con sus cierres de madera curvos haciendo el juego de la fachada. Se trata del único edificio de su tipología que se conserva en la zona conocida como Hoyo de Esparteros, abierta a la calle Atarazanas y al río Guadalmedina.

El apodo de La Mundial le viene por la pensión que ocupó el edificio hasta hace unos años. El proyecto urbanístico que pesa sobre el antiguo palacete prevé su demolición y posterior reconstrucción en una ubicación cercana para dar paso a un masivo hotel de diez plantas (el actual edificio tiene cuatro plantas incluyendo la baja) diseñado por Rafael Moneo. Para llegar a esta situación han hecho falta quince años de trámites en los que no sólo se ha eliminado la protección que tenía el edificio sino que ha hecho falta que tanto Junta de Andalucía como Ayuntamiento llegasen a un acuerdo para permitir la nueva construcción, que excedía los límites de altura establecidos en el Plan General de la ciudad.


Propuesta de Alejandro Martín Sánchez de cómo quedaría el edificio restaurado. Imagen de EspacioRenders


La destrucción de La Mundial ha originado un fuerte rechazo ciudadano que no ha conseguido doblegar los intereses del Ayuntamiento. Como suele ocurrir en estos casos, el proyecto se vende como una apuesta de futuro para la ciudad, una inversión necesaria que encima viene de la mano de una de las firmas arquitectónicas de mayor prestigio a nivel nacional e internacional (Moneo ganó el Premio Pritzker de Arquitectura). De nada han servido las peticiones para dar mayor protección al edificio ni las denuncias en los tribunales, el Ayuntamiento ya ha dado licencia para el derribo y a lo largo de este mes de septiembre La Mundial pasará a la historia, víctima de un desarrollo mal entendido.

Para muchos La Mundial será un edificio más, carente de valor al no tener un gran aparato decorativo (que al parecer sí lo tiene en su interior, no en vano fue la residencia de una de las familias más poderosas de Málaga, los Loring-Heredia). Su valor radica precisamente en su tipología arquitectónica, en ser un antecedente de la famosa calle Larios y en ser el único superviviente del sector donde se ubica. Pero La Mundial es mucho más, es un ejemplo de cómo el desarrollo se lleva por delante el patrimonio sin miramientos. No es necesario un feroz incendio como ha ocurrido en Río de Janeiro para ver cómo se esfuma la historia de un lugar, nosotros mismos condenamos cada día al patrimonio a desaparecer. Y encima jugamos a las reconstrucciones como si el patrimonio no fuera más que un decorado turístico. 

Todo apunta a que La Mundial, desgraciadamente, está sentenciada, pero en Málaga ya empiezan a alzarse las voces para frenar el siguiente atropello, la remodelación del convento de San Agustín, un edificio del siglo XVI declarado Bien de Interés Cultural donde está previsto instalar la biblioteca provincial de Málaga. Sólo hay que echarle un vistazo a los renders para ver que el proyecto de obra hará desaparecer por completo la fisonomía del cenobio.

Como decía al principio del post, me encanta Málaga y es una ciudad en la que disfruto muchísimo viendo museos, pero me choca enormemente que una ciudad que se vende como un referente cultural permita que este tipo de proyectos mermen su patrimonio. Cultura no es solo cuadros en un museo, es respetar la historia, el patrimonio y el medio ambiente. Tras todo lo expuesto no puedo más que sumarme a la corriente que pide #SalvemosLaMundial



>> Gracias a Alejandro Martín Sánchez por compartir su proyecto alternativo de cómo podría haber quedado la zona de Hoyo de los Esparteros con la restauración de La Mundial, manteniendo los mismos usos hoteleros previstos pero dando todo el protagonismo al edificio histórico. Aquí tenéis el enlace a su web para conocer más imágenes de la propuesta.

No hay comentarios: