El permiso otorgado por el Ayuntamiento para que la empresa adjudicataria de la remodelación del Mercado de la Puerta de la Carne pueda talar once árboles de la calle Alejo Fernández supone un nuevo revés para una ciudad que parece haberle declarado la guerra a su arbolado. Según el Ayuntamiento, estos árboles, de la especie melia azederach (también conocidos como paraísos) se ven "afectados" por el inicio de las obras al haberse diseñado un sótano justo debajo de ellos. El correspondiente informe elaborado por el Servicio de Parques y Jardines considera que los árboles están sanos pero que "no es viable" su trasplante.
El mercado de la Puerta de la Carne lleva cerrado y abandonado desde 1999. Después de varios intentos para darle un nuevo uso al edificio, hace unos años se planteó convertirlo en un centro gastronómico que contará con zona comercial y de restauración. Al tratarse de un edificio catalogado como SIPS (Suelo de Interés Público y Social) tras la llegada al poder de Juan Espadas se animó a la adjudicataria a incluir en el recinto una zona cultural de manera que no hubiera problemas con la catalogación del edificio. Esta zona de uso cultural se ubicó en el sótano del edificio, donde está previsto un espacio multiusos de unos 500 metros cuadrados y una sala de exposiciones de 80 metros cuadrados.
Las obras comenzaron hace unos años con el correspondiente estudio arqueológico, que sacó a la luz los restos del antiguo matadero que se remonta a época de los Reyes Católicos y que estuvo en uso hasta 1914. La presencia de estos restos era más que conocida y por tanto era bastante probable que la Comisión de Patrimonio obligase a su salvaguarda, como de hecho ha ocurrido. Ignoro si desde un primer momento el "sótano cultural" estaba previsto bajo la actual calle Alejo Fernández o si ha sido desplazado tras la obligación de conservar los restos arqueológicos pero lo que sí es cierto es que los once árboles sentenciados no tienen culpa alguna y es injustificable su tala. Además, estamos hablando de un espacio público (es una calle) por lo que cuesta todavía más entender que se vayan a talar unos árboles sanos para construir un sótano. Y encima para hacer un espacio cultural: la cultura no es solo exposiciones y festivales, también lo es cuidar el Medio Ambiente y el patrimonio natural.
De esta actuación, que espero por todos los medios que se paralice, podemos sacar varias conclusiones. La primera es que en esta ciudad no existe reparo alguno en arrasar con los árboles cada vez que "molestan". La segunda es que el hecho de talar once árboles sanos pone en cuestión los informes que avalan los cientos de talas que se están ejecutando por toda la ciudad (3.000 según el Ayuntamiento, 4.100 según las asociaciones ecologistas). Si se puede talar con total impunidad un arbolado sano, ¿cómo vamos a creernos unos informes alarmistas que justifican cientos de talas? Por último, estos árboles son de la misma especie que los existentes en la avenida San Francisco Javier, precisamente los afectados por el trazado de la ampliación del tranvía. Mientras que en Nervión el Ayuntamiento ha asegurado que los árboles serán trasplantados, en la calle Alejo Fernández se alega que es "inviable su trasplante". Siendo árboles de la misma especie y similar tamaño, una de dos, o los de San Francisco Javier van a ser talados o los de Alejo Fernández podrían ser trasplantados y no se hace porque no se quiere. Sea como sea, algo no se está contando. Desde aquí vuelvo a pedir a este Ayuntamiento cordura y un mayor respeto por nuestro arbolado, y más cuando el alcalde preside la Red de Ciudades por el Clima.
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