La imagen de una Sevilla cada vez más sucia y degradada dista mucho de ser una sensación o un arma política arrojada desde la oposición. Todos somos conscientes del estado que presenta la ciudad pero es en sus zonas verdes donde esa dejadez alcanza unos niveles francamente alarmantes. Los Jardines del Guadalquivir, uno de los espacios paisajísticos de mayor calidad de cuantos hay en Sevilla lleva años abandonado. Han cambiado los gobiernos y el estado es siempre el mismo, a pesar de las denuncias hechas por esos mismos políticos cuando estaban en la oposición. Su ubicación, lejos de viviendas, y su propia morfología, encerrados detrás de edificios y vallas no contribuyen a que presenten un buen estado, pero desde luego su mantenimiento deja mucho que desear. A la basura acumulada se suma el absoluto abandono de sus elementos artísticos, tanto fuentes (que llevan sin funcionar desde la Expo) como las esculturas de afamados artistas que decoran diferentes rincones.
La 'Fuente de los pájaros' de Ettori Spalletti centra una pequeña glorieta que sirve de comunicación entre los jardines y el paseo de ribera junto al Guadalquivir. Creada como hito al final de una avenida repleta de fuentes que no funcionan, persiste a duras penas en un entorno degradado y repleta de pintadas.
La misma suerte corre la pieza del danés Per Kirkeby, colocada a modo de ruina contemporánea en mitad de una arboleda. Recorrer su interior resulta poco recomendable. De nuevo las pintadas hacen acto de presencia.
Y llegamos al homenaje que la reputada artista Eva Lootz le hizo a la ciudad de Sevilla. Su escultura No-ma-de-ja-do rinde tributo al símbolo de la ciudad, su famoso No&Do, pero al igual que la ciudad a la que representa, la imagen que presenta es de dejadez y abandono. Tal vez esta degradación perpetrada y consentida no es más que un reflejo de la sociedad en la que vivimos y con la que convivimos.
Tenemos que hacer una profunda reflexión en Sevilla y ser conscientes de nuestras limitaciones. Podemos seguir construyendo viviendas, atrayendo turistas, levantando grandes centros comerciales e inaugurando zonas verdes pero tenemos que asumir qué podemos mantener y qué se escapa de nuestras posibilidades económicas. De lo contrario seguiremos creciendo y la ciudad colapsará sin un transporte público eficiente, repleta de basura que no se recoge, con espacios públicos abandonados y una ciudadanía con una peor calidad de vida.
>> Más información sobre el legado escultórico de la Exposición Universal en este post
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