Cultura de Sevilla: Concluye la restauración de las pinturas murales de San Antonio Abad

Con cada nueva intervención que se ha realizado en la iglesia de San Antonio Abad, sede de la Hermandad del Silencio, el templo ha ido mostrando más y más riquezas, hasta erigirse en una absoluta maravilla única en la ciudad. Desde 2012 se han sucedido varias campañas de restauración que han sacado a la luz las pinturas realizadas entre 1730 y 1740, tapadas con cal en 1834. La última intervención acaba de ser presentada en sociedad y permite a fieles y visitantes descubrir lo único que quedaba por restaurar, los muros de la nave principal.

Es difícil describir el cambio que ha experimentado el templo de la calle Alfonso XII, que ha pasado de ser un edificio con un interior sobrio y anodino con muros pintados de amarillo a deslumbrar con un riquísimo ciclo pictórico que cubre muros, bóvedas, pilastras y arcos. Las pinturas han sido adscritas al círculo de Juan de Espinal con intervención de Domingo Martínez, el gran pintor del siglo XVIII sevillano.

Tras la apoteosis de color que supuso la recuperación de las bóvedas y la zona del coro, quedaban por descubrir los muros de la nave principal donde las catas realizadas hace años ya evidenciaban el interés de lo oculto. Cortinajes, guirnaldas, frutos, cabezas de querubines y trampantojos pétreos dotan de nuevo sentido estético al templo, recuperándose un bellísimo y deslumbrante conjunto pictórico en el que predominan los tones grises, azules y dorados.

La aparición de estas espectaculares pinturas evidencia el trasiego por el que pasan los edificios históricos. En los muros de la nave principal es donde mejor se ven esas cicatrices que nos hablan de la intrahistoria del edificio, encontrándonos tramos donde se ha perdido todo rastro de la decoración mural. El criterio seguido en la intervención ha sido el de no restituir lo desaparecido, dejando el paramento en un color neutro que permita al visitante discernir qué se ha podido recuperar y qué ha desaparecido para siempre.