Caixaforum Zaragoza. Fotografía de Ricardo Santoja. DiarioDesign
La crisis ha sacudido los cimientos de nuestro país hasta límites insoportables. La Cultura ha sido (y sigue siendo) una de las principales damnificadas por los recortes y determinadas medidas como la subida del IVA cultural al 21% está destruyendo cientos de empresas y empleos en el sector. A pesar de ello, son varias las ciudades españolas que han conseguido sacar adelante proyectos culturales de gran envergadura o directamente embarcarse en otros nuevos.
Es el caso del Caixaforum de Zaragoza, que hace apenas un mes abría sus puertas en la capital del Ebro tras varios años de obras. El proyecto del estudio de Carme Pinós supone un magnífico ejemplo de arquitectura contemporánea para Zaragoza, pero además dota a la ciudad de un potente complejo cultural con auditorio, dos grandes salas de exposiciones y demás servicios a disposición de la ciudadanía.
No menos espectacular es el Centro Botín, diseñado por Renzo Piano en la Bahía de Santander para mayor gloria de Emilio Botín, el todopoderoso presidente del Banco Santander. Las obras marchan con gran rapidez en el edificio mientras se ultiman los detalles en su entorno, los Jardines de Pereda, que se inauguran la semana que viene y que servirán para que la ciudadanía vaya tomándole el pulso a este nuevo espacio cultural.
Otra ciudad que está apostando fuerte por el sector turístico y cultural es Barcelona, siempre en vanguardia. Desde hace años se especula con la posible instalación de una sede del Hermitage de San Petersburgo en la ciudad condal. Primero se barajaron unas naves industriales a los pies de Montjuic, mirando al mar, pero en las últimas semanas ha tomado fuerza la idea de trasladar el proyecto a un edificio mucho más céntrico, la Aduana Nueva, edificio de principios del siglo XX que se alza al final de las Ramblas, muy cerca del Museo Marítimo. El proyecto ha dado muchísimos titulares por las sombras que lo envuelven pero es un ejemplo de los planes de Barcelona por seguir añadiendo atractivos a su amplia y variada oferta cultural.
El Cubo de Málaga. Foto de García Santos, El País
El repaso por la actualidad constructivo-cultural española no puede dejar de lado a Málaga, que con el anuncio de las subsedes del Pompidou y del Museo de Arte Ruso de San Petersburgo busca afianzar su apuesta por el sector cultural como complemento del turismo de sol y playa.
¿Y qué estamos haciendo en Sevilla mientras tanto? Si bien es verdad que lo de avanzar a golpe de fuegos de artificio y proyectos faraónicos ha demostrado ser una ruina económica y un espejismo, se echan en falta proyectos verdaderamente ilusionantes en el panorama cultural de la ciudad. Tenemos la vista puesta en el Caixaforum y en el -todavía por explicar- proyecto para las Atarazanas, pero el proyecto que se lleva la palma por su demoledor significado es el del Centro de las Tradiciones de Sevilla que al parecer ha regresado estos días a la Gerencia de Urbanismo para obtener el visto bueno. El proyecto pretende crear junto a la torre de la Plata un centro dedicado a dar a conocer las tradiciones sevillanas, una especie de centro de interpretación donde el visitante pueda vivir de forma permanente la Feria de Abril (con casetas incluidas) y la Semana Santa. Si por algo son especiales estas dos fiestas es por su carácter efímero, reducirlas a un estereotipo para guiris no le hará ningún bien ni a ambas celebraciones ni a la propia ciudad. Además, el edificio se inserta en pleno centro histórico donde es más que probable que aparezcan restos arqueológicos de época almohade (en concreto, las atarazanas islámicas) por lo que el sinsentido se vuelve aún mayor. La posible aparición de restos arqueológicos de importancia podría conllevar la paralización de los trabajos y la suspensión de los mismos durante años (como le ha ocurrido a la decrépita Casa de la Moneda) o lo que es peor, que se destruyan sin contemplaciones como ha pasado en tantas ocasiones en esta ciudad. Ante este panorama, lo mejor que podría ocurrir es que el Ayuntamiento reconsidere el proyecto y, atendiendo al sentido común, no le dé vía libre.
Mientras otras ciudades, a pesar de las dificultades, intentan sacar adelante proyectos culturales, en Sevilla se eternizan en un claro síntoma de lo poco relevante que es el sector cultural en nuestra ciudad.
1 comentario:
Lo que llama la atención es la diferencia entre Málaga y Sevilla a pesar de estar gobernadas por el mismo partido. Se nota que el mismo partido en Sevilla está compuesto por especímenes catetos de mentalidad cerrada que, o no viajan, o lo hacen con los ojos vendados.
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