Cuando hace tres meses visitamos el nuevo parque sobre el antiguo cauce del Guadaíra nos quedamos a las puertas de la zona de mayor extensión, la que linda con el Polígono Sur, al encontrarse las cancelas de acceso cerradas. Tras la inauguración, la puerta que da hacia el puente del Ferrocarril y el Club Pineda se encuentra abierta, no así el resto de accesos del Parque. A la espera de que el Ayuntamiento habilite nuevos accesos colocando pasos de peatones en la carretera de Su Eminencia, la única forma de entrar y salir de esta zona es por esta puerta.
Esta zona del Parque se diferencia de la que ya conocíamos en su amplitud y extensión. El mayor tamaño de estos solares ha permitido crear un gran parque al estilo del Alamillo. Dos balsas de agua sirven para recordar el pasado fluvial de esta zona de la ciudad al tiempo que permiten la llegada de animales (sobre todo aves). Al parque le faltan todavía diferentes elementos de uso cotidiando como farolas, papeleras o bancos, pero uno de los espacios más reclamados por los vecinos son los huertos urbanos diseñados junto a los dos edificios de servicio del Parque y que deberán ser adjudicados en los próximos meses.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, como suele ser habitual en sus proyectos, ha buscado ante todo la sencillez del diseño, siendo pocos los elementos realmente destacables en el Parque. Uno de ellos es la rotulada como 'Plaza del Agua', un conjunto de fuentes y canales que se han situado en uno de los accesos de la Avenida de Su Eminencia.
Conforme avanzamos hacia el interior del Parque la vegetación va ganando en altura y frondosidad al haberse respetado los ejemplares que ya había en este antiguo solar.
Como hito singular del Parque nos encontramos con los restos del antiguo molino de la Torre Blanca, completamente descontextualizado, abandonado y habitado por indigentes. La cartelería que se ha dispuesto a lo largo de los caminos ofrece información no sólo de elementos vegetales, sino también de este edificio de origen medieval que bien merecería una puesta en valor y al que dedicaremos una entrada especial en el Blog.
Llegamos al final del recorrido con las cancelas de la Carretera de Su Eminencia completamente cerradas, por lo que no tenemos más remedio que regresar por donde hemos venido. Al otro lado del nudo de la SE30 está el Parque Riberas del Guadaíra, siguiendo ese cinturón verde que se planeó para la ciudad hace muchos años y que poco a poco se va completando. La posibilidad de unir ambas zonas verdes es prácticamente nula por la presencia de la ronda de circunvalación, pero no estaría de más que se facilitara de alguna manera esa comunicación para permitir ganar varios kilómetros más de zonas verdes a este parque que se inicia en Heliópolis y cruza toda la zona sur de la ciudad.
La impresión tras la visita es positiva a pesar de la sencillez del diseño del Parque. Evidentemente tendrán que pasar años para que los árboles crezcan y el paseo sea más agradable, pero el primer paso ya está dado con su apertura. Ahora es el momento de solucionar las carencias que deberían haber sido contempladas antes de abrirlo (farolas, papeleras, bancos, fuentes de agua potable) y sobre todo, controlar y mantener esta inmensa zona verde. Es prácticamente una utopía que esta zona verde se conserve en buenas condiciones viendo los antecedentes de otros recintos olvidados tras su inauguración (Parque de Miraflores o el mismo Riberas del Guadaíra) pero no por ello los ciudadanos debemos cejar en el empeño de exigir al Ayuntamiento que cumpla con sus obligaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario