jueves, 17 de julio de 2014

Las murallas de Sevilla (V): la defensa contra el río

Pavimento que indica la presencia de la muralla en la calle Lumbreras 

La muralla de Isbiliya no tuvo únicamente una función defensiva contra los ataques de los invasores del norte (castellanos) y del sur (sublevaciones contra la dinastía almohade) sino que jugó un papel fundamental en la protección de la ciudad contra la continuas riadas del río Guadalquivir y sus principales afluentes, el Tamarguillo y el Tagarete. Por ello, el tramo de muralla que discurría paralelo al río por la actual calle Torneo fue constantemente embestido por el agua y necesitado de continuas reparaciones.



Muralla de la calle Goles 

Quizás éste sea el sector en el que menos restos monumentales hayan pervivido. En diferentes obras realizadas a lo largo de las últimas décadas han aparecido los restos de hasta tres fragmentos de la muralla almohade que, a pesar de seguir enterrados a día de hoy, han sido distinguidos en la superficie para marcar su ubicación: la Puerta de la Barqueta, junto al Parque de los Perdigones, el muro de la calle Lumbreras y la Pueta de Triana. Precisamente, en la zona de la Puerta de San Juan (entre las calles Lumbreras y antigua Guadalquivir) apareció hace unos años todo un barrio, el conocido como San Juan de Acre, durante las obras de construcción de un polideportivo. Lamentablemente el barrio fue documentado y posteriormente destruido para construir el aparcamiento subterráneo del centro deportivo.


Mejor suerte tuvo el lienzo de la calle Goles, apenas unos metros de fábrica de ladrillo y tapial que han sido recientemente restaurados por la Gerencia de Urbanismo y que gozan de un magnífico estado de salud tras años de abandono. Este tramo indica a la perfección cómo el callejero de la ciudad ha utilizado la muralla bien para apoyar los nuevos edificios o bien para disponer calles en donde antes había muro.


La muralla de la calle Goles (embutida en parte en algunas casas) llegaba a la Puerta Real, de la que apenas se conserva un trozo pero dónde podemos ver varios detalles interesantes como el azulejo que recrea el aspecto de esta puerta antes de su derribo en 1864.

Restos de la Puerta Real en la calle Alfonso XII


También podemos ver una placa de mármol que hace referencia al rey Felipe II que hizo su entrada en la ciudad precisamente por esta puerta (de ahí su nombre) rompiendo la tradición de sus antepasados que llegaban a la ciudad por el norte, haciendo noche en el monasterio de San Jerónimo para después entrar a la ciudad por la Puerta de la Macarena y recorrer la calle San Luis hacia el corazón de la ciudad. Además, en estas imágenes podemos discernir el recrecido que se hizo de la muralla en el siglo XVI para adecuarse al nuevo nivel de la calle. En la parte inferior se observa el tapial con las primitivas almenas y por encima el recrecido, construido en ladrillo y con un nuevo sistema defensivo. Esta zona de la ciudad se caracterizaba por ser muy inestable ya que al otro lado de la muralla se encontraba un muladar, un estercolero que llegó a alcanzar varios metros de altura. En el siglo XVI Hernando Colón, hijo del descubridor de América, levantó en este espacio su propio palacio, una espectacular mansión renacentista que se construyó sobre el muladar una vez aplanado. Sin embargo, poco tiempo aguantaría en pie el palacio ya que la riada de 1603 hizo que la inestable tierra se moviera y se viniera abajo el edificio. Unos años más tarde se levantaría aquí el convento de San Laureano que aún se conserva en parte.




Nuestro recorrido debe hacer un alto en el camino en el famoso puente de barcas, el puente que construyeron los almohades para comunicar la ciudad con el arrabal de Triana. Este acceso a la ciudad, que tendría su propia puerta en la zona donde confluyen las calles Reyes Católicos y San Pablo, se protegería con una gran alcazaba que hoy conocemos como castillo de San Jorge y que formaba parte del sistema defensivo de la ciudad, una red de fortalezas y murallas que tenía su primer bastión en Hins al Faray (San Juan de Aznalfarache).




En el interior del Centro de Interpretación del Castillo encontramos toda la información necesaria para hacernos una idea de cómo fue esta potente construcción levantada en el siglo XII para defender la ciudad de los ataques castellanos y que tras la creación de la Inquisición se convirtió en su temible sede.


Barbacana de la alcazaba islámica que la protegía de las crecidas del río 


Entre el material gráfico que documenta la visita encontramos varias imágenes de cómo fue este castillo y su evolución con el paso de los siglos.




Regresando a Sevilla recuperamos el recorrido en la Puerta de Triana cuyos restos aparecen marcados en el pavimento de la calle San Pablo. Desde aquí el muro continuaba por la calle Zaragoza (en la Casa de los Leones se conserva un pequeño tramo) para seguir por la calle Castelar hasta la Puerta del Arenal, que estaba en la calle Arfe. El siguiente hito que nos encontramos es el Postigo del Aceite construido en 1107. De su origen islámico como Bad al Qatay (puerta de Barcos) sólo queda el armazón ya que entre 1572 y 1573 fue profundamente remodelada por Benvenuto Tortello para darle su aspecto actual, con el escudo de la ciudad en su parte interior.




La salvación de esta puerta se debe a la lentitud de la justicia, a la que por una vez, debemos agradecer su demora. Cuando en el año 1866 el Ayuntamiento ordenó el derribo de la puerta, su legítimo dueño, el duque de Medinaceli, se negó a obedecer la orden y comenzó un pleito contra el Ayuntamiento que se alargaría durante años. Pasaron los años, los pleitos continuaron y la puerta se salvó dejando para la posterioridad una estampa similar a la que podemos ver en grabados de los siglos XVI y XVII.




Esta puerta estaba unida a un tramo de muralla, el que venía por la calle Arfe, del que a su vez partía un lienzo secundario que llegaba hasta la mezquita aljama y que aún podemos ver en la Plaza del Cabildo donde milagrosamente se salvó este trozo de muro tras los derribos acometidos durante las primeras décadas del siglo XX con motivo de la construcción de la Avenida de la Constitución.


Lienzo de muralla almohade en la Plaza del Cabildo 


Hacia el otro lado del Postigo del Aceite la muralla prosigue paralela al río sirviendo como apoyo de las Atarazanas de Alfonso X el Sabio, cuyas arcadas se apoyan en el muro del siglo XII y dónde aún es posible ver los restos de algún torreón. Este tramo de la muralla es visible también desde las viviendas y comercios de la calle Tomás de Ibarra, que tienen como pared de fondo el espectacular muro de tapial almohade.




El recorrido llega a su final precisamente donde empezamos, en la calle Santander, donde estaba el Postigo del Carbón, otro de los accesos secundarios a la ciudad almohade y que también fue víctima de la piqueta decimonónica.




Con este quinto reportaje culminamos el especial que le hemos querido dedicar desde Cultura de Sevilla a las murallas de la ciudad. Mucho se ha escrito sobre las puertas derribadas, pero no es tan frecuente prestar atención a los fragmentos que seguimos conservando. Con estos reportajes hemos querido ponerlos en valor y animar a los lectores a conocerlos y disfrutar de ellos. Por último, no podemos dejar de solicitar a la administración correspondiente que se dote a todos estos lienzos de muralla de una cartelería que explique lo que son y contribuya a su reconocimiento. La necesidad de restaurar algunos tramos es evidente, pero también lo es dar a conocer qué son estos muros diseminados por la ciudad y su importancia histórica.


Ver 'Las murallas de Sevilla (I): el Puerto almohade' (enlace)
Ver 'Las murallas de Sevilla (II): el Real Alcázar' (enlace)
Ver 'Las murallas de Sevilla (III): el Callejón del Agua' (enlace)
Ver 'Las murallas de Sevilla (IV): la Ronda Histórica' (enlace)

Y gracias de nuevo a Antonio Arteaga por su colaboración y ayuda en estos reportajes.

2 comentarios:

fernsancas dijo...

Genial el reportaje. Muchas felicidades

Sergio Harillo dijo...

¡Muchas gracias! He disfrutado mucho preparando y escribiendo estos artículos, me alegro de que os hayan gustado :)

¡Saludos!