El Museo de Bellas Artes de Sevilla nació, al igual que la mayoría de museos provinciales españoles, fruto de la necesidad. Las diferentes desamortizaciones que se llevaron a cabo en España desde finales del siglo XVIII supusieron la supresión de multitud de órdenes religiosas y la expropiación forzosa de su patrimonio. Lo que en principio estaba planteado como una medida para mejorar las arcas del Estado y agilizar la economía, al final se convirtió en una pérdida patrimonial que, en parte, se intentó paliar con la creación de los museos provinciales.
Sala V del Museo de Bellas Artes, antigua iglesia del convento de la Merced Calzada |
El de Sevilla surge como Museo de Pinturas gracias al Real Decreto de 16 de septiembre de 1835, justo en pleno auge de las desamortizaciones llevadas a cabo por Mendizábal. Hay que tener en cuenta que las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos y Artísticos no se creerán hasta 1844 por lo que durante más de una década la venta de patrimonio fue una práctica habitual, a pesar de la tutela ejercida desde Madrid por la Real Academia de San Fernando.
Escalera imperial del Museo de Bellas Artes, obra de Juan de Oviedo |
El convento de la Merced Calzada fue, desde un primer momento, la sede del Museo de Pinturas. El convento fue desamortizado y exclaustrado por lo que su conversión en museo no solo supuso la salvaguarda de un edificio de calidad extraordinaria, sino que la colección del futuro Bellas Artes, basada en gran parte en temática religiosa, tuviera una sede con la que dialoga a la perfección. Construido durante el siglo XVII siguiendo las trazas de Juan de Oviedo, el convento de la Merced se distribuye en torno a dos claustros principales que se comunican a través de una espectacular escalera cubierta con cúpula. La iglesia, hoy convertida en Sala V del museo, tiene una sola nave y una rica decoración pictórica que gira en torno a la exaltación de la orden mercedaria.
Santo Domingo de Guzmán, obra de Martínez Montañés (1607) |
El museo tal y como lo conocemos hoy en día es fruto de importantes remodelaciones. La más importante es la fachada que da a la plaza del Museo. Construida en los años cuarenta del siglo XX, sustituye, con tintes historicistas neobarrocos, a la neoclásica del XIX. Para otorgarle mayor monumentalidad se trasladó la fachada de la iglesia desde la calle Bailén hasta el centro de la nueva composición, actuando como acceso principal al edificio. A estos años pertenece también el conocido como Patio de la Concha.
Las tentaciones de San Jerónimo, de Valdés Leal (1657) |
La colección del Museo de Bellas Artes, al igual que la de otros muchos museos provinciales españoles, se nutre de las desamortizaciones del siglo XIX por lo que en una gran mayoría se trata de obras de temática religiosa. La importancia y calidad de los artistas que trabajaron en Sevilla durante los siglos XVI, XVII y XVIII hace del Bellas Artes un espacio fundamental para conocer la obra de artistas como Torrigiano, Murillo, Valdés Leal, Herrera el Viejo, Pacheco, Zurbarán, Martínez Montañés o Juan de Mesa, por citar algunos de los más importantes. La implicación de los artistas a partir del siglo XIX permitió que la colección creciese exponencialmente gracias a la donación realizada tanto por artistas como mecenas, una parte de la colección apenas expuesta debido a la falta de espacio en el antiguo convento.
Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, de Valeriano Bécquer (1862) |
La ampliación del Museo de Bellas Artes es una necesidad que se viene constatando desde finales del siglo pasado. A día de hoy el museo no cuenta con espacios absolutamente necesarios como salas para exposiciones temporales de gran formato o un salón de actos que permita desarrollar una mínima labor divulgativa en condiciones. Además, la falta de espacio impide mostrar gran parte de la colección, en especial la más reciente, y no facilita el crecimiento de la misma más allá de la primera mitad del siglo XX. Desde hace unos años existe un proyecto que contempla la ampliación a costa de dividir la sede en dos edificios. En el convento de la Merced se quedaría la colección antigua mientras que el Palacio de Monsalves acogería las obras más recientes, así como diferentes servicios de uso interno y las salas para exposiciones temporales. Al igual que ocurre en el Museo Arqueológico, la crisis paralizó una reforma valorada en 16 millones de euros que, de momento, no parece que se vaya a ejecutar a corto plazo.
El conde de Urgel en poder de los hombres del rey Fernando de Antequera, de Josep Maria Tamburini (1891) |
>> Más información sobre el Museo de Bellas Artes de Sevilla en su web (enlace)
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