martes, 10 de diciembre de 2019

Restauración integral del antiguo convento de Los Remedios

Imagen del convento de Los Remedios el pasado mes de septiembre con los andamios aún montados 


El convento de Los Remedios, sede en la actualidad del Instituto Hispano-Cubano de Historia de América y del Museo de Carruajes adquiere este año un particular protagonismo por dos motivos. El primero es su relación con la gesta Magallanes - Elcano, de la que se cumplen quinientos años entre 2019 y 2022 y la segunda es la finalización de las obras de rehabilitación y restauración que se han llevado a cabo en el edificio en los últimos años.




La historia del convento de Los Remedios se inicia en el siglo XVI cuando se decide fundar un cenobio en el lugar donde existía una pequeña ermita. Será la Orden de los Carmelitas Descalzos la que funde, en 1573, el convento, al que se irán añadiendo dependencias con el paso de los siglos. Las continuas riadas e inundaciones sufridas en el edificio por la cercanía del río obligaron a constantes reparaciones, reconstrucciones e incluso a ir alejando el edificio del cauce del Guadalquivir donde se situaba el conocido como Muelle de las Mulas, desde donde partió la expedición de Magallanes unos años antes.

La iglesia que vemos hoy en día es el único vestigio de un edificio en cuyas huertas se construyó el barrio de Los Remedios a lo largo del siglo XX. La construcción del templo actual se inicia en 1649, fatídico año de la epidemia de peste que asoló la ciudad. La decisión de levantar una nueva iglesia se debió a la riada producida unos años antes que había dejado el edificio en muy mal estado. El nuevo templo fue consagrado por el arzobispo Jaime de Palafox en octubre de 1700. A pesar de construirse en una cota superior, las riadas fueron constantes (un mal que ha padecido la ciudad hasta décadas recientes) durante los siglos XVII y XVIII, lo que no impidió que el convento siguiera en uso y construyéndose nuevas dependencias e incluso una ampliación de la iglesia en 1780, cuando se levantan las naves laterales.


Fachada principal del edificio recién restaurada


Durante la invasión napoleónica el convento fue exclaustrado y saqueado, no pudiendo regresar los frailes hasta 1814. Sin embargo esta nueva etapa será muy corta ya que el edificio será desamortizado en 1835 y derribado en los años cuarenta de ese mismo siglo a excepción de la iglesia, que continuó abierta al culto dependiendo de la parroquia de Santa Ana. Tras la revolución de 1868 el templo se cierra al culto y se abandona, siendo recuperado ya a principios del siglo XX por Rafael González Abreu que le encarga a Juan Talavera y Heredia la reforma para acoger la sede del Instituto Hispano-Cubano de Historia de América. Talavera diseña una nueva fachada entre 1928 y 1929, coincidiendo con los fastos de la Exposición Iberoamericana. La relación con la fachada de la iglesia de Santa Cruz, construida por el mismo arquitecto en los mismos años es clara, con un lenguaje iconográfico muy similar. La restauración de ambos edificios en los últimos meses nos permite ver en su concepto original las dos fachadas, cuya piedra ha recuperado el color dorado original.


Fachada principal del edificio tras la restauración


Sin duda uno de los aspectos más llamativos de la rehabilitación fue la sustitución de las cubiertas del edificio, una intervención que se ha realizado en varias fases y que ha consistido en cambiar por completo el forjado de madera interior de la cubierta y en la restitución tanto de la cubierta a dos aguas de la nave principal como de las laterales y el crucero, cuyos cien metros cuadrados fueron transportados con una grúa desde el patio de acceso hasta su ubicación definitiva. La recuperación de este edificio gestionado por la Fundación González Abreu y el Museo de Carruajes devuelve parte de su protagonismo histórico a un elemento patrimonial clave en la historia y en la imagen de la ciudad.


Estado previo de la fachada antes de su restauración


Más información sobre el edificio en la Guía Digital del IAPH (enlace)

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