viernes, 15 de noviembre de 2019

Arrancan las obras en la antigua iglesia de San Laureano



Mañana se cumplen doce años desde que empecé a escribir este Blog y resulta llamativo ver cómo durante todo este tiempo hay una serie de temas que aparecen periódicamente en el Blog sin que aparentemente se les dé una solución definitiva. En julio de 2009 publicaba esta noticia en la que se hablaba de la cesión de la antigua iglesia de San Laureano a la Universidad de Sevilla por parte del Ayuntamiento para construir en ella el Instituto de Desarrollo Regional. Había un presupuesto (dos millones de euros), unos plazos de obra (15 meses) y un proyecto, pero jamás se llevó a cabo.



Zona donde se ubicaba la cabecera de la iglesia, destruida en el siglo XVIII

Diez años después el Ayuntamiento va a invertir 230.000 euros en unos trabajos que eviten que este edificio se siga deteriorando. La historia del Colegio de San Laureano es amplia y las catas arqueológicas realizadas hace años han permitido identificar varias etapas en este espacio allende la Puerta Real. Uno de los episodios más interesantes comienza con la construcción, en 1526, de la residencia de Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón. El palacete que se levantó ocupaba la zona más cercana a la actual calle Barca y se distribuía en tres crujías paralelas a la calle San Laureano. La vivienda de Colón fue especialmente conocida por dos motivos, por su ingente y valiosa biblioteca (germen de la actual Biblioteca Colombina de la Catedral) y por su jardín botánico con especies traídas desde América, un precedente del hoy perdido Jardín Americano de la Exposición Universal de 1992.


La iglesia contó con bóveda de cañón que apoyaba en la cornisa y las pilastras de la imagen


La ruina de este edificio se debió al terreno sobre el que se asentaba, un antiguo muladar que había sido allanado para la construcción del palacio. Las continuas avenidas del río Guadalquivir terminaron por desestabilizar el terreno y el edificio se arruinó. Sobre los restos del antiguo palacio y su jardín se levanta, ya en el siglo XVII, el Colegio de San Laureano, dependiente de la orden Mercedaria. La construcción se dilatará entre 1609 (el Colegio fue fundado como tal en 1601) y las primeras décadas del siglo XVIII. 




La ruina volverá a cebarse con este edificio cuando a mediados del siglo XVIII la cabecera de la iglesia se viene abajo con su cúpula. Se decide en ese momento acortar la iglesia construyendo un nuevo muro de cabecera. Para que nos hagamos una idea de la disposición de la iglesia, el solar que vemos actualmente desde la calle Goles estaría ocupado en parte por el crucero y el presbiterio de la iglesia. Por tanto, lo que vemos ahora cuando entramos a la iglesia desde este espacio son los pies de la misma, donde se ubicaría en su momento el coro (se aprecia parte del arranque del mismo en el muro).


Catas con pinturas murales de los siglos XVII o XVIII


Una nueva desgracia ocurre un siglo después cuando se cae la bóveda de cañón de la iglesia, conformada por arcos fajones y lunetos. En ese momento el Colegio y la iglesia ya habían sido desamortizados y se estaba transformando el edificio en cuartel, por lo que se opta por una solución rápida y económica para cubrir la iglesia, una estructura básica de cerchas para sostener la cubierta a dos aguas. Es por ello que la iglesia, al igual que le ocurre a la de Los Terceros, presenta un aspecto algo extraño. Si vemos el alzado de los muros laterales veremos que las pilastras llegan hasta una cornisa que no sostiene nada. Desde esas pilastras arrancarían los arcos fajones de la bóveda de cañón que apoyaba en dicha cornisa, habiendo lunetos en las intersecciones con las ventanas. La actual cubierta pertenece ya al siglo XX y el proyecto plantea su total sustitución por una nueva para evitar problemas de filtraciones. La nueva estructura se ha diseñado de forma que se recupere, al menos visualmente, el orden que dan las pilastras al muro, de forma que se harán coincidir los apoyos de la cubierta con la línea vertical de las pilastras.


Catas con pinturas murales de los siglos XVII o XVIII


El proyecto de reforma plantea básicamente una conservación preventiva del edificio. Se va a actuar sobre las patologías más importantes para evitar filtraciones y garantizar la estanqueidad del edificio. La colocación de ventanas se antoja fundamental para que no sigan entrando palomas a la iglesia. Del mismo modo se actuará sobre las grietas presentes en el muro y se solucionarán los problemas de bajantes que afectan al edificio de viviendas colindante. En cuanto a instalaciones, se esperará a conocer el uso futuro del edificio para instalarlas, por lo que habría que esperar a una segunda fase. Lo que sí se hará será colocar solería a la nave de la iglesia. En el exterior también se realizarán trabajos de consolidación y saneamiento de los paramentos para evitar desprendimiento. Para una futura intervención también se quedará la recuperación de las pinturas murales que aparecen en varias catas realizadas en los muros de la iglesia. Esperemos que en la actual reforma no se opte por picar el muro, sino que se consolide lo existente para que en un futuro se pueda sacar a la luz lo que quede del programa iconográfico de la iglesia.


Vano que comunicaba con las dependencias del Colegio de San Laureano


El futuro uso del edificio sigue siendo una incógnita. Cuando salió a licitación el actual proyecto de conservación se planteó que la Gerencia de Urbanismo se hiciera cargo de estas obras para poder ceder el edificio a un tercero que corriera con los gastos de rehabilitación propiamente dichos. En la presentación de hoy el alcalde ha puesto sobre la mesa una nueva opción, consensuar con los vecinos el uso que tendrá la iglesia. Habrá que esperar para ver qué destino se plantea para un edificio cerrado desde hace décadas pero reclamado por los vecinos durante mucho tiempo como equipamiento para el barrio. Si bien se antoja complicado darle un uso a una antigua iglesia, la parcela cuenta con una oportunidad, ya que parte del solar que da a la calle Goles es edificable, por lo que se podría levantar un nuevo edificio que rentabilizase la inversión. Aún así, la opción más viable es que sea la Administración la que se encargue de la recuperación del edificio dándole algún uso público.


>> Bonus track. Esta es la imagen que presenta en estos momentos la muralla almohade (siglo XII) de la calle Goles con hasta ocho contenedores. La muralla está declarada Bien de Interés Cultural en toda su extensión y seguramente existe otro lugar donde poder poner esos contenedores.



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