lunes, 22 de abril de 2019

Sobre la integración de los terrenos portuarios en la ciudad



La transformación de espacios portuarios en zonas de uso ciudadano es un reto al que muchas ciudades se han ido enfrentando en los últimos años. Las características que comparten estos espacios suelen ser muy similares, son zonas donde el patrimonio industrial tiene un peso importante, suelen estar alejadas de los núcleos residenciales, su contacto con la lámina de agua suele ser abrupto al contar con muelles que no permiten un acceso directo a la misma y en muchos casos cuentan con un gran hándicap, van de ningún sitio a ninguna parte. Este carácter de microciudad dentro de la ciudad les confiere una serie de atractivos pero también varios obstáculos a los que hay que plantear soluciones concretas de las que dependerá, en gran medida, el éxito de la cirugía urbana llevada a cabo.


El anuncio de la Autoridad Portuaria de Sevilla de plantear una reocupación ciudadana de los espacios portuarios no es algo nuevo. Llevamos prácticamente un siglo desplazando el puerto hacia el sur y los espacios que han ido quedando dentro de la ciudad se han adaptado con mayor o menor fortuna. Si algo caracteriza las operaciones realizadas en la calle Betis y los muelles de la Sal, Nueva York y Delicias es que en todos los casos se ha buscado una integración entre la ciudad y el río eliminando todo pasado industrial. En pleno siglo XXI el concepto ha cambiado sustancialmente y lo que antes eran "tinglados molestos que había que derribar para abrir la ciudad al río" ahora se convierten en parte sustancial del atractivo que puede llegar a tener la próxima gran reforma del Puerto, la amplia pastilla existente entre el Puente de las Delicias, la avenida de Las Razas y la lámina de agua del Guadalquivir.

Antes de pasar a analizar qué se podría hacer en este enorme espacio (no soy arquitecto ni urbanista por lo que todo lo que pueda llegar a opinar lo hago como mero ciudadano interesado en las transformaciones urbanas) me gustaría plantear ejemplos similares realizados en otras ciudades que he visitado recientemente y que podrían orientar las medidas a implementar en Sevilla.


Palmeral de las Sorpresas, Málaga


Empecemos por Málaga. La recuperación del frente marítimo de la capital ha permitido ganar un gran espacio de uso ciudadano que sigue teniendo, en parte, el uso para el que fue diseñado. El Palmeral de las Sorpresas es una interesante intervención urbana que en realidad "esconde" la terminal de cruceros de la ciudad. La sugerente pérgola actúa como nexo de unión entre la ciudad histórica (arranca prácticamente en la Plaza de la Marina, al final de la Alameda y la calle Larios) y los nuevos usos comerciales del Muelle 1. En Málaga se ha optado por un modelo mixto en el que conviven zonas portuarias (la terminal de cruceros), jardines, un centro comercial (tiendas, restaurantes y cafeterías), un gran aparcamiento subterráneo y espacios culturales con el Centro Pompidou como principal reclamo. En el extremo contrario del Muelle 1 se enlaza con la playa de la Malagueta y el desarrollo urbanístico que se extiende hacia el este. En Málaga la transformación urbana de este sector ha contribuido a coser la ciudad pues une diferentes zonas residenciales perfectamente consolidadas. Es una zona de paso y eso suma siempre puntos. Por supuesto el diseño de la intervención lo convierte en un espacio agradable y atractivo para pasear y estar.


Muelle de la Costa, Tarragona


Sigamos por Tarragona. La capital catalana se enfrentaba a un difícil reto ya que su zona portuaria se encuentra al otro lado de las vías del tren lo que dificulta el contacto con la ciudad consolidada. Aún así se ha conseguido crear un espacio muy agradable en el conocido como Muelle de la Costa. En él se han conservado los tinglados históricos del puerto que se han transformado en equipamientos (una comisaría, sala de exposiciones, la sede temporal del Museo Nacional de Arqueología y el propio Museo del Puerto). El muelle, de corta extensión, enlaza por un lado con el paseo marítimo que lleva hacia la zona conocida como Balcón del Mediterráneo y por la otra con el barrio de El Serrallo. Para garantizar el acceso se han habilitado varios pasos por debajo de las vías del tren. La zona del Serrallo cuenta con numerosos establecimientos hosteleros por lo que el Muelle de la Costa se ha convertido en una zona complementaria de paseo para ir hacia el otrora barrio de pescadores. Por otro lado se ha construido un nuevo edificio con un carácter más comercial donde se ubican varios bares de copas y que discurre paralelo a la lámina de agua donde atracan los barcos de recreo. Esta zona está menos aprovechada quizás precisamente por no acabar en ningún sitio ya que al final se encuentran las actuales zonas portuarias.


Ciudad del Vino, Burdeos


Por último nos trasladamos hasta Burdeos donde el frente del Garona también se ha ido recuperando en los últimos años para convertirlo en una zona de paseo y de estancia muy similar a la de Sevilla. A lo largo de todo el paseo nos encontramos los antiguos tinglados portuarios que se han transformado en zonas comerciales. Al ser una zona relativamente extensa se ha divido en dos partes, en una predominan los restaurantes y cafeterías mientras que en la otra los locales se han ocupado con tiendas de ropa y complementos. El paseo fluvial se extiende a lo largo de toda la ciudad con monumentales plazas como la de la Bolsa y la de Quinconces. Hacia el norte empiezan los tinglados portuarios que culminan en dos equipamientos culturales, el Museo de Ciencias y la Ciudad del Vino. Entre los puntos positivos para el éxito de esta zona está su buena comunicación ya que el tranvía discurre en paralelo al muelle y en todo momento nos encontramos con una avenida residencial, si bien es cierto que de muy baja densidad. El paseo fluvial culmina en la citada Ciudad del Vino donde se está llevando a cabo un importante desarrollo urbanístico de carácter residencial. 


Panorámica del nuevo Distrito portuario que se quiere integrar en la ciudad


Y ahora volvamos a Sevilla. Las últimas transformaciones portuarias realizadas son el Muelle de Nueva York y el de las Delicias. A pesar de estar el uno junto al otro el resultado ha sido muy dispar. Mientras que en el de Nueva York, más cercano a la ciudad consolidada, el uso ciudadano es habitual, el de las Delicias no termina de encajar a pesar de los atractivos instalados (terminal de cruceros, Acuario y dos restaurantes). Personalmente creo que gran parte del problema radica en el diseño del espacio pero tal vez la apertura hacia el sur del frente fluvial que se quiere llevar a cabo podría suponer la oportunidad para relanzar Las Delicias al convertirse en una zona de paseo (y de paseo).


Naves regionalistas de la avenida de Las Razas


¿Qué va a pasar en esta zona de Sevilla en los próximos años? El desarrollo que se va a producir en estos terrenos es tan espectacular que se podría calificar como ilusionante en términos de ciudad. Nos jugamos mucho en esta operación y sería poco sensato no planificarlo bien y entre todos. Por una parte tenemos las parcelas de la avenida de Las Razas, una serie de pastillas de terreno que podrían contribuir a coser y mejorar la zona sur de la ciudad. La venta de estas parcelas supondrá una fuente importante de ingresos para la Autoridad Portuaria pero también dotará a la ciudad de un nuevo frente hacia el Guadalquivir.


Gran plaza bajo el Puente de las Delicias que podría servir de comunicación entre la ciudad y los nuevos desarrollos urbanos portuarios


Centrándonos en los tinglados portuarios nos encontramos con dos franjas paralelas divididas por la avenida de Guadalhorce, que será peatonal. El objetivo del Puerto es que las naves regionalistas y racionalistas de principios del siglo XX se transformen en espacios de ocio (tiendas, restaurantes, cafeterías). El principal problema que le veo a este uso es la construcción, justo enfrente, del complejo Sevilla Park, donde además de un auditorio se va a instalar un gran centro comercial. ¿Tiene Sevilla potencial para soportar tanto espacio comercial en la zona sur? Personalmente no lo creo. Esto me hace temer que finalmente las naves se conviertan en una sucesión de discotecas y bares de copas, lo cual poco contribuiría a la rehabilitación de toda esta zona. Quizás sería mucho más interesante apostar por otro modelo en el que Sevilla Park y la zona de Las Razas se complementen. Tal vez incluso se podría plantear una pasarela peatonal que comunique ambas márgenes del río (ignoro si esto se puede hacer sin entorpecer el tránsito de cruceros aunque podría ser un puente levadizo como el de las Delicias o incluso utilizarse el puente ferroviario actual) de forma que en Sevilla Park se concentre la zona comercial y en la otra orilla se busque un desarrollo más urbano donde podrían tener cabida zonas comerciales y hosteleras pero también espacios de investigación, culturales, empresas, coworking e incluso equipamiento ciudadanos que doten de servicios al desarrollo planteado en las parcelas de Las Razas. 


(No me digáis que no le vendría bien un museo a este edificio)


A la vista de las intervenciones realizadas en otras ciudades (por desgracia no conozco el proyecto de Lisboa que por lo visto es muy interesante) parece que hay una serie de factores que debemos tener en cuenta para el éxito de estas operaciones urbanas. Lo primero es la accesibilidad, algo que deberá pensarse bastante en Sevilla al ser una zona relativamente incomunicada (una de las prioridades debería ser garantizar el tránsito desde el Muelle de las Delicias para crear un corredor continuo desde el centro de la ciudad). En segundo lugar es importante plantear qué se quiere conseguir y no sucumbir a lo fácil. Plantear una zona comercial es lo fácil pero hay que tener en cuenta que en las cercanías va a haber dos enormes centros comerciales, Sevilla Park y Lagoh, por lo que hay que buscar un equilibrio que bien podría venir de la mano de comercios locales y no franquicias, por ejemplo. Lo tercero es el diseño, para que una zona de estas características funcione debe ser atractiva. Dejemos ya el "así mismo" y apostemos por la calidad convocando un concurso de ideas en condiciones. Lo cuarto es usar el principal atractivo del espacio: su arquitectura industrial. Grúas, maquinaria, tinglados... todo contribuye a hacer de este espacio algo único, no vayamos a eliminar su personalidad para hacer algo vulgar. Y por último, hace falta un referente. Por supuesto esto no es una obligación pero puede contribuir a su integración urbana. En Málaga tienen el Pompidou y en Burdeos la Ciudad del Vino. Desconozco qué se podría plantear en Sevilla pero seguro que hay algún coleccionista dispuesto a traer su colección si se le plantea un proyecto interesante. Lo bueno del patrimonio industrial es que se adapta mucho mejor que otros a múltiples necesidades. En una nave industrial se puede habilitar desde una sala de exposiciones a un teatro y con la cantidad de naves que hay en Las Razas las opciones se multiplican. Seamos ambiciosos, creemos una zona atractiva para la Sevilla del futuro.

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