lunes, 13 de noviembre de 2017

Avance de las obras de restauración del Pabellón Real (I)




La cerámica es un elemento tremendamente atractivo que, sin embargo, cuando se utiliza en arquitectura, sufre como ningún otro el paso del tiempo. La Sevilla regionalista recuperó la tradición mudéjar y renacentista de sacar la cerámica al exterior y lo hizo de manera magistral. A día de hoy, no se entiende el Regionalismo arquitectónico sin la cerámica. Lamentablemente, edificios como la Plaza de España o el Pabellón Real sufren una doble condena, la exposición a todo tipo de fenómenos meteorológicos y el vandalismo, terrible lacra que parece ir cada vez a más.





El pasado mes de julio comenzaba la restauración de las fachadas del Pabellón Real, obra de Aníbal González. Concluido en 1916, el año pasado cumplió su primer siglo de vida sin que se haya actuado nunca en sus elementos cerámicos. Escudos, cresterías y demás detalles ornamentales presentaban un estado deplorable que, tras una inversión superior al millón de euros, debe pasar a la historia. La obra ha comenzado por el núcleo central del edificio y ya es posible ver, a través de los andamios, el cambio sustancial tanto en el propio muro de ladrillo como en algunos elementos cerámicos sobre los que ya se ha intervenido.




El objetivo de la intervención es devolver su aspecto original al edificio. Para ello se restaurarán todas y cada una de las piezas cerámicas que componen su decoración, realizando copias de aquellas que sea imposible recuperar. Además se actuará en el propio muro del edificio y en su base para evitar que la humedad siga afectando por capilaridad a la estructura del mismo. La recuperación de este pequeño edificio, que durante la Exposición Iberoamericana acogió exposiciones sobre la monarquía española, fue anunciada ya por el anterior alcalde, si bien no ha sido hasta este mandato cuando por fin ha comenzado. Según afirmó el actual alcalde Juan Espadas durante la presentación de las obras, el fin de este edificio es devolverle su uso expositivo, aunque todavía no hay un proyecto en firme sobre el destino que tendrá el Pabellón una vez restaurado. A la intervención actual en las fachadas habría que sumar una segunda fase de reconstrucción del interior, que prácticamente no conserva nada original después del terrible destrozo que se hizo en los años 50 o 60 del pasado siglo XX cuando se vació por completo para adaptarlo a oficinas municipales. Antes de llevar a cabo cualquier reforma interior habrá que decidir el uso definitivo para plantear un proyecto arquitectónico acorde a dichos usos. De momento, es toda una incógnita qué pretende hacer el Ayuntamiento con el Pabellón Real, pero al menos se está poniendo fin al deterioro de su decoración.





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