Han pasado ya más de dos años desde que cerré La Fragata Azul (¿os acordáis de ella?) pero cada vez que leo que va a cerrar un espacio cultural en la ciudad vuelven a mí un montón de recuerdos. El pasado mes de diciembre cerró sus puertas la Galería Patricia Acal, así, de repente. Me enteré porque pasé por delante y vi las ventanas cubiertas de papel. Y la semana pasada fue Especies de Espacios, la librería de la calle Pureza, la que anunció su cierre "a lo largo de 2016".
Cuando voy por la calle y veo que están haciendo obras en un local comercial inmediatamente pienso, ¿qué bar, gastrobar o bar gourmet irán a abrir? Y pocas veces fallo. Sevilla es la ciudad de los bares y de los veladores, los hay por doquier, invadiendo plazas, acerados, parques y carriles bici. Parece que nunca hay suficientes. Nunca me he sentido cómodo en los bares, demasiado ruido, demasiada gente, sin embargo siempre me he sentido más a gusto en una librería o en una galería de arte. Soy así de raro. Por eso me da mucha pena cada vez que cierra un espacio de estas características. ¿Por qué cierran? Pues de eso sé bastante por experiencia propia. Cierran porque no salen los números, porque llegar a fin de mes es una tarea titánica para todos (para los bares también) pero para un espacio cultural es todavía más complicado. Y cuando ves que el negocio no va bien llega el desánimo y cuando hace mella en ti, la cosa está sentenciada.
La ley de la oferta y la demanda nos arrolla a todos por igual, seas un supermercado o una galería de arte. Si vendes sales a flote, si no, pues no te queda más remedio que cerrar. Por supuesto hay gente que lo tiene más fácil que otros. Si abres un bar es mucho más fácil que alguien se pare a tomarse una cerveza que si abres una galería de arte y quieres vender una obra de tres mil euros. Es lógico que haya más bares que galerías de arte. Pero al mismo tiempo me resulta muy triste que no haya hueco en una ciudad con más de un millón de habitantes (sí, cuento el área metropolitana) para una serie de espacios culturales. Tampoco es que haya tantos, ¿por qué no sobreviven? Se podría hablar de incentivos y mil inventos más, si el sector automovilístico español vive gracias a las subvenciones del Gobierno, ¿por qué una librería tiene que ser menos?, pero en el fondo es una cuestión de la sociedad en general. La gente va a donde quiere ir y compra lo que quiere comprar. Ni más, ni menos. Si en Sevilla cierran galerías de arte y librerías es porque a los sevillanos no les interesan estos espacios, o al menos no lo suficiente. Es una pena, pero es así, y los que nos dedicamos a difundir cultura tendremos que hacer todo lo posible por llegar cada vez a más público y concienciar de su importancia. Hace unos días alguien colgaba en Twitter la foto del cuadro de Murillo 'El bautismo de Cristo' que está en la Catedral, a varios metros de altura. Recuerdo perfectamente el día en el que lo vi a mi altura en una exposición, cómo me temblaron las piernas, cómo noté un calor en mi interior y se me saltaron las lágrimas al ver tan prodigiosa obra de arte tan cerca. Entiendo que esto es algo que sólo nos pasa a cuatro locos, pero de verdad que es una experiencia única en la vida.
Todo esto venía por el cierre de la librería Especies de Espacios (calle Pureza, 66). Acercaos y comprad un libro, conoced el espacio si aún no lo habéis hecho. Id sin prisas, deteneos a ver los títulos que hay en sus estanterías, preguntadle a Juan Luis que os recomiende algún libro. Merece la pena. Y de paso le ayudáis a no tener que devolver tantos libros a las distribuidoras, os puedo asegurar que es una auténtica tortura.
>> Imagen: 'Tartessos. Un nuevo paradigma'. Mi última adquisición en Especies de Espacios.
5 comentarios:
Es muy lamentable que cierre algo tan magnifico como un rinconcito cultural, algo que en una sociedad nunca debería ocurrir.
¡Claro que me acuerdo de tu maravillosa "Fragata Azul", que desde aquí recomiendo con todo mi corazón! Menudo trabajo elaboraste! Sentí mucho que te vieras obligado a cerrarla. Cuando me entero de los gastos superflúos y mal administrados de nuestra ciudad me enfado muchísimo, me cabreo, francamente. ¿Cuántos ineptos tendremos al frente de cargos con responsabilidad en nuestra amada Sevilla? Así nos va, Sergio.
Haré caso de tu consejo y me pasaré por allí. Gracias.
Un abrazo.
No soy el único loco que lamenta el cierre de una librería. Es oferta-demanda. Pero también es incentivo y es poca conciencia de "ciudad" de "cerca": vamos a una gran superficie a comprarlo todo y mientras cierra la tienda del barrio (y en la gran superficie "explotan" al empleado trabajando los domingos). En fin.
Por cierto, buen libro: la hipótesis que plantea parece loca, pero una vez que vas leyendo quizá tenga parte de razón.
Por cierto de nuevo, yo sí me acuerdo de La Fragata Azul. Algún que otro regalo "original" adquirí allí.
Comparto plenamente tus ideas, Juan Fco., entre todos podemos hacer mucho para "proteger" el comercio local y de proximidad. Ya publiqué un post en esa línea hace unas semanas. El libro me está gustando mucho aunque hay tantas teorías sobre Tartessos que hasta que no se le hinque el diente arqueológicamente poco más podremos saber, jeje. A ver cómo avanza el libro :)
Mari Carmen, ya verás como no te decepciona la librería, es un lugar con mucho encanto :)
¡Saludos!
Al igual que tú siempre pensé que esta ciudad merecía algo más que riqueza basada en servicios turísticos y gastronómicos. Pensé como tú que había más gente como yo que buscaba esos sitios, pero la realidad es la que comentas: la gente va donde quiere ir, y compra lo que quiere comprar. Afortunadamente, la librería era solo una pieza de un proyecto mayor:seguiremos editando, dando oportunidad a escritores y artista locales y extranjeros. Apoyaremos otras iniciativas y no abandonaremos una idea: nos gustan la gente que hace cosas, como esta página, que tanto hace por la cultura de esta ciudad. Un abrazo.
Muchas gracias, Juan Luis y mucho ánimo con tus proyectos. Para los que disfrutamos con la Cultura, esa relación amor-desánimo nunca se acaba. Salimos escaldados, pero volvemos a la carga con la misma o más ilusión.
¡Un abrazo!
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