Banda Sinfónica del Conservatorio Superior de Música 'Manuel Castillo' |
El pasado miércoles tuve la oportunidad de disfrutar como hacía mucho tiempo que no lo hacía con la magnífica producción de Tosca en el Teatro de la Maestranza. Mientras el público ovacionaba la espléndida aria 'E lucevan le stelle' interpretada al final del tercer acto por Jorge de León no podía dejar de pensar en que en ese preciso instante unas mil ochocientas personas estábamos disfrutando de semejante maravilla al mismo tiempo. Pero es que en la misma semana en que el Maestranza acoge Tosca, el Conservatorio Superior de Música celebra su ciclo 'Noches del Carmen' donde jóvenes intérpretes están demostrando la calidad artística que existe en nuestra ciudad, Circada está desarrollando su octava edición, se han inaugurado varias exposiciones y Territorios llenará de música actual los jardines del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. ¿Se puede pedir más?
Sevilla se ha convertido en una auténtica capital cultural, una ciudad en la que raro es el día en que no hay una actividad cultural a disposición de la ciudadanía, pero también una ciudad en la que se cancelan festivales como Zemos98 o Alamedeando u otros piden auxilio ante una situación asfixiante como es el caso del Turina. Tenemos tanto que ofrecer, tantísima calidad y una base tan potente que cuesta entender que la imagen de Sevilla que se vende en Fitur sea la festiva y la de compras, que está muy bien, pero es insuficiente. En apenas tres meses se organizarán en Sevilla dos ferias de arte contemporáneo, la Noche en Blanco está a la vuelta de la esquina y el verano se antoja de lo más completo ante la variedad de actividades propuestas en diferentes espacios monumentales. Esa es la marca Sevilla, esa es la imagen que debemos empezar a valorar para marcar la diferencia, no por los turistas y los extranjeros, sino por nosotros mismos. Una ciudad empieza a proyectar una imagen al exterior cuando sus propios ciudadanos creen en ella, la apoyan y luchan por mantenerla. Estamos a las puertas de un presumible cambio de ciclo en las políticas de la ciudad, aprovechemos el momento para plantearnos qué ciudad queremos para el futuro y cómo queremos que generaciones futuras vean nuestra ciudad. El modelo actual ya se ha demostrado que no funciona, que está caduco y que genera grandes desigualdades y fuga de talentos, apostemos por lo que tenemos para hacer de Sevilla una gran ciudad de la que podamos sentirnos orgullosos.
Hace nueve años la Unesco nos reconocía como Ciudad de la Música dentro de su Red de Ciudades Creativas, un título que ha pasado sin pena ni gloria salvo por el sello que aparece en la programación musical organizada por el Ayuntamiento. Ha llegado el momento de dar un paso más, de convertir a Sevilla en una auténtica capital de las artes aprovechando el talento que tenemos y poniéndonos como meta lo más alto a lo que podamos aspirar.
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