Pinos en el Parque del Alamillo esperando la tala |
Las últimas noticias relacionadas con nuestro patrimonio verde dejan constancia de la necesidad que existe en nuestra ciudad de contar con profesionales que se encarguen del mantenimiento de parques, jardines y arbolado viario. A la tala de 620 pinos en el Parque del Alamillo por un 'error' en su plantación hace más de veinte años se suma ahora la tala de más de cuarenta árboles de la misma especie en el Parque Infanta Elena por encontrarse debajo de los tendidos de alta tensión que lo cruzan. ¿A quién se le ocurrió plantar árboles debajo de los cables eléctricos? Y si los árboles estaban antes, ¿a nadie se le ocurrió transplantarlos para evitar esta situación? Se da la circunstancia, además, de que la mayoría de estos árboles están secos, supuestamente por haber crecido demasiado cerca unos de otros, aunque no sería descabellado apuntar al nulo mantenimiento como razón de su muerte. Extremos que se hubieran evitado de hacerse bien las cosas desde el principio.
A estos hechos puntuales habría que sumar las drásticas podas que se están llevando a cabo por toda la ciudad fuera de época, la insistencia en eliminar ramas gruesas de los árboles provocándoles heridas que jamás cicatrizarán o la absurda idea de convertir los naranjos poco menos que en bonsais para que no florezcan en primavera y así ahorrarse la recogida de naranjas el año que viene. Ideas y actuaciones propias de unos gestores que no tienen en cuenta la importancia de nuestras zonas verdes y que están haciendo de Sevilla una ciudad insostenible. Hacen falta profesionales que se ocupen de estas cuestiones y políticos que se dejen asesorar por ellos, sin macrocontratos de por medio que lo único que hacen es reutilizar operarios sin apenas formación que lo mismo arreglan un acerado que podan un árbol. Los últimos cuatro años de gestión municipal en esta materia han sido nefastos. Lo primero que debería hacer el próximo alcalde elegido el sábado sería replantearse el funcionamiento del área de Parques y Jardines, dotándola de personal, medios y presupuesto para dar un giro de 180 grados en la gestión verde de la ciudad. Sevilla cuenta con estupendos profesionales y expertos en esta materia, carece de sentido no contar con ellos y obcecarse en seguir haciendo las cosas mal. Como se ha demostrado, el daño producido ahora puede dar la cara dentro de veinte años, seamos sensatos y empecemos a hacer bien las cosas.
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