El Puente de la Barqueta muestra estos días el pasar de los años. Si bien fue diseñado en blanco, a día de hoy muestra en su parte superior una costra de suciedad que impide adivinar su color original. El pobre puente ha sufrido el cambio de mobiliario, la instalación de un carril bici que merma sus acerados, la eliminación de la vegetación que tenía en su parte central y encima le falta una buena manita de pintura. Lo dicho, todo son lamentos en este puente salvo sus privilegiadas vistas sobre el Guadalquivir y la ciudad contemporánea.
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