La Real Maestranza de Caballería y la Hermandad de La Soledad firmaron el miércoles pasado un acuerdo para sufragar, al cincuenta por ciento, los 77.000 € que costará restaurar la capilla de la Virgen de Rocamador de la iglesia de San Lorenzo.
La devoción a la Virgen de Rocamador en Sevilla se remonta a la reconquista de la ciudad por Fernando III. Una vez recuperada la ciudad por los cristianos, el rey donó unos terrenos a varios caballeros franceses que lo acompañaban en su séquito, para fundar un hospital u hospicio en cuya capilla se ejecutó la pintura mural que vemos hoy en día, que representa a la Virgen de Rocamador. Según la tradición, San Amador cuidó de la Virgen María en su vejez y cuando ésta ascendió a los Cielos tras su muerte, el santo siguió cuidando ancianos y enfermos en Jerusalén. Durante una de las Cruzadas a Tierra Santa emprendidas por San Luis, rey de Francia, varios nobles decidieron llevarse las reliquias a París para evitar su desaparición. Finalmente recalaron en una ermita construida sobre una roca, con la advocación de Nuestra Señora de Roc-Amadour, de donde deriva el nombre castellano.
La capilla se fue ampliando y enriqueciendo con el paso de los siglos. La pintura mural de la Virgen data de la segunda mitad del siglo XIV, siendo un bello ejemplo de pintura gótica de influencia italo-bizantina. A pesar de que actualmente la capilla se encuentra integrada en la iglesia de San Lorenzo (siglo XIV), en un principio formó parte del Hospital. De hecho se sospecha que tenía un doble acceso desde la iglesia y desde el hospital, identificado con el de San Onofre, que ocuparía la actual plaza que sirve de acceso al templo.
En 1590 se cerraron por decreto la mayoría de los pequeños hospitales que había en la ciudad. Hasta ese momento, la puerta principal del templo se hallaba a los pies, en la actual calle Eslava, y que hoy permanece tapiada. Tras la creación de la plaza se encargó una nueva puerta, que sería construida a partir de 1625 según el diseño del arquitecto y escultor Diego López Bueno. En el siglo XVII tenemos por tanto esta capilla formando parte de la nave de la Epístola del templo.
En cuanto a su decoración, además de la bella imagen titular, una de las pinturas más antiguas de las conservadas en la ciudad, llama poderosamente la atención su retablo, terminado en 1751 en estilo Rococó, con estípites como soportes y profusamente decorado con rocalla y espejos. Las pinturas murales son sin duda el elemento que peor estado de conservación presenta, tanto las pinturas parietales como las de la bóveda, también barrocas. Los paños de azulejos del zócalo fueron instalados a principios del siglo XVII. Hasta el siglo XIX la capilla estuvo cerrada con rejas, siendo el mausoleo de la familia Bucarelli, que residía en el cercano palacio que hoy pertenece a los condes de Santa Coloma, en la calle Santa Clara.
Con este reportaje no sólo se pretende dar a conocer esta joya patrimonial, sino testificar el estado actual del conjunto para poder establecer una comparación tras la intervención que se llevará a cabo en los próximos meses.
3 comentarios:
es una verdadera alegría la restauración de esta capilla, una verdadera jollita.
no se si sabes cultura, que en san gil había otra virgen de rocamador, un lienzo de tamaño MONUMENTAL y que desgraciadamente perdimos en el incendio provocado por la incultura republicana.
un saludo.
Desconocía lo de San Gil. En cuanto a la "incultura republicana", dirás mejor, la incultura de determinados individuos. La República tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas, como cualquier época, son las personas las que hacen que la balanza se incline hacia un lado o hacia otro.
Un saludo!
bueno, el día que nos encontremos y tomemos una cerveza, hablamos de la república y cambiamos puntos de vista
que sino nuestro amigo el anónimo se nos va a cabrear.
felicidades por el blog por que haces un trabajo buenísimo, por calidad y contenido.
un saludo
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