viernes, 26 de junio de 2020

Culmina la primera fase de restauración del coro de la Magdalena



La iglesia de la Magdalena es uno de esos templos en los que es difícil no quedarte con la boca abierta cada vez que entras. La antigua iglesia del desaparecido convento de San Pablo sobrevivió a la destrucción del cenobio y heredó el título de la iglesia medieval que ocupaba la actual plaza de la Magdalena, destruida por los franceses durante la invasión napoleónica a inicios del XIX.




Construida a finales del siglo XVII y principios del XVIII, la actual iglesia de la Magdalena fue proyectada por Leonardo de Figueroa y gran parte de sus pinturas murales se deben a Lucas Valdés. El derribo del convento y la construcción en su lugar del Hotel Colón provocó graves problemas de conservación en la iglesia, hoy visibles en grietas y humedades varias que se suceden por todo el templo. Las labores de restauración son constantes y en los últimos años se han llevado a cabo obras de gran importancia, como la recuperación del magnífico retablo mayor o la cúpula del crucero. La recuperación del patrimonio pictórico mural es una de las grandes asignaturas pendientes que, desde hace unos meses, se está solventando gracias al esfuerzo de la propia Parroquia con la colaboración económica del Arzobispado. En diciembre comenzaron las obras de restauración del coro alto, un espacio dividido en tres naves que una vez concluidas las obras se convertirá en museo del templo donde exponer parte del patrimonio artístico atesorado durante siglos.




Los trabajos en la zona central del coro alto culminaron hace unas semanas, centrándose ahora el equipo de restauradores y técnicos en las naves laterales del mismo. La intervención ha permitido la recuperación de las pinturas murales, yeserías, dorados y vidrieras. El polvo y el hollín acumulados durante décadas (por no decir siglos) había oscurecido los paramentos hasta el punto de provocar un efecto que resta luminosidad al templo. Solo hace falta ver la diferencia entre la zona intervenida y el resto de la iglesia para comprobar cómo el blanco de la bóveda otorga una nueva espacialidad a esta zona de los pies del templo. Los datos que se están recabando en esta intervención servirán para actuar en el resto de muros de la iglesia, unos trabajos que se sufragarán en parte con las visitas que para el próximo otoño se están preparando en la Magdalena.



Fuente: Archidiócesis de Sevilla (enlace)

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