miércoles, 3 de julio de 2019

Perderle el miedo al verde

Palacio Arzobispal, los árboles se eliminaron y se sustituyeron por otros mucho más pequeños


Soy consciente de que este post va a resultar polémico. Es por eso que te pido, amable lector, que lo leas con detenimiento y valores el hecho de que es una opinión personal perfectamente discutible. Dicho esto, vayamos al tema en cuestión.


El arbolado perdido en la avenida de la Constitución. Fuente


Tras la peatonalización de la Avenida de la Constitución en 2006 la ciudad ganó un gran espacio de convivencia ciudadana y nuestros principales monumentos pudieran respirar mejor gracias a la reducción de la contaminación que asfixiaba esta zona del centro histórico. Sin embargo siempre hubo una cuestión que se quedó pendiente: la sombra. Antes de la reforma la avenida gozaba de una masa arbórea que, en la zona más cercana a la Puerta de Jerez lograba crear una bóveda verde que protegía del calor. Con el nuevo diseño se optó por eliminar absolutamente todo el arbolado a lo largo de la vía para, por un lado, instalar el recorrido del tranvía y por el otro permitir que los edificios gozaran de un nuevo protagonismo. En lugar de los enormes árboles se colocaron pequeños naranjos que, más de diez años después, apenas dan sombra.



Garantizar la sombra en la avenida ha sido un tema recurrente. Se ha hablado de toldos, de árboles en maceteros... pero la realidad es que ningún alcalde se ha atrevido a tomar una decisión y la avenida se convierte, por su orientación, en un terrible desierto por el que se hace imposible caminar durante las horas centrales del día en los meses de verano. La inexistencia de calles paralelas, además, obliga a tener que cruzar la avenida sí o sí al sol, lo cual es un grave problema para la salud por las altas temperaturas.


San Telmo, un ejemplo de eliminación de arbolado para garantizar la visión del edificio


A la hora de abordar la problemática la opción más sensata y evidente sería la de plantar árboles de gran porte que doten de sombra a la avenida, pero entonces llega la polémica: ¿y tapar las fachadas de los edificios? ¿Y qué hacemos en Semana Santa con el montaje de los palcos? Para muchos el sol es un peaje asumible a cambio de que se puedan contemplar los edificios sin obstáculo alguno. Es por ello que los entornos monumentales se diseñan para el invierno y con ausencia de vida. En Sevilla además le añadimos el "problema" de la Semana Santa, que impide colocar árboles en muchas calles y plazas.


Ayuntamiento de París con una plaza dura delante. Fuente Wikipedia


Y llegamos entonces a París. La ciudad del Sena, de la moda, del amor y de la luz, se ha empeñado en los últimos años en agregar una nueva etiqueta a la lista, la de ser un referente en urbanismo verde. Para ello ha aprobado una serie de medidas cuyo objetivo es lograr en el año 2050 ser una ciudad que sirva como faro a otras capitales. Además de la recuperación de las riberas del Sena, las restricciones al tráfico o la creación de una red de carriles bici, entre otras muchas medidas, se ha planteado reconvertir varios plazas duras de la ciudad en pequeños bosques urbanos. Y para ello no se han escogido recónditas plazas de alejados barrios sino espacios centrales y monumentales como la plaza del Ayuntamiento, la Ópera Garnier y la estación Gare de Lyon. Estos espacios se remodelarán para convertirlos en pequeños y densos bosques en los que, eso sí, se mantendrán las perspectivas necesarias para permitir la visión de los edificios monumentales (no en vano, París es la ciudad de las perspectivas).


Propuesta para la plaza del Ayuntamiento de París. Apur / Celine Orsingher. Fuente


Viendo estas imágenes de lo que se pretende hacer en París no he podido evitar plantearme lo mismo para Sevilla. Enclaves como la Plaza del Triunfo, la Plaza Virgen de los Reyes, la Plaza Nueva, Puerta de Jerez, la plaza de la Basílica de la Macarena, la Plaza de la Encarnación, la Campana, San Telmo o incluso la Plaza de San Francisco podrían contar con vegetación que las hiciera más soportables en los meses estivales. Mantener las fachadas de los edificios libres de grandes árboles puede compaginarse a la perfección con la colocación de árboles en puntos concretos que no solo aporten sombra y frescor a estas plazas, sino las mejoren estéticamente. Y puedo llegar a entender a aquellos que quieran un urbanismo libre de "obstáculos" que permita la contemplación de los edificios, pero insisto, se puede buscar un equilibrio que no convierta estos espacios en páramos en los que cualquier obra se aprovecha para eliminar más y más arbolado (el caso de la Plaza del Triunfo es paradigmático, cada vez faltan más árboles y no se reponen) Solo hay que darse un paseo estos días por la Campana y ver cómo la gente busca el mínimo resquicio de sombra mientras espera el autobús bajo treinta y cinco criminales grados. El Medio Ambiente y nuestra salud no pueden seguir esperando, ha llegado el momento de actuar y de comprender que, quizás, las ciudades que hemos conocido deben evolucionar, cambiar hacia otro modelo en el que el verde tiene que estar mucho más presente incluso en los centros históricos.



> Gracias a Tomás, una vez más, por darme la idea para este post.

2 comentarios:

franfra123 dijo...

Qué razón tienes, parece mentira que en una ciudad como Sevilla no se tenga como prioridad urbanística los árboles y la sombra.
Y es verdad, no había caído en la problemática de árboles vs semana Santa, creo q ahí los árboles llevan la de perder, desgraciadamente.

Sergio Harillo dijo...

Gracias por tu comentario, Fran :)