miércoles, 25 de abril de 2018

Bombas Gens, el patrimonio industrial al servicio de la cultura y el desarrollo



Bombas Gens es un lugar especial. Desde hace unos años he venido siguiendo las noticias que aparecían sobre este centro de arte ubicado en una antigua fábrica de bombas hidráulicas (maquinaria de extracción de agua). Una vez inaugurado, era cuestión de tiempo que viajase hasta Valencia para conocerlo. No me quería perder detalle y solicité la visita guiada para conocer todos y cada uno de sus rincones: las salas de exposiciones, la bodega medieval, el maravilloso jardín con una fuente de Cristina Iglesias y el refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil.



Fachada principal del centro de arte con su característica decoración art decó


El actual edificio de Bombas Gens es un complejo industrial de los años treinta del siglo XX diseñado por el arquitecto Cayetano Borso di Carminati. Con el crecimiento de la ciudad, la antigua fábrica se había quedado demasiado cerca de los nuevos barrios, por lo que el Ayuntamiento obligó a la factoría a mudarse a las afueras. Bombas Geyda (resultado de la unión de la familia Gens y el empresario Rafael Dalli) se convertirá en un referente industrial para la ciudad de Valencia y su historia se dilataría hasta 1991 cuando cesa la producción. Empieza entonces un largo período de abandono que culminaría en 2014 cuando la Fundació Per Amor a L'Art compra el edificio para convertirlo en su sede. Una vez acabadas las obras, en Bombas Gens se desarrollan las tres líneas principales de actuación de la entidad: un centro de arte, un área de investigación de la enfermedad de Wilson y otras enfermedades raras y un área social con un centro de día de apoyo y comedor destinado, sobre todo, a menores en situación de vulnerabilidad.


Bombas Gens cuenta con cinco naves para exposiciones temporales


Las obras de recuperación del espacio, dirigidas por los arquitectos Eduardo de Miguel, Annabelle Selldorf y Ramón Esteve, arrojaron varias sorpresas que han dilatado la apertura más de lo previsto pero que a cambio han sumado nuevos atractivos a un edificio ya de por sí espectacular. Las antiguas naves de fundición, montaje y ensamblaje se han convertido en las salas de exposiciones del centro. En la parte trasera se ha creado un jardín que recrea los usos agrícolas que tuvo toda esta zona de la ciudad y donde se ha ubicado una escultura realizada específicamente para este espacio por Cristina Iglesias, una de las artistas españolas más reconocidas a nivel internacional. A la hora de plantear la intervención, Iglesias rastreó la historia del lugar hasta descubrir que por esta zona pasaba un meandro del Turia. Con esta idea en mente se concibió una fuente similar a las realizadas recientemente en Londres o Santander donde el caudal del agua varía dejando más o menos a la vista el lecho de la misma con sus ramas realizadas en bronce.


Jardín de Bombas Gens ideado por el paisajista Gustavo Marina

'A través', instalación realizada por Cristina Iglesias


Desde el jardín, que sólo se visita con cita previa, se accede a la antigua bodega medieval perteneciente a un alquería ubicada en esta zona. Del edificio agrícola sólo se ha conservado este espacio abovedado donde se almacenaba el vino así como el lagar donde se pisaba la uva. Gracias a la cerámica hallada se ha podido datar este espacio a finales del siglo XV, uno de los períodos de esplendor de Valencia. La alquería seguiría en uso hasta el siglo XVII o XVIII cuando entraría en declive hasta desaparecer por completo con el paso de los siglos sin que quede rastro alguno en la actualidad. La aparición de esta bodega es un testigo arqueológico fundamental para conocer la historia del barrio en cuyo parque central se conservan otras estructuras agrícolas coetáneas.


Espacio que protege la bodega medieval

Bodega de finales del siglo XV asociada a un lagar


La bodega no es la única sorpresa arqueológica con la que se toparon los responsables de la recuperación de la fábrica. Bajo parte de una de las naves apareció un refugio antiaéreo construido en plena Guerra Civil. Con el estallido de la contienda el gobierno de la República incautó Bombas Gens para fabricar material bélico. El edificio se convirtió en objetivo militar y para proteger a los trabajadores se construye este pequeño refugio donde cabrían unas treinta personas. Cuenta con doble acceso, uno desde el patio principal y otro desde la nave 4. Para evitar el efecto de la onda expansiva en caso de impacto, los túneles de acceso se construían siempre en recodo e incluso en uno de los pasillos se levanta un pilar de hormigón armado en su centro para aguantar mejor el impacto. El refugio conserva la decoración original e incluso los letreros de la época. Sin ser tan espectacular como el de la calle Serranos, hoy por hoy es el único refugio de tipo fabril que se conserva en Valencia, por lo que su visita resulta de lo más interesante.


Refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil


Bombas Gens se ha convertido, en apenas unos meses, en todo un referente para el barrio de Marchalenes donde se ubica. La apertura de este centro cultural es destacable por varios aspectos. Para empezar se ha dado una nueva vida a un magnífico ejemplo de arquitectura industrial donde el estilo art decó de la fachada da paso al racionalismo más austero de las naves. Pero además, se trata de un proyecto cien por cien privado que no sólo apuesta por el arte contemporáneo y la recuperación del patrimonio, sino que tiene una vertiente social y de investigación. Podríamos establecer un paralelismo con las naves de la Fábrica de Vidrio de la Trinidad, las de Renfe de San Jerónimo o la de Artillería en Sevilla, en todas ellas ha tenido que ser la iniciativa pública la que sacara adelante proyectos de recuperación porque el único uso que se propone desde lo privado es demoler y construir bloques de viviendas. Sin duda el modelo Bombas Gens es mucho más beneficioso para todos y ojalá contemos en Sevilla algún día con empresarios que apuesten por este tipo de proyectos.


Patio principal de Bombas Gens Centro de Arte


Por mi parte no puedo más que recomendaros la visita si viajáis a Valencia y agradecer la amabilidad del personal que nos atendió durante el recorrido, tanto el personal de recepción y sala, como Carmen, la guía que nos contó, de una manera de lo más amena, todo el recinto. Lo único que se me quedó por ver fueron los pavimentos Nolla de la que fuera residencia de los gerentes de la fábrica, pero siempre hay tiempo de volver y seguir disfrutando de este magnífico espacio.


>> Más información sobre el Centro Cultural Bombas Gens en su web

2 comentarios:

Gabriel M. dijo...

Muy buen artículo, Sergio. Y si en Sevilla no se dan las condiciones para que haya grandes fundaciones privadas dedicadas al arte que reformen y adapten edificios monumentales (bueno, tenemos Cajasol, el Caixafórum y la Fundación Madariaga, que ocupan edificios pero no han llegado a reformar edificios monumentales en desuso por su cuenta, ¿verdad?), que sigan adelante los pequeños espacios culturales privados como los que hay por el Soho Benita. ¡Un saludo!

Sergio Harillo dijo...

Muchas gracias Gabriel. La verdad es que he vuelto de Valencia enamorado de su oferta cultural. Mejoraría algunas cosas, claro está, pero he visto matices que me han gustado mucho y el tema de la iniciativa privada es uno de ellos. Precisamente ayer estuve en la Fundación Madariaga viendo la nueva exposición y bueno, las comparaciones son odiosas.

¡Un saludo!