lunes, 16 de octubre de 2017

El XXV aniversario de la Expo acaba tal y como comenzó, con muchas asignaturas pendientes



Y la fiesta terminó. El pasado 12 de octubre se cerró oficialmente el XXV aniversario de la Exposición Universal de 1992, estuvo Curro, hubo fuegos artificiales y volvieron las imágenes nostálgicas de un evento que supuso un antes y un después para nuestra ciudad. Una vez más, la conmemoración ha servido para recordar lo que ocurrió pero en ningún momento se ha pensado en utilizar ese recuerdo como proyección de futuro.



Los exteriores del CAAC siguen completamente abandonados


Veinticincos años es mucho tiempo y cuesta entender que no seamos capaces de poner solución a algunas heridas creadas en la ciudad con motivo de la Expo (estoy pensando en Santa Justa y su siempre postergada reforma) o que hemos ido arrastrando a lo largo de estos años. Personalmente esperaba que este XXV aniversario sirviera para recuperar el Camino de los Descubrimientos, los Jardines Americano y del Guadalquivir, el Pabellón de Hungría, el canal de la Expo, la avenida Marie Curie o los exteriores del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Pero nada más lejos de la realidad. Seis meses después, todo sigue exactamente igual de mal. O peor.


Acceso al Jardín Americano


Como hace veinticinco años tras los fuegos artificiales llega el momento de preguntarse "¿y ahora qué?". Durante este año la zona sur de la Cartuja se ha remodelado en gran parte a la espera de que se lleven a cabo las obras en Chapina. Tenemos un gran centro cultural como CaixaForum y más pronto que tarde un nuevo centro comercial y un gran parque dedicado a Magallanes, pero hace falta mucho más. Hace falta remodelar Plaza de Armas, recuperar el Paseo Juan Carlos I, acabar con el abandono de los jardines de la Expo, arreglar las avenidas que bordean el recinto o pensar en qué podemos hacer con el canal para zanjar de una vez por todas esa imagen cochambrosa. De nada de esto se ha hablado en este XXV aniversario, seguramente porque es mucho más fácil vender discursos que poner solución a los problemas. Si el XXV aniversario no ha servido para mover estos temas, ¿qué lo hará? A día de hoy es mucha la gente que sigue pensando que la Cartuja está aislada de la ciudad. A ello contribuyen las vallas y sobre todo, el abandono de sus alrededores. Podemos seguir mirando al pasado, pero lo que hacía falta en este aniversario era mirar el presente y encauzar el futuro. Y una vez más hemos perdido el tren.


Torneo, la frontera que divide la ciudad de la Cartuja

3 comentarios:

Gabriel M. dijo...

Sí que da pena,y hay partes de esa zona que me gustan mucho, pero, ¿será mucha obra pública para lo que podemos pagar? Y, ¿volverá a quedarse fatal poco después? Con lo limitado de nuestros recursos y el poco civismo que hay, soy partidario de arreglar más lo que se use más por parte de la gente y dejar el resto de forma que se pueda mantener de una manera muy básica y económica... Además, como pienso que hay que prohibir el ocio nocturno ruidoso en zonas residenciales, convendrá dejar buena parte de esas zonas como explanadas con una infraestructura mínima, para que vaya allí la gente joven a divertirse de noche...

Unknown dijo...

Qué impotencia ver la dejadez que sufre la zona de la Cartuja. Básicamente gracias a la expo92, y a esta zona en particular donde se acogió su sede, Sevilla puede "presumir" hoy de no haberse quedado más tiempo estancada como supuesta 4 ciudad de nuestro país (ojo, presumir se dice, porque a pesar de que debería ser una ciudad importante y que cuenta con muchos organismos e infraestructuras, estos están muy desaprovechados) .Estancada, porque según lo que me cuentan mis padres y conocidos,y también de la información que encuentro, como en este blog, Sevilla daba pena verla antes del 92 .

Es una de mis zonas favoritas y desde hace tiempo pienso (o fantaseo) en el provecho que se podría sacar de ella si se retomara su uso por completo.

Alucino continuamente con estos panoramas de avance paupérrimo. Descontando la recién estrenada Torre Sevilla, (que, en mi pragmática opinión, es una vulgar excusa de lavado de cara moderno, para el tiempo que han tardado en edificarla) la expo sigue tal cual, como bien has señalado en este post.

Buen post. Un saludo.

Manuel Hidalgo Ortega dijo...

No creo que el problema sea la falta de recursos sino, más bien, la falta de una adecuada administración de esos recursos que podamos disponer. Me quedo con la frase del comentarista: "Es mucho mas fácil vender discursos que dar soluciones a los problemas"