viernes, 1 de septiembre de 2017

Diario de viaje: Barcelona

Jardines del Palacio Real de Barcelona



Existe el turismo cultural, el de congresos, de cruceros... hay muchas etiquetas para intentar clasificar lo que no deja de ser algo tan sencillo como conocer algo nuevo. Y a la hora de conocer, el único límite es la curiosidad que puedas tener. Barcelona fue el último destino de mi periplo veraniego y aunque parezca mentira, de lo que más he visto en esta ocasión han sido tiendas. ¿Me he ido de compras? No exactamente.


Estancia del Palacio Castell de Pons, hoy tienda de ropa Terranova


A la hora de vender no sólo hace falta ofrecer el producto que el comprador cree que necesita, sino envolverlo en el paquete perfecto. Los establecimientos comerciales se han ido adaptando al gusto del consumidor evolucionando según las modas de cada momento. Hace unos años se puso de moda lo que se podría denominar como estilo industrial, que consistía básicamente en picar paredes dejando los materiales a la vista, incluyendo cableado, tuberías y todo tipo de instalaciones. Lamentablemente este tipo de actuaciones ha destruido muchísimo patrimonio. Ahora la tendencia parece que se está invirtiendo ya que el diseño de locales comerciales no sólo ha evolucionado hacia un toque más cálido sino que muchas marcas están optando por rehabilitar edificios históricos para convertirse en un punto de referencia dentro del mapa comercial de una ciudad. ¿El problema? Los comercios históricos están dando paso a grandes franquicias y marcas ante la imposibilidad de pagar los alquileres que se exigen en las principales vías comerciales de las ciudades.


Estancia del antiguo Palacio Castell de Pons, hoy tienda de ropa Terranova

Solería hidráulica en el antiguo Palacio Castell de Pons



Entre los puntos que llevaba señalados en el mapa para mi visita a Barcelona se encontraba la nueva tienda Terranova en pleno centro de la ciudad. Se trata de una firma de ropa italiana que se ha instalado en el antiguo Palacio Castell de Pons, del siglo XIX. La historia más reciente del edificio es bastante escabrosa ya que los comercios históricos que allí había, con su espectacular mobiliario modernista, fueron desmantelados para dar paso a la nueva tienda. En la primera planta sí se han conservado las pinturas que decoran todas y cada una de las estancias del que fue el piso noble de la vivienda. También podemos encontrarnos suelos hidráulicos en primera y segunda planta. Personalmente me produce cierto desasosiego ver un edificio de estas características repleto de ropa a 9'99 euros pero al menos las magníficas pinturas se pueden contemplar y fotografiar. Ciclos pictóricos dedicados a la mitología grecorromana comparten estancia con biquinis, camisetas de manga corta y pantalones de chándal. El Ayuntamiento de Barcelona fue especialmente beligerante a la hora de impedir que desaparecieran las pinturas, pero desde luego la esencia del edificio se ha perdido para siempre. ¿Conservar a cualquier precio? Interesante tema para reflexionar.


Espacio Ornamante, en calle Amargós 5


Otra tienda que no me podía perder en este viaje era la de Ornamante. Sigo a estos chicos por Instagram desde hace meses y cuando vi que abrían espacio en Barcelona supe que tenía que visitarlos y conocerlos. Ornamante nace como un proyecto en el que dos chicos que residen en Barcelona deciden experimentar con la cerámica para crear una serie de criaturas fantásticas mitad hombre mitad animal. El origen de estas criaturas se encuentra en una serie de textos fechados en 1916 en los que se hablaba del proyecto Ornamante, formado por científicos de diferentes países. El objetivo de aquella peculiar investigación radicaba en la fusión del ADN humano con el de diferentes especies animales para crear una nueva clase de seres, supuestamente más desarrollados. Se desconoce si este espeluznante experimento se llevó a cabo y cuáles habrían sido sus consecuencias pero la idea sirvió de base para hacer una colección de esculturas personalizadas. Caballos, elefantes, rinocerontes e hipopótamos con cuerpo humano son sólo algunas de las curiosas especies que habitan este fantasioso mundo





El nuevo espacio Ornamante sirve como lugar de venta pero también como espacio de trabajo donde se fabrican y pintan a mano cada una de las esculturas que ya han viajado a medio mundo. La visita al local fue de lo más agradable, tanto por la calidad de las esculturas como por la amabilidad de los creadores, con los que estuve hablando un buen rato para conocer mejor el proyecto. Sin duda, visita obligada para los amantes del arte en Barcelona.


'El gran trovador', de Giorgio de Chirico (1973). Caixaforum


Pero no todo fueron tiendas, también hubo tiempo para visitar exposiciones y museos. Caixaforum fue, una vez más, parada obligatoria para ver la exposición de Giorgio de Chirico, una de las mejores exposiciones que he visto en los últimos años. También visité por primera vez el Museo Frederic Marès, especializado en escultura. Marès fue un escultor catalán (Portbou 1893 - Barcelona 1991) que trabajó activamente en la confección de monumentos públicos en Barcelona. Su faceta como coleccionista dio lugar a la creación del Museo, donde se conserva su amplia colección escultórica que va desde época romana hasta el siglo XIX. Si bien la parte de escultura me resultó sumamente interesante, la última planta del museo donde se exponen todo tipo de objetos se me hizo algo pesada. Marès no sólo coleccionó portadas románicas, capiteles medievales y esculturas renacentistas, sino que atesoró multitud de elementos como abanicos, llaves, armas, diseños para escenarios teatrales, etc., y todo ello está expuesto en el museo.


'Trovador', de Giorgio de Chirico (1972). Caixaforum

'San Roque', de Alonso de Berruguete (1526-1532). Museo F. Marès


Pedralbes fue otra de las zonas que exploré durante el viaje. Además de los jardines del Palacio Real y los pabellones Güell tuve la oportunidad de visitar el Monasterio de Pedralbes, fundado en 1327 por la reina Elisenda de Montcada. La visita al monasterio está perfectamente musealizada y se puede hacer tanto por libre como con audioguía. En los espacios aledaños al grácil claustro principal se han instalado una serie de bloques temáticos en los que el visitante puede conocer la historia del edificio, su evolución, los personajes que en él residieron y las obras de arte que ha atesorado durante siglos. Especialmente interesante es el antiguo dormitorio, con sus arcos apuntados que han sido atravesados con un artesonado de madera que oculta sus ojivas. Este espacio ha sido adaptado como museo del monasterio donde a través de varias obras de arte se narra la evolución del cenobio, con sus períodos de esplendor y de decadencia. De entre las obras de arte expuestas llamó especialmente mi atención un lienzo de la 'Virgen de Montserrat con Santa Eulalia', pintado por Josep Maria Tamburini hacia 1900. Se da la circunstancia de que nuestro Museo de Bellas Artes posee desde hace unos años un cuadro de este pintor que me fascinó cuando lo vi en directo y que espero que algún día pueda estar expuesto en la colección permanente.


Claustro del Monasterio de Pedralbes

Antiguo dormitorio del Monasterio de Pedralbes

Detalle de 'Virgen de Montserrat y Santa Eulalia' de Tamburini (1900)


La visita a Pedralbes me hizo reflexionar, una vez más, en cómo se puede rentabilizar el patrimonio para hacerlo atractivo a la visita. El monasterio de Pedralbes no está precisamente en el centro de Barcelona, hay que dar un buen paseo para llegar hasta él en transporte público y sin embargo había mucha gente visitándolo, tanto local como extranjera. Lo podemos comparar con el Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce, un edificio que por sí solo podría ser uno de los principales reclamos monumentales de toda la provincia. Lamentablemente su gestión deja bastante que desear y su estado de conservación dista mucho de ser el mejor. El patrimonio, cuando se gestiona bien, es fuente de riqueza. Si se abandona, se convierte en una losa económica.





No puedo cerrar este post dedicado a Barcelona sin hacer una mención al terrible atentado que sufrió la ciudad condal el 17 de agosto. En un mundo donde cada vez impera más el odio y la sinrazón sólo puedo acordarme de las palabras de Gandhi: "no hay camino para la Paz, la Paz es el camino". Ojalá llegue el día en el que aprendamos todos a vivir en paz, sería la mejor herencia que le podríamos dejar a las siguientes generaciones.

2 comentarios:

Mari Carmen dijo...


Hola Sergio, buen viaje te has dado por ahí este verano. ¡Cuanto se aprede frecuentando tu blog! esto es sencillamente impagable. Me encanta la entrada, enhorabuena.

Por supuesto, me sumo al sentimiento de la tragedia del día 17 en Barcelona, a las familias dolientes de los asesinados, los heridos y sociedad en general. Han atacado en Las Ramblas, nos han atacado a todos.
Un abrazo.

Sergio Harillo dijo...

Muchas gracias, Mari Carmen. Hacía mucho tiempo que no hacía un viajecito así y ya apetecía, además Valladolid y Santander llevaban mucho tiempo en la agenda :)

¡Un saludo!