En Urbanismo no hay algo que me dé más pena que las oportunidades perdidas. Cuando un espacio está mal resuelto urbanísticamente siempre te queda la esperanza de que en algún momento se lleve a cabo una mejora que lo ponga en valor. El problema viene cuando se hace una reurbanización y el resultado se queda a medias, porque después de la inversión realizada, pensar en una nueva mejora es prácticamente una utopía.
Las recientes obras de Emasesa en el entorno de la iglesia de San Marcos brindaron la ocasión perfecta para recuperar un enclave patrimonial necesitado de una urgente puesta en valor. Sin embargo, una vez acabadas las obras, la impresión que me ha dado es de que todo se ha dejado preparado para que en unos meses la situación vuelva a ser la misma que antes de la obra, con coches por doquier, sólo hay que quitar los pivotes para favorecerlo.
Básicamente la obra ha consistido en repavimentar todo el espacio con adoquines, eliminando el asfalto. También se ha ganado una pequeña zona peatonal delante de la casa del siglo XVIII que da a la plaza y se han dispuesto tres alcorques para plantar árboles. Para empezar la línea de alcorques se ha colocado junto a la línea de fachada, dejando la puerta abierta a que en un futuro este pequeño espacio peatonal vuelva a ser ocupado por los coches. Lo ideal hubiera sido diseñar una zona verde, con los árboles marcando el perímetro e incluso con alguna fuente o escultura en su centro. Se podrían haber instalado bancos, se podría haber jugado con el pavimento para darle diferentes texturas. En lugar de todo eso se han dispuesto los alcorques junto a las fachadas, incluso uno de ellos está tan pegado que cuando el árbol crezca ocasionará problemas a las ventanas cercanas con sus ramas, dando lugar a una drástica poda. Para delimitar el espacio peatonal se han puesto una serie de bolardos que no impiden el estacionamiento de coches (en las imágenes ya se ve alguno) y para qué hablar de los contenedores...
La zona de la iglesia no se ha resuelto de mejor manera. Se ha ampliado el espacio peatonal en su fachada, pero de nuevo nos encontramos una hilera de pivotes para evitar el estacionamiento de coches (insisto, cuando terminé de hacer las fotografías este fin de semana ya había coches allí estacionados) y no se ha tenido el detalle de dar continuidad al pavimento de chinos que ya había.
Sinceramente, después del arreglo hace unos meses de la calle San Luis, cuando se dejó San Marcos para más adelante, esperaba que se llevara a cabo una actuación más ambiciosa. El resultado es frío y poco amable para el ciudadano, no pone en valor el patrimonio y parece pensado para ubicar veladores de la misma manera que ha sucedido en la cercana Plaza de los Terceros, convertida en un macro velador que imposibilita la estancia del ciudadano que no consume. Una lástima esta nueva oportunidad perdida.
5 comentarios:
A Sevilla no le interesan los árboles, son molestos porque, por cultura errónea de la ciudad, hay que podarlos y cuesta dinero (podarlos porque sí). No le interesa el verde porque hay que mantenerlo, cuando se pueden plantar plantas autóctonas y no sería necesario apenas mantenimiento. A Sevilla lo que le pasa es que le faltan técnicos apasionados por el verde urbano. Esta semana se celebra el I Congreso Nacional de Verde Urbano en Sevilla, qué incoherencia, ¿verdad?
En esta ciudad no se hace nada en condiciones... ¿Por qué odian tanto los árboles los que diseñan estos espacios? Y queremos ser capital verde europea... es para reírse.
Esa placita que se ha creado pide a gritos más árboles, algunos bancos y una fuente en su centro (pensé en la que Pérez Villalta diseñó para la Plaza de la contratación) En fin... como dices, una oportunidad perdida.
Un saludo.
Lo más grave es que se siga sustituyendo el asfalto por adoquines. Es la involución. No sé qué fin se persigue con ello... ¿Dar aspecto de antiguo? ¿Poner "bonita" la ciudad para los turistas a pesar de hacerla más inútil para los residentes? ¿Otro paso más hacia el proyecto de convertirlo todo en un museo?
No he visto una ciudad donde una ejecución de una obra se remate de una forma tan cutre como en Sevilla.
Pues a mí si me parece adecuado recuperar los adoquines en las calles del Centro, no hay nada más feo que el asfalto en este tipo de calles. Eso sí, este tipo de adoquín liso. ¿Involución? ¿Entonces en la restauración de Santa Catalina es una involución encalar la fachada? ¿Le ponemos un enfoscado moderno?
Publicar un comentario