La Consejería de Cultura recuperó, hace unos meses, las visitas guiadas a su sede principal de la calle Santa María la Blanca, el Palacio de Altamira, añadiendo al recorrido la sede de la Dirección General de Bienes Culturales, la Casa Mañara. Como del Palacio de Altamira ya os hablé hace unos años, en esta ocasión me quiero centrar en la novedad de la visita, la Casa donde residió uno de los personajes más interesantes de cuántos componen las leyendas sevillanas.
La Casa de la familia Mañara es una suntuosa edificación que ocupa un buen tramo de la calle Levíes, en pleno barrio de San Bartolomé. Nos encontramos en pleno corazón de la antigua judería y tras la expulsión de esta comunidad, los edificios y parcelas se fueron distribuyendo entre la aristocracia y la burguesía de la época. La familia Almansa se hizo con esta parcela y comenzó la construcción, sobre edificios anteriores, de la que sería su residencia desde finales del siglo XV hasta 1623, cuando Diego de Almansa, fiscal del Rey en la Real Audiencia, pone a la venta el edificio. Tomás Mañara, padre de Miguel Mañara, comprará la Casa y realizará en ella diferentes reformas para darle un nuevo aspecto acorde a la época. Posteriormente el edificio irá cambiando de manos en numerosas ocasiones, remozándose su fachada en 1767, como bien puede leerse en las pinturas que la decoran. El siglo XIX será un período de grandes pérdidas en la Casa. Durante la ocupación francesa será convertida en cuartel de las tropas del Mariscal Soult. El deterioro tuvo que ser tal que, tras la expulsión de los franceses, los propietarios quedaron eximidos de pagar impuestos para poder llevar a cabo las reformas necesarias para evitar su ruina.
Los datos más recientes que se tienen de la Casa hacen referencia a su compra por parte de la Hermandad de la Santa Caridad en 1916 a los marqueses de Paterna del Campo. Los usos se sucederán en el tiempo, primero como fábrica de corcho, alfileres e hilaturas hasta que en los años cincuenta se convierte en escuela pública, uso que tendrá hasta los años setenta cuando se abandona. La recuperación del edificio vino de la mano de la Junta de Andalucía que comenzará su rehabilitación en 1989 según el proyecto de Fernando Villanueva Sandino.
La estructura del edificio nos remite a las grandes casas palaciegas renacentistas sevillanas de finales del siglo XV y principios del XVI, con un patio de doble altura que sirve de elemento distribuidor de las estancias de la Casa. Las columnas, balaustradas y demás elementos decorativos del patio y escalera son de mármol genovés, como en la Casa de Pilatos o en Dueñas, sustituyendo, seguramente, a los primitivos soportes de ladrillo típicos del caserío mudéjar sevillano. Al edificio se accede por una bellísima puerta, sin duda una de las mejores de cuantas se han conservado de este período, compuesta por dos columnas de mármol que sostienen un entablamento decorado con cabezas humanas y bucráneos esculpidos en mármol. El resto de la fachada, ya del siglo XVII y XVIII muestra una policromía que imita el despiece de ladrillos y pilastras que dividen en diferentes tramos el paramento.
Una vez dentro de la Casa lo primero que nos encontramos es el apeadero, con un primer patio que en su momento no se comunicaba directamente con el patio principal. Como en todas las casas mudéjares y renacentistas sevillanas, el acceso al patio principal nunca se ubicaba en línea recta con la puerta de la calle, sino que, para garantizar la privacidad de la familia, y como herencia del caserío islámico, se ubicaba en recodo, de modo que la persona que entraba en la Casa de los Almansa en el siglo XVI tenía que torcer a la derecha en el apeadero para poder pasar a una galería intermedia y terminar en el patio. La puerta actual, decorada con azulejería y con una bella reja que abre al patio sería fruto de una reforma del siglo XIX.
Tras pasar la cancela llegamos al bellísimo patio de la Casa, uno de los más bellos de cuantos se construyeron en el siglo XVI. En planta baja se pueden observar las columnas de mármol con altos cimacios sobre los que recaen los arcos de medio punto, algo peraltados para ganar en altura. Las galerías superiores también se decoran con columnas y balaustrada de mármol en tres de los frentes, con arcos de medio punto rebajados.
En el centro del patio nos encontramos una fuente de mármol cuyo mar se decora al exterior con guirnaldas y rostros mitológicos, mientras que el surtidor lo componen una serie de querubines con cántaros bajo sus brazos, todo ello rematado por una taza superior de un característico color verde.
La escalera principal, de doble tramo, se ubica en uno de los extremos del patio. Al igual que en el patio, el mármol es el elemento principal de la misma, aunque la reforma de los años ochenta es más que evidente en gran parte del espacio. En la balaustrada, un león, símbolo de los Almansa que también decora los capiteles del patio.
No podemos dejar la casa sin echar la vista atrás para descubrir el cuarto frente del patio en su planta superior. Como se puede ver en la imagen, en la actualidad se ha dispuesto una galería de madera con tres columnas que sostienen el tejado. Al parecer esta zona del edificio estaba en muy malas condiciones cuando comenzaron las obras de rehabilitación y no queda claro qué había aquí en su momento. Si pensamos en otras casas palacio sevillanas como Pilatos o Salinas, tal vez esta zona del patio estuviera abierta como solarium. De hecho cuesta imaginar que sólo se haya perdido un frontal del patio mientras que el resto se ha conservado en perfectas condiciones. Fuese como fuese, la estructura es perfectamente reversible y se podría desmontar en caso de que se quisiese recuperar el aspecto anterior a la intervención.
La visita a la Casa Mañara, al contrario que en el Palacio de Altamira, no permite recorrer otros espacios del edificio, aunque al parecer se conservan restos de policromías, yeserías y armaduras de madera cubriendo diferentes estancias.
La Casa Mañara está declara Bien de Interés Cultural y como tal es visitable. Puedes encontrar más información en la Base de Datos del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (enlace). Para poder visitar tanto el Palacio de Altamira como la Casa Mañara (la visita se hace de manera conjunta los martes o jueves por la mañana) es imprescindible enviar un correo solicitándolo, más información aquí.
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2 comentarios:
Me enteré por pura casualidad de que organizaban estas dos visitas. Fui a una oficina de turismo para informarme de los horarios de los diferentes espacios en fiestas y cuando lo vi en el papel que me entregaron casi no me lo podía creer. Hace años visité el Palacio de Altamira, pero el de Mañara nunca he tenido ocasión.Intenté hacer esas visitas en Navidad, pero no fue posible porque no se organizaban por esas fechas. Mi mail de reserva tuvo que esperar varios días una respuesta, concretamente hasta el mismo día que debería haberse hecho la visita. Como en muchas otras cosas, la organización y visibilidad de este tipo de visitas tiene un extraño misterio alrededor. En fin, con suerte será la próxima vez. Gracias por el reportaje y saludos.
Hola Javier. A mí me pasó algo parecido, tuve que esperar cerca de un mes a que me contestaran y cuando lo hicieron fue para proponerme un día concreto sí o sí, no podía ser otro ya que debía añadirme a un grupo ya cerrado.
Coincido en que la visita se podría hacer de otro modo. Entiendo que es un esfuerzo organizar las visitas, pero si se hace, debe hacerse bien para que el mayor número de personas puedan disfrutar de ellas.
¡Un saludo y gracias por tu comentario!
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