'El juicio de Paris', Guillermo Pérez Villalta (Colección Los Bragales) |
Según la mitología griega la diosa Eris se sintió gravemente ofendida al no ser invitada a las bodas entre Peleo y Tetis (¿quién iba a querer invitar a la diosa de la disputa y la discordia a una boda?) por lo que dejó caer una manzana dorada entre los asistentes donde se podía leer: "Para la más bella". En una boda a la que estaba invitado todo el Olimpo, las mortales poco tenían que hacer y rápidamente Atenea, Hera y Afrodita reclamaron la manzana. Zeus, padre de todos los dioses, encomendó a Hermes que fuera a buscar al príncipe Paris de Troya para que fuera un mortal quien decidiera cuál de las tres diosas era la más bella y así evitar futuras enemistades entre los miembros del Olimpo. Cada una ofreció a Paris un presente, Atenea le ofreció sabiduría, Hera poder y Afrodita el amor de la mujer más bella de la tierra. Paris no dudó en escoger a Afrodita y de este modo consiguió a Helena, esposa del rey de Esparta Menelao dando comienzo a la famosa Guerra de Troya. Este episodio mitológico ha sido representado en multitud de ocasiones a lo largo de la Historia del Arte, pero sin duda una de las acepciones más curiosas es la que hace referencia a la disputa entre tres de los grandes arquitectos del Modernismo catalán: Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch. Cada uno de ellos remodeló y construyó una bella residencia para la alta burguesía catalana entre 1898 y 1906 en la misma manzana del Ensanche, por lo que rápidamente se conoció a esta zona de Barcelona como 'la manzana de la discordia' por la difícil elección de la casa más bella. La Casa Amatller, la Lleó Morera y la Batlló son, sin duda, tres grandes joyas de la arquitectura barcelonesa, pero el trasfondo de su construcción era el mismo que la disputa entre las tres diosas, demostrar quién tenía más poder en la Barcelona de 1900.
La historia de Paris, Helena de Troya y la disputa entre los tres arquitectos modernistas catalanes siempre me viene a la cabeza cuando paso por la que es, sin duda, uno de los enclaves más bellos de nuestra ciudad. Se trata del cruce entre la Avenida de la Palmera y la calle Marqués Luca de Tena. En este enclave nos encontramos cuatro casas que recogen en sí mismas todo el repertorio decorativo del Regionalismo sevillano, siendo sólo una de ellas de uno de los arquitectos más conocidos, Aníbal González.
Casa Seras, Francisco Hernández-Rubio y Gómez (1914-16) |
Las primeras casas que se construyen son las dos de la acera izquierda en sentido Bellavista, ambas son obra de Francisco Hernández-Rubio y Gómez (que firma también la cercana Casa Sundheim) y están fechadas entre 1914 y 1916. Las dos representan el gusto ecléctico y monumental de la burguesía de la época, que aprovechó el ensanche llevado a cabo con motivo de la Exposición Iberoamericana para construirse sus nueva mansiones en una zona alejada del bullicio del centro histórico que permitía el desarrollo de amplias zonas ajardinadas alrededor.
Casa Castillo, Francisco Hernández-Rubio y Gómez (1914-16) |
Poco tiempo después Gustavo Fernández Balbuena construye la tercera de las casas, residencia del jefe del Partido Liberal en Huelva Guillermo Moreno Calvo. Balbuena fue, como recoge Villar Movellán en su libro sobre Regionalismo "un profesional seriamente preocupado por el acontecer arquitectónico" lo que le lleva a la búsqueda de un nuevo lenguaje nacional que recoge diferentes influencias estéticas. Lo que más llama la atención de esta mansión son sus cubiertas de tejas con formas que anticipan las utilizadas en el pabellón de Portugal de la Exposición Iberoamericana.
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Casa para Guillermo Moreno Calvo, Gustavo Fernández Balbuena (1917-1923) |
Cierra la 'manzana' la espectacular casa que Aníbal González diseña para su primo y protector Torcuato Luca de Tena que dio completa libertad al arquitecto para que diseñase uno de los edificios más bellos de la ciudad. Las dos galerías abiertas al paisaje con arcos de medio punto sobre columnas y artesonados de madera son quizás el elemento más característico de un edificio donde el ladrillo y la cerámica brillan del mismo modo que lo hacen en Plaza de España. Lamentablemente el edificio fue expoliado y posteriormente bastante reformado por lo que son pocos los elementos originales que se conservan. A pesar de su protección, el friso exterior de cerámica está en muy mal estado y sufriendo un deterioro alarmante que puede llegar a hacerlo desaparecer.
Casa Torcuato Luca de Tena, Aníbal Gonzalez (1923-1926) |
Sevilla cuenta con bellos enclaves y espectaculares edificios, sin embargo siempre he sentido predilección por este cruce de calles en el que es posible dar rienda suelta a tu imaginación e imaginar cómo era la Sevilla de los años veinte. Cual Paris, tengo muy claro a quién le entregaría la famosa manzana pero, ¿y vosotros? ¿Con qué casa os quedaríais?
Detalle del friso de la Casa Luca de Tena |
1 comentario:
Anibal González, sin dudar.
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