La Casa de la Provincia es, por su ubicación, un testigo de excepción de la historia reciente de la ciudad. Tener como vecinos a los principales monumentos de la ciudad declarados Patrimonio Mundial no debe ser tarea fácil, pero poco a poco la institución abierta al público en 1999 se ha creado una gran reputación en la programación cultural de la ciudad gracias a su amplia y variada oferta cultural.
Los orígenes conocidos del edificio se remontan hasta el siglo XIV cuando se funda en esta zona un hospital denominado como 'del Rey' o 'Real' por estar tan cerca de la residencia de los reyes castellanos tras la reconquista de la ciudad. La denominación como hospital hace referencia a un lugar de atención social, más que a un recinto hospitalario como entendemos hoy en día. En Sevilla había decenas de estos establecimientos, cada uno dedicado a un público o dolencia concreta; en el caso del Hospital del Rey se trataba de un hospicio para peregrinos que con el paso del tiempo acabaría convertido en un asilo para pobres.
A finales del siglo XVI las autoridades civiles y eclesiásticas decidieron acotar el número de hospitales que había en la ciudad, reduciendo su número y creando dos grandes centros de los que dependían los demás: el del Espíritu Santo y el que estaba situado entre las calles Amor de Dios y Trajano, ambos desaparecidos. El paso del tiempo terminó por dejar sin uso al Hospital del Rey cuando en 1795 sus inquilinos pasaron al Hospital de los Inocentes, siendo vendido el solar y edificado en su lugar el edificio que conocemos actualmente, "una de las mejores casas de Sevilla" según recoge González León en 1839.
Se trata de una gran casa burguesa con patio central y amplia escalera que comunica ambas plantas. La estética tardobarroca se debe a las sucesivas reformas que se llevaron a cabo en el edificio desde el siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. En 1927, tras la adquisición por parte de la Diputación Provincial, el arquitecto Antonio Gómez Millán realiza una serie de obras de adaptación del edificio como sede del organismo provincial. Tras la Guerra Civil se construye el torreón que linda con el convento de la Encarnación a costa de éste, pero siguiendo la misma estética decimonónica del resto de la fachada. En los años cincuenta y sesenta, con la apertura de la calle Romero Murube, se construirá una nueva fachada hacia el Alcázar y se añadirá el ático del edificio, con sus características buhardillas o mansardas que recogen la tradición barroca de Leonardo de Figueroa.
El traslado de la Diputación al Cuartel de la Puerta de la Carne en 1994 supuso un nuevo ciclo vital para este edificio, convirtiéndose en un gran contenedor cultural donde tendrían lugar exposiciones, presentaciones y demás actividades relacionadas con los pueblos y ciudades de la provincia. Además, se instaló parte de la colección artística de la Institución entre la que destacan distintos cuadros barrocos así como diferentes obras del pintor sevillano Joaquín Sáenz, que se exponen de manera permanente en las instalaciones del edificio junto con el despacho del que fuera el primer presidente de la Preautonomía Andaluza, Plácido Fernández Viagas.
El edificio conserva parte de su antiguo esplendor con espacios de gran belleza como su imponente escalera imperial de doble tramo con balconadas y bóveda decorada con rocallas, el patio con arcos de medio punto sobre columnas de mármol,
o la antigua sala donde se reunían los diputados, hoy convertida en salón de actos, con mármoles, estucos y lámparas de araña que dotan de una profunda elegancia a este espacio seguramente diseñado por Gómez Millán a principios del siglo XX.
Un punto de referencia en el triángulo de oro del patrimonio de la ciudad que concentra entre sus muros un variado conjunto de actividades abiertas a la ciudadanía, que puede disfrutar el edificio de forma gratuita y con un amplio horario. Un retazo de nuestro patrimonio cultural que merece la pena visitar con asiduidad para conocer su heterogénea oferta cultural.
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