viernes, 3 de enero de 2014

El Cervantes, el edificio ideado con usos culturales más antiguo de Sevilla

Sala Dorada de la Musikverein de Viena. 1870 

El Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena es un magnífico escaparate ante el mundo que muestra los tesoros artísticos de Austria. Año tras año, los espectadores caemos rendidos no sólo ante las notas interpretadas magistralmente por los músicos que la componen, sino por las imágenes que muestran la espectacular sede de la Orquesta y diferentes edificios y parajes naturales del antiguo Imperio Austriaco. La Sala Dorada, donde cada año se celebra el concierto, forma parte de la Musikverein de Viena, edificio construido por el arquitecto danés Theophil Hansen para la Sociedad de Amigos de la Música e inaugurado el 6 de enero de 1870. Se trata de una de las mejores salas de conciertos del mundo por su acústica pero también por su belleza. Es contemporánea de la Ópera de París de Charles Garnier (inaugurada en 1875) y del Teatro Cervantes de Sevilla, levantado por Juan Talavera de la Vega y abierto al público en octubre de 1873. Edificios muy anteriores, por tanto, a otras maravillas como el Palau de la Música de Barcelona, inaugurado en 1908.



Biblioteca de la Abadía de Saint Gallen, Suiza. Siglo XVIII 

Grandes instituciones culturales tienen su sede en espectaculares edificios heredados del pasado. Reyes, emperadores, burgueses y mecenas en general no repararon en gastos a la hora de construir teatros, salas de conciertos, bibliotecas y museos. Las bibliotecas barrocas de algunas abadías y monasterios son verdaderos templos a la sabiduría y no tienen nada que envidiar a las iglesias que se construían durante los siglos XVII y XVIII. Visitar las bibliotecas de la abadía de Saint Gallen (Suiza), el Clementinum de Praga o la del monasterio de Wiblingen en Alemania es una delicia, por no hablar de otros edificios civiles como la Biblioteca Nacional de Francia o la del Trinity College de Dublín.

Rijksmuseum, Amsterdam. 1800 

No se quedan atrás algunos museos centenarios, como el buque insignia de la cultura española, el Museo del Prado, ideado nada más y nada menos que en 1786 y que ocupa un edificio que en principio se pensó como sede del Real Gabinete de Historia Natural. Más antiguo aún es el British Museum, de 1753 y uno de los primeros museos de Europa. El Rijksmuseum de Amsterdam es más moderno, de 1800, pero qué duda cabe que con su construcción se buscaba una sede a la altura de los tesoros que debía albergar.


En Sevilla los templos culturales brillaron por su ausencia. Las grandes instituciones culturales reaprovechan edificios históricos (el Bellas Artes fija su sede a mediados del XIX en el Convento de la Merced, el Archivo Provincial de la calle Almirante Apodaca en los antiguos Juzgados, el CAAC en el convento de Santa María de las Cuevas) pero no hubo un impulso constructivo que dejase grandes edificios pensados única y exclusivamente para actividades culturales. Habrá que esperar al siglo XX para ver cómo Aníbal González diseña los edificios de Plaza de América con fines museísticos.

Los teatros fueron una excepción. No tenemos museos ni bibliotecas del siglo XVIII, pero tenemos grandes teatros gracias a la importancia que este género tuvo durante siglos en nuestra ciudad. El más antiguo es, precisamente, el Cervantes, de 1873. Los hubo anteriores, pero se han perdido. Hoy en día se conservan edificios como el Pathé, el Llorens, el Palacio Central o el Lope de Vega, algunos siguen conservando el uso para el que fueron diseñados, otros no, pero ahí están como testigos de una época en la que la Cultura teatral fue santo y seña de la ciudad. El Cervantes, como decano de todos ellos, merece su protección y salvaguarda, no sólo es el teatro más antiguo de la ciudad, sino que seguramente sea el edificio creado como institución cultural más antiguo de Sevilla. Sólo por eso debería mantenerse como tal, como emblema de la Cultura en una ciudad necesitada de ella.

2 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Sí, señor, así se habla, bien clarito y objetivamente.

Yo era chica, pero me acuerdo del Teatro San Fernando, toda una joya de historia y arte arquitectónico. Una pena de pérdida por la carencia de sensibilidad y apoyo de los responsables a defender nuestro riquísimo patrimonio.

Las generaciones venideras aprenderán mucho de éste magnifico y constructivo blog, muchos te agradecerán tus aportaciones, (yo, entre ellos).

Enhorabuena y muchas gracias por tu sevillanía.

Un abrazo.


Mari Carmen.

Sergio Harillo dijo...

Gracias por tus palabras, Mari Carmen.

Por edad, nunca conocí el Teatro San Fernando pero por los grabados e imágenes que he visto, su pérdida fue muy dolorosa, al igual que tantos y tantos otros edificios que cayeron sin excusa alguna. Es por ello que siempre intentaré aportar mi granito de arena para que no se siga perdiendo patrimonio en nuestra ciudad y las generaciones futuras no puedan decir que tal o cual edificio que conoció la generación anterior no lo han podido conocer por su destrucción.

Saludos!!