La Sala Santa Inés acoge estos días una exposición sobre una generación de artistas que se remonta a principios del siglo pasado cuando Rafael Aguilera comenzó a pintar en un lenguaje muy naif los paisajes de su Ayamonte natal. A medio camino entre Rousseau y Vázquez Díaz, la obra colorista de Rafael se torna en brochazos de color en las pinturas de su hijo, Florencio. Una pintura de gran belleza que tiene como principal protagonista el mar, de nuevo el paisaje como epicentro de la producción pictórica de esta familia de artistas.
Como no hay dos sin tres, la exposición la cierra el benjamín de la familia, Chencho Aguilera. De nuevo el color como gran protagonista de sus obras, bien por la dramática y brutal presencia del mismo o por lo contrario, su total ausencia. Sin duda un gran descubrimiento. He ido retrasando la visita a esta exposición y después de ver las obras de Chencho, no me hubiera perdonado el habérmela perdido. La palabra que me venía a la cabeza una y otra vez mientras contemplaba sus obras era "brutal", por la intensidad del colorido, por la expresividad de los rostros, por la fuerza plástica de todas y cada una de las pinturas que cuelgan en la exposición. Imprescindible, sin duda.
¿Dónde?_Sala Santa Inés, calle Doña María Coronel.
Horario_Hasta el 15 de abril. De martes a sábado de 11 a 14 y de 18 a 20'30 horas. Domingo sólo por la mañana.
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