Pasear por la calle Betis es un ir y venir de árboles secos y parterres cegados con cemento. Al menos hay una veintena de huecos sin replantar y no parece que sea una prioridad ya que el cemento es el paso previo a la desaparición permanente de los árboles en un calle (sólo hay que recordar el caso de la calle Adriano).
Desde que hace unos años se remodeló esta calle, la muerte de los naranjos ha sido una constante, bien porque no se riegan o porque no se cuidan.
El cuidado de nuestro patrimonio verde debería ser un asunto de extrema importancia para el Ayuntamiento. Los árboles no sólo mejoran estéticamente una calle, sino que ayudan a que el aire esté más limpio y en el caso de los naranjos, de sobras es conocido el fervor que mueve el azahar entre sevillanos y visitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario