He de reconocerlo, cuando he leido sus palabras me he sentido orgulloso. Ha durado apenas unas décimas de segundo, pero ha ocurrido. "Por cada biblioteca que nos boicoteen, construiremos dos más". Son palabras del alcalde de Sevilla en referencia a la paralización de las obras de la biblioteca de la Universidad en el Prado.
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Como decía, me he sentido orgulloso al leer esa frase, momentáneamente mi imaginación ha ido a parar a otra realidad, a una Sevilla donde la Cultura tenía un valor importante, donde el Ayuntamiento afrontaba los proyectos culturales apostando por ellos y buscando la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos a través de la Cultura. Pero en seguida he vuelto a la realidad. Me he acordado de cómo perdimos del Museo Thyssen, de la colección Bellver, del bochorno de la colección Carranza, de la ruinosa Fábrica de Artillería, del ruinoso mercado de la Puerta de la Carne, del Museo de la Cerámica, de los olvidados durante años restos del castillo de San Jorge, del postpuesto Antiquarium, del aljibe de la Plaza de la Pescadería cerrado a cal y canto, de la bóveda de San Hermenegildo que se cae a pedazos (literalmente), del nunca definido proyecto de Santa Clara, del maltratado monasterio de San Jerónimo, de San Clemente y el Centro de las Artes que no termina de despegar por falta de presupuesto y ambición... y sobre todo me he acordado de que el alcalde fue quién puso como delegada de Cultura a la actual delegada...
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Son demasiadas cosas (y faltan muchas). Del orgullo he pasado al malestar general y he recordado la ciudad en la que vivimos y el absoluto desprecio de este Ayuntamiento hacia la Cultura. Es curioso, defender bibliotecas como si se abriera una cada dos meses cuando la realidad es que la que se está construyendo en Torneo se ha empezado gracias a fondos estatales. Si no fuera por ellos, ¿habría biblioteca? Seguramente no.
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En fin, lo de siempre, mejor no ilusionarse, después la caida es más grande cuando te das cuenta de la realidad.