Tras la lectura del interesante último post del no menos interesante Blog 'Insensateces de un exiliado crónico' sobre por qué en Sevilla no funcionan los focos culturales como atractivo per se, me he animado a analizar uno de los que propone en su artículo, la zona de los alrededores del Teatro Lope de Vega. Por la acumulación de espacios culturales, educativos y de ocio que se concentran en esta zona, debería ser una de las zonas más frecuentadas por sevillanos y visitantes. Biblioteca pública provincial, Casa de la Ciencia, Fundación Madariaga, Escuela de Artes y Oficios, Teatro Lope de Vega, Casino de la Exposición y Costurero de la Reina; todo un cúmulo de instituciones con actividades diarias junto a uno de los focos patrimoniales más importantes de la ciudad, el Parque de María Luisa. Sin embargo, la gente no acude en masa, no es una zona de recreo y de paseo de la ciudad. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué es lo que falla? Demos un paseo. Empezamos por la calle La Rábida, justo detrás del Palacio de San Telmo, y lo primero que nos encontramos es una calle residual, abandonada, sin acerado en uno de sus lados. La verja que cierra el ¿jardín? interior nos deleita con estas columnas que tan bien nos explicó nuestro compañero de Sevillanadas y que pertenecieron a una pequeña mezquita, posterior sinagoga, que se encontraba en la actual Plaza de Santa Cruz.
¿No merecen estas columnas una reseña que explique su origen? Cualquiera pensaría que sí, pero aquí lo único que las rodea es basura. Una basura que abunda en los que antaño fueron los jardines de los Montpensier y de los que ya nada se conserva.
Muestras evidentes del abandono y deterioro que sufre el lugar.
Y el susodicho jardín, hoy descampado con árboles. Llegados a este punto podemos empezar a enumerar las razones por las que sevillanos y visitantes no disfrutan de este espacio: dejadez, basura, deterioro y la que se va a convertir en la tónica general: coches mal aparcados. Y es que si para algo se usa esta zona es para dejar el coche, no importa de qué forma ni dónde. Los alrededores del Lope de Vega se han convertido en un inmenso aparcamiento en superficie. Cuando empezaron las obras del Metro (allá por 2003) se dijo que una vez acabadas se remodelaría toda esta zona para evitar el aparcamiento indiscriminado. Acabaron las obras (con varios años de retraso) y la situación sigue siendo exactamente la misma.
Más coches en la calle Palos de la Frontera. Lo que podría ser una bella avenida con amplios acerados desde la que disfrutar de la monumental mole de la Universidad, sirve para que los coches estén a la sombrita, con los correspondientes gorrillas, claro está.
Una de las últimas actuaciones del anterior gobierno municipal fue la construcción de una rotonda en plena Glorieta de San Diego para canalizar el tráfico entre las calles Palos de la Frontera, María Luisa y avenida de Portugal. En el lote de obras se incluyó la peatonalización de uno de los accesos al Casino de la Exposición. El resultado es de lo más anodino, antiestético y poco práctico. Lo único útil ha sido adelantar el semáforo hacia la nueva rotonda por lo que los peatones ya no tienen que recorrer varios metros para poder cruzar Palos de la Frontera. Los acabados, como en la mayoría de las obras llevadas a cabo por el anterior equipo municipal son nefastos.
De momento hemos recorrido gran parte del perímetro exterior de la zona que estamos analizando. Por fin llegamos a uno de sus principales protagonistas, el Casino de la Exposición, uno de los edificios más impactantes de cuantos se construyeron para la Exposición Iberoamericana de 1929 y a la vez, de los que peor imagen presenta. Las obras para la recuperación de su cúpula y decoración cerámica se quedaron a medias por falta de fondos y además muestra unos alrededores de lo más degradados, a lo que hay que sumar la asfixia del aparcamiento indiscriminado.
Pero no todo son penas. El actual alcalde lleva en su programa electoral un proyecto de lo más ambicioso para este lugar, el conocido como Parque Central de Sevilla, que pretende no sólo recuperar toda la zona del Prado de San Sebastián sino solucionar de una vez por todas el abandono que ha sufrido históricamente. Por lo que vemos en la recreación, los coches serán fulminantemente eliminados para dar paso a zonas verdes donde la gente pueda pasear y disfrutar del entorno. ¿Será que es mucho más humana una ciudad sin humos? Tal vez. ¿Dónde aparcarán los centenares de ciudadanos que hoy día dejan su coche aquí? Una gran incógnita. Esperemos que este proyecto se lleve a cabo con la misma velocidad que la eliminación del Plan Centro.
Seguimos el paseo rodeando el que fuera Pabellón de Sevilla de 1929 para alcanzar una de las puertas laterales del Teatro Lope de Vega. Coches, coches y más coches. Otro motivo por el que los sevillanos y visitantes no acuden a esta zona: es prácticamente imposible transitar por ella.
Uno de los puntos más interesantes del paseo son las antiguas caracolas de la Facultad de Derecho. Una ruina en toda regla que debería haber sido demolida cuando Derecho se trasladó a Viapol pero que ahí sigue, abandonada y mostrando un terrible aspecto rodeada de basuras por doquier. Lástima que aquí no haya vecinos que demanden su demolición.
Más signos de abandono.
La glorieta de Portugal da acceso al Consulado de Perú. En su momento contó con una columnata decorada con figuras mitológicas y una fuente en su centro. Ahora sencillamente da pena. Las columnas están sucias, algunas figuras han desaparecido, la fuente pasó a la historia y para colmo, cada verano el espacio público es privatizado por la sala de fiestas que ocupa el contiguo edificio.
Seguimos sin encontrar acerados mientras nos acercamos a la zona de mayor tránsito ciudadano precisamente por la cantidad de instituciones que alberga.
Una mirada hacia atrás, hacia la que fue puerta principal del Lope de Vega, hoy cegada...
... para volver al proyecto de Zoido. De nuevo vegetación, gente feliz disfrutando del espacio. Y lo más curioso, sin coches.
Los pabellones de Uruguay y Chile (Universidad de Sevilla y Escuela de Artes y Oficios respectivamente) pasan completamente desapercibidos entre tanto coche, asfalto y nulo acerado.
Lentamente (cuesta pasar entre tanto coche) vamos acercándonos al final de nuestro recorrido. La calle que comunica la Casa de la Ciencia y la biblioteca provincial es la que mejor estado presenta, con acerados (o un intento de ellos), aparcamiento regulado y árboles que dan sombra.
Salimos de nuevo al perímetro exterior para encontrarnos más aparcamiento indiscriminado en lo que deberían ser zonas ajardinadas. El Prado de San Sebastián es una de las zonas mejor comunicadas de Sevilla: metro, tranvía y autobuses de varias líneas; sin embargo el aparcamiento sigue incontrolado e invadiéndolo todo. ¿Falta aparcamiento o falta un cambio de mentalidad?
La Fundación Madariaga es el último punto de nuestro paseo. En el que fuera Pabellón de los Estados Unidos tiene su sede desde 2004 este centro de arte contemporáneo con un horario algo caprichoso pero que sin duda es uno de los grandes desconocidos de la ciudad.
Sería interesante hacer este recorrido con un grupo de personas y al final, preguntar sobre qué les ha parecido, qué mejorarían y qué habría que hacer para que esta zona tuviera una mayor aceptación ciudadana. Seguramente la mayoría diría que lo primero que hay que hacer es eliminar tanto coche para, seguidamente, adecentar el espacio.
En mi opinión, los alrededores del Lope de Vega están llamados a convertirse en uno de los focos culturales y patrimoniales más importantes de la ciudad. Esta zona pide a gritos una intervención urgente en la que se mejore estéticamente el espacio. No creo que sea necesario eliminar por completo el tránsito de coches, quizás bastaría con regularlo poniendo carriles interiores para distribuir el tráfico. La construcción de acerados, la mejora de la iluminación, la limpieza de los diferentes espacios, así como el reajardinamiento serían el siguiente paso (incluyendo la demolición de las caracolas de Derecho que poca reutilización pueden tener ya). Por supuesto, sería fundamental contar con un proyecto atractivo que genere en el ciudadano un interés para que disfrute del espacio. No basta con poner acerados, farolas y bancos, este espacio, por su importancia, requiere de una actuación ejemplar, contando con un concurso de arquitectura donde el paisajismo tiene mucho que decir.
Una vez regenerado el espacio, creando un foco atractivo para la Cultura, deben ser las instituciones allí asentadas las que den otro paso, de la mano del Consistorio, para atraer a sevillanos y visitantes. Conciertos al aire libre, pasacalles, exposiciones... podrían tener cabida en este espacio en el que incluso, podrían implantarse nuevas instituciones dedicadas a la Cultura.