jueves, 22 de noviembre de 2018

La renovación estética en la cerámica sevillana de mediados del siglo XX




Si hay una artesanía asociada a la imagen de Sevilla es la cerámica. La tradición ceramista en nuestra ciudad se remonta a época islámica y con el paso de los siglos los artistas aquí asentados han sabido ir amoldándose a los nuevos tiempos y corrientes. Prácticamente cualquier edificio construido en Sevilla desde hace siglos ha recurrido a la cerámica como elemento decorativo por excelencia. Conservamos magníficos ejemplos firmados por grandes artistas como Niculoso Pisano o Cristóbal de Augusta pero sin duda la cerámica que todos tenemos en mente cuando pensamos en este arte es la realizada durante el apogeo de la arquitectura regionalista. La labor de José Gestoso a finales del siglo XIX fue clave para que las industrias artesanas volvieran a tener un gran peso en la concepción arquitectónica local pero, ¿qué pasó cuando el estilo Regionalista se agotó? 

Indagando un poco en la evolución de la cerámica sevillana tras el Regionalismo nos encontramos con dos vertientes, una mucho más asentada que la otra. La repetición de modelos regionalistas (que a su vez se basaban en modelos históricos) ha sido, y es, una constante en nuestra ciudad. Pero también existió un intento de renovación estética a través de un elemento tan vistoso como la cerámica. A partir de los años cincuenta nos encontramos, en diferentes puntos de la ciudad, una serie de elementos de formas abstractas y expresionistas que intentan, en cerámica, renovar unos cánones artísticos anclados en el pasado.



Monumento a Luis Montoto en el Parque de María Luisa. Luis Gómez Stern y Emilio García Ortiz (1959)

Uno de los principales referentes en esta nueva plástica es Emilio García Ortiz (1929 - 2013), autor de monumentos como el dedicado a Bartolomé de las Casas o el de Luis Montoto en el Parque de María Luisa. En este segundo, precisamente lo que más llama la atención es el magnífico panel de azulejos que sirve de fondo al estanque. El diseño del mismo fue realizado por el arquitecto Luis Gómez Stern y Ortiz se encargó de la escultura de la muchacha (actualmente sustituida por otra pieza) y del panel de diez metros de largo compuesto por decenas de piezas cerámicas. Su aportación al patrimonio artístico del Parque de María Luisa es digno de elogio, sobre todo en una época en la que los monumentos contemporáneos no gozaban de especial aprecio por parte del público.


Rótulo cerámico de Emilio García Ortiz para la Farmacia de la calle Mateos Gago


No es complicado encontrar otras piezas de García Ortiz en diferentes puntos de Sevilla a pesar de que muchas han sido ya destruidas. Algunas de las más características son rótulos comerciales como el de la farmacia de la calle Mateos Gago, el panel que indica la numeración de un bloque de viviendas en Nervión o el bellísimo conjunto cerámico que se conserva en el Edificio Sevilla 2.


Rótulo cerámico de Emilio García Ortiz con la numeración de un bloque de viviendas en Nervión

Conjunto cerámico de Emilio García Ortiz en el edificio Sevilla 2


Frente al carácter abstracto de la obra de García Ortiz, otros artistas ceramistas optaron por la figuración pero dándole un toque más contemporáneo a sus composiciones. Así nos encontramos por ejemplo los paneles de dos edificios de Plaza de Cuba, dos de ellos de autor desconocido y los otros dos realizados por Carlos Pascual de Lara en la Fábrica Montalván y fechados en 1956. Es importante recalcar el papel que el barrio de Los Remedios, y en especial Plaza de Cuba, tuvo para el urbanismo sevillano de la época. Que los dos edificios diseñados por Luis Gutiérrez Soto entre 1955 y 1964 como puerta conceptual del nuevo barrio cuenten con paneles cerámicos dice mucho del valor que, aún en esos momentos, se le daba a la cerámica como elemento asociado a la arquitectura. El mismo arquitecto, en el otro edificio que hace unos años más tarde para la misma plaza junto al antiguo convento, prescindirá de la cerámica y optará por unos volúmenes mucho más rotundos sin decoración superficial alguna.


Panel de azulejos en Plaza de Cuba (hacia 1960)

Panel de azulejos en Plaza de Cuba (hacia 1960) 
Panel de azulejos en Plaza de Cuba. Firmado por Carlos Lara (1956)

Panel de azulejos en Plaza de Cuba. Firmado por Carlos Lara (1956)


Dentro de esta corriente figurativa también hay que destacar los dos paneles realizados por José Márquez Alcalá para un comercio de la calle Esperanza de Triana, absurdamente tapados en la actualidad o el llamativo egipcio de la calle Niebla, también en Los Remedios, firmado por el ceramista Antonio Carrera Acosta y realizado en la Fábrica Ramos Rejano donde Carrera trabajó desde 1957 hasta el cierre de la fábrica en 1965.


Panel cerámico de Márquez Alcalá en la calle Esperanza de Triana (1967). Fotografía de Manuel Pablo Rodríguez para Retablo Cerámico

Panel cerámico de Carrera Acosta en la calle Niebla (entre 1957 y 1965)


El poco valor que le hemos dado en estos últimos años a la cerámica de esta época puede estar, en parte, relacionado con el tipo de edificios en los que se ubica. Dos ejemplos son característicos de este rechazo social, el Hotel Inglaterra y el Corte Inglés de la Plaza del Duque. Ambos surgen en la época más triste de la destrucción patrimonial en la ciudad y aún hoy día los dos edificios generan comentarios por la pérdida patrimonial que supuso su construcción. 


Friso cerámico en la calle Madrid, trasera del Hotel Inglatera (finales de los años sesenta)


El Hotel Inglaterra, emblema de la hostelería sevillana desde el siglo XIX, fue derribado en 1967 para levantar el actual edificio, en cuya fachada trasera nos encontramos un sencillo friso cerámico sobre la puerta del aparcamiento. En este caso, la cerámica se condena a una calle absolutamente secundaria y su función decorativa se asocia a algo tan poco glamouroso como un aparcamiento.


Friso cerámico en El Corte Inglés de la Plaza del Duque (1968)


El segundo ejemplo es todavía más lamentado. La construcción del Corte Inglés de la Plaza del Duque supuso un antes y un después en la vida comercial de la ciudad, pero los inmuebles que se perdieron para posibilitar esta "modernidad" aún son llorados. En la nueva mole comercial inaugurada en 1968 no hay espacio para ventanas, pero sí para un friso cerámico muy interesante que, en la actualidad, decora la fachada que da hacia la plaza de la Concordia.


Conjunto cerámico en un comercio de la calle Córdoba destruido en 2016

Hacía mucho tiempo que quería dedicarle un post a los últimos coletazos de la industria alfarera sevillana. He seleccionado tan solo algunos ejemplos de los muchos que aún se conservan en calles, plazas, edificios y comercios. Lamentablemente cada vez se conservan menos y no es raro que en reformas y adaptaciones se prescinda de una cerámica considerada pasada de moda. Es lo que ocurrió en un local comercial de la calle Córdoba donde para cumplir con la normativa actual de rótulos comerciales hubo que eliminar un conjunto de cerámica de los años sesenta. Incomprensible.

Una vez llegados a este punto, y después de haberos mostrado todas estas imágenes os lanzo dos preguntas: ¿no creéis que merece la pena conservar, proteger y dar a conocer estos elementos artísticos del mismo modo que protegemos los más antiguos? La segunda pregunta es más osada, ¿no sería interesante que la arquitectura sevillana actual siguiese apostando por la cerámica como elemento estético del mismo modo que lo ha hecho durante siglos? Sería una bonita forma de no dejar morir una tradición tan asociada a la historia de la ciudad y que actualmente prácticamente ha desaparecido.



>> Quiero agradecer a Manuel Pablo Rodríguez y a Álvaro Sáenz, miembros de la Asociación Niculoso Pisano, el haberme introducido en un mundo tan apasionante como el de la cerámica. La labor que estáis haciendo, junto con todos los miembros de la Asociación es encomiable y con estas líneas quiero agradeceros vuestro esfuerzo e ilusión.

3 comentarios:

Malvaloca dijo...

Como aficionada y estudiosa de la cerámica tengo que darte las gracias por este estupendo artículo. Por desgracia, la cerámica artística está hoy día en peligro de extinción, incluso se han perdido obras de mucho valor como el magnífico mosaico de Sevilla, realizado por Teresa Osta con la técnica del rakú, que lucía en la pared de la oficina de Turismo en la Avenida de la Constitución. No tengo fotos de ese mural, aunque voy a tratar de conseguir alguna, si existe, ya que conozco a su autora, para mandártela. Mucho me temo que haya terminado en la basura debido a la incultura de los que hicieron la reforma en el local, o en manos de algún avispado para su disfrute personal. El caso es que se trataba de una auténtica obra de arte que estaba en un edificio público y me parece muy lamentable que ocurran estas cosas.
Un saludo y gracias una vez más por el artículo.

Álvaro Sáenz dijo...

El interés sincero y comprometido con la materia, como el que siempre nos muestras, es lo que nos impulsa precisamente a seguir apostando por el camino de la difusión y puesta en valor de esta manifestación tangible de nuestra identidad cultural. Gracias por la importante labor que, como agitador de conciencias en estos términos patrimoniales, desde hace años llevas a cabo a favor de la ciudad.

Sergio Harillo dijo...

@ Malvaloca: si pudieras mandarme la imagen sería magnífico. Precisamente mientras redactaba este post me ha llegado la información de la próxima desaparición de otra pieza cerámica de gran relevancia y le voy a dedicar un post lo antes posible. Si me pudieras mandar esa imagen lo incluiría como ejemplo de cómo la cerámica es eliminada sin miramientos. Bueno, en realidad como el patrimonio en general en esta ciudad. El correo del blog lo tienes en el banner principal de la derecha :)

@ Álvaro: Muchas gracias por tus palabras, de verdad :)