lunes, 27 de agosto de 2018

Restauración del retablo mayor de la iglesia de San Andrés



La Delegación de Patrimonio Cultural de la Archidiócesis de Sevilla ha llevado a cabo durante este verano un proyecto de intervención en el retablo mayor de la iglesia de San Andrés. La obra se incluye dentro del Plan Diocesano de Conservación Preventiva, una iniciativa para la que se firmó un convenio de colaboración con la Universidad de Sevilla para que alumnos del Grado de Conservación y Restauración pudieran hacer sus prácticas curriculares en bienes propiedad de la Iglesia.

El retablo mayor de la iglesia de San Andrés fue realizado en los años treinta del siglo XVIII por Felipe Fernández del Castillo y Benito Hita del Castillo. De esta época son la mayoría de las imágenes que componen el retablo (San Pedro, San Pablo, San Andrés y Santa Bárbara) mientras que la Inmaculada de la hornacina central es anterior, obra de Jerónimo Hernández y fechada hacia 1570. Una de las características más llamativas de la intervención es que las piezas han recuperado su lugar original. San Andrés, que ocupaba el manifestador del retablo, ha vuelto al ático, sustituyendo a la Santa Bárbara, que se ha colocado en la calle lateral derecha (recuperando la disposición original de la torre que lleva en las manos). Por su parte, el San Juan Bautista ha pasado del lateral derecho al izquierdo, mientras que una última figura ha sido retirada del retablo.


San Pedro, la Inmaculada Concepción y San Pablo en el cuerpo principal del retablo


La intervención, que apenas ha durado mes y medio, buscaba devolver al conjunto la integridad que había perdido por el paso del tiempo y actuaciones anteriores. Entre los principales problemas que presentaba el retablo se encontraban la acumulación de polvo, hollín y restos de cera, pérdida de adherencia tanto en piezas escultóricas como en la propia estructura arquitectónica del retablo, falta de mantenimiento e intervenciones anteriores que no habían abordado la estructura de forma global. Tras una limpieza superficial de todo el conjunto se procedió a desmontar aquellas piezas que corrían el riesgo de desprenderse, se consolidaron capas pictóricas, cromáticas y detalles decorativos y por último se llevó a cabo una reintegración cromática y volumétrica en aquellas zonas que contaban con lagunas. Todo ello ha ido acompañado de un estudio del retablo para conocer las causas de deterioro y un saneado de la estructura interna y zona posterior del mismo, precisamente la zona que peor estado suele presentar al no ser tan accesible. El estudio ha permitido constatar que el estado general del retablo era bueno, si bien los elementos decorativos necesitaban de una intervención que garantizase su correcta conservación en el futuro. Además, se ha llevado a cabo un tratamiento preventivo contra xilófagos. 


San Juan Bautista, San Andrés (en el centro) y Santa Bárbara en el ático del retablo


Con esta actuación la iglesia de San Andrés recupera uno de sus principales símbolos que se suma a actuaciones anteriores como las llevadas a cabo en el retablo mayor de la Parroquia de San Lorenzo o la intervención integral en Santa María la Blanca.

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