miércoles, 30 de enero de 2019

Redescubriendo la Fábrica de Tabacos



La apertura de una zona de la antigua Fábrica de Tabacos cerrada durante años, ha puesto a disposición de los amantes de la arquitectura un espacio de una gran belleza. Se trata de uno de los extremos de la fachada principal de la actual Universidad de Sevilla, un espacio que en su día perteneció a la Facultad de Derecho pero que tras la mudanza quedó cerrado hasta que ha sido nuevamente habilitado como anexo de la Facultad de Filología.




La llegada al poder de Felipe V supuso una reordenación de los recursos económicos en la España dieciochesca. Una de las principales actividades que llevó a cabo la nueva dinastía reinante fue la de industrializar el país con una serie de reales fábricas. En Sevilla contamos con varios ejemplos de este periodo, destacando por encima de todo la Real Fábrica de Tabacos y la Real Fábrica de Artillería. La "nacionalización" de la producción del tabaco supuso un nuevo impulso con el control, por parte del Estado, de este producto. En Sevilla se decide a principios del siglo XVIII levantar una nueva fábrica que acabara con las estrecheces del edificio ubicado en el entorno de la actual Plaza Cristo de Burgos. Se planteó un edificio monumental, uno de los mayores de Europa, extramuros y que aprovechara la presencia del arroyo Tagarete para la protección de la fábrica y para el propio funcionamiento de la misma.




Las obras comenzaron a finales de los años veinte del siglo XVIII según proyecto de Ignacio Sala, al que irán sucediendo una serie de ingenieros militares que darán forma al edificio. Sin duda el que mayor peso tuvo en el diseño definitivo fue el flamenco Sebastián van der Borcht, que se hace cargo de las obras en 1750 tras varios años de interrupciones y parones. Junto a él trabajarán hasta 1766 otros ingenieros como Pedro Silva o Lucas Cintora, encargándose de la decoración escultórica el lisboeta Cayetano de Acosta, artífice de la portada principal, los bellísimos pináculos que rematan los extremos del edificio y la fuente del patio principal.



Techo de una de las escaleras


La zona de la fábrica que da a la actual calle San Fernando fue siempre la más noble y en ella no solo se ubicaron dependencias administrativas y equipamientos como la cárcel y la capilla, sino que en los extremos se diseñaron, con acceso independiente, una serie de viviendas donde residían los funcionarios que se encargaban del control de la producción como el director de la fábrica o el superintendente. Es precisamente una de estas zonas residenciales la que ahora se puede visitar tras su reapertura. Junto a la capilla de la Universidad se accede por una puerta a dos patios con sendas escaleras en torno a los cuales se distribuían una serie de viviendas. Esta zona es simétrica a los dos patios que hay junto a la antigua cárcel, donde se ubican los despachos del Departamento de Historia del Arte y parte de la Facultad de Historia. 




La grata y maravillosa sorpresa que ofrecen estos dos redescubiertos patios es que, si bien estética y arquitectónicamente son prácticamente idénticos a los otros dos, presentan una característica que los hace diferentes, y es que no están separados por un muro sino que están comunicados por una loggia que aporta una gran diafanidad al espacio. La amplitud conseguida por medio de esta zona porticada unida al rumor del agua de las dos fuentes y el poco trasiego existente hace de este espacio un lugar mágico. 




Van der Borcht da toda una lección de arquitectura en estos patios; juega con los órdenes, los invierte y mezcla los elementos para construir dos espacios soberbios. El dórico es el orden predominante en el patio de menores dimensiones mientras que el jónico, con unas curiosas volutas en los ángulos, aporta elegancia al patio más grande. La visita no puede concluir sin echar un vistazo a las escaleras, ampliamente decorada una de ellas, más sencilla la otra. No podemos olvidar que estamos en un espacio fabril y es por ello que llama todavía más la atención la delicadeza, el gusto y la monumentalidad con que fue diseñado hasta el más mínimo detalle. La apertura de este espacio permite conocer un poco mejor un edificio fastuoso que, a día de hoy, sigue siendo todo un referente arquitectónico.


Más información sobre la historia de la Fábrica de Tabacos en este post (enlace)

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