sábado, 10 de febrero de 2018

Comienza la restauración de la torre de San Bartolomé



La restauración de la iglesia de San Bartolomé quedó interrumpida en los años noventa. De las tres fases que componían el proyecto, sólo se ejecutaron las dos primeras, que incluían la recuperación del interior del edificio y las cubiertas. Sin embargo la tercera fase se quedó sin presupuesto y la torre y las fachadas no fueron intervenidas. Con el paso del tiempo, el deterioro del templo ha ido en aumento y en el caso de la torre el peligro de derrumbe hacía imprescindible una actuación de urgencia. El pasado 22 de enero, con la colocación de los andamios, daba comienzo la esperada restauración. En los próximos meses la torre de San Bartolomé será intervenida para consolidar su estructura y recuperar su policromía original.





Los problemas estructurales de la torre de San Bartolomé tienen un causante principal, aunque no único. Al paso del tiempo con sus correspondientes patologías (pérdida de morteros, desprendimientos, pudrición de los yugos de las campanas) se une la desaparición, en los años cincuenta, de la cúpula que cubría la torre. Tras el derrumbe de este elemento, la entrada de agua ha ido acelerando los problemas que ya tenía la torre, provocando grietas que hacen peligrar la integridad de la misma. La intervención, presupuestada en 322.000 euros y financiada en gran parte por la Archidiócesis de Sevilla, incluye el refuerzo estructural del campanario, la consolidación de todos los elementos que lo componen (pretiles, antepechos, cornisas...), la restauración de revestimientos, tanto cerámicos como la rica policromía que en su momento tuvo la torre, la restauración de las campanas y la cubrición del remate del campanario para garantizar su estanqueidad. El proyecto dirigido por la arquitecta Lola Robador va un paso más allá y plantea, en función del dinero disponible, la reconstrucción de la cúpula siguiendo el material gráfico conservado. Sin duda la recuperación de este elemento, unido a la policromía de los paramentos, daría una nueva imagen al templo neoclásico.




San Bartolomé es una de las iglesias más recientes de la ciudad. En 1779 se ejecutaba el derribo de la antigua parroquia, un templo de origen medieval que había sido mezquita y sinagoga y que a pesar de las múltiples reparaciones a las que había sido sometido en los siglos XVII y XVIII estaba prácticamente en ruinas a finales de la centuria. Se ponía así fin a un edificio que hundía sus raíces más allá del siglo XIII ya que en 1252 el rey Alfonso X había cedido una antigua mezquita a la comunidad judía para que la emplease como lugar de culto. Antonio Matías de Figueroa se encargará de diseñar las trazas del templo neoclásico, que construirán, entre otros, José Echamorro, Juan Romero y Fernando Rosales. En 1800 se abría al culto el nuevo edificio y, apenas unos años después, se enfrentaba a su primera restauración al sufrir los efectos de los bombardeos que padeció la ciudad en 1843 por levantarse contra el Gobierno del General Espartero.


Cajón de obra decorado por urban sketchers


En una ciudad en la que el color ha sido tan importante a lo largo de su historia, la restauración de la iglesia de San Bartolomé se antoja como un faro que arroja luz sobre el patrimonio y su conservación. San Bartolomé contaba, en su torre y en sus fachadas, con una rica policromía característica del Barroco sevillano en la que los almagras, los ocres, los tierras, blancos y azules, hacían de la ciudad un festín de color ahora perdido en gran parte. Además, la presencia de esgrafiados, un tipo de decoración tan maltratado que apenas se conservan ejemplos en la ciudad, hace aún más interesante esta intervención que podría convertirse en todo un referente sobre cómo intervenir en el patrimonio respetando su idiosincrasia y los materiales originales. 


Imagen de la torre con la cúpula original. Fuente


Para hacer más participativa e interactiva la restauración, el equipo encargado de las obras ha ideado una atractiva manera de acercar el patrimonio al ciudadano. El cajón de obras que rodea la fachada se ha convertido en un lienzo en blanco en el que varios urban sketchers irán plasmando sus dibujos con el objetivo de ir narrando la historia del edificio y su entorno. La propuesta incluye también una sección en la que los niños podrán intervenir con sus dibujos, haciéndolos partícipes de la recuperación del patrimonio. Todo ello viene a completar un proyecto en el que la colaboración es fundamental, para ello se ha habilitado una página web con toda la información de la obra y en la que es posible colaborar económicamente para que la restauración no se detenga en la torre y se pueda intervenir en las fachadas.



>> Más información sobre San Bartolomé aquí y sobre el proyecto de intervención aquí

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