Infografía de la Comisaría de la Gavidia restaurada. Imagen de Entre Adoquines |
"No es momento para ideas ocurrentes sin más" decía el otro día Juan Espadas en relación al concurso de ideas que se pretende convocar en septiembre para definir de una vez por todas qué vamos a hacer con la antigua Comisaría de la Gavidia. Y estoy completamente de acuerdo con el alcalde, la Gavidia requiere una solución ya y no debemos dejarnos llevar por cantos de sirena. Sin embargo creo que diferimos en un punto fundamental, quizá lo que para él sean "ocurrencias" para mí es un proyecto de lo más interesante y lo que para el alcalde son "proyectos a estudiar" para mí son más de lo mismo.
La semana pasada saltaba la liebre con un artículo en Diario de Sevilla firmado por Carlos Navarro Antolín en el que se adelantaba el interés por parte de una empresa para hacerse con la Gavidia y poner en este edificio un gimnasio (o centro de salud y deporte, que viene a ser lo mismo). La noticia corrió como la pólvora por las redes y la Asociación Entre Adoquines no tardó en mostrar su sorpresa ante unas negociaciones de las que no sabían nada. ¿Y qué es Entre Adoquines? Pues es una asociación de jóvenes arquitectos que lleva más de un año trabajando en dotar a este edificio protegido y catalogado como Suelo de Interés Público y Social de un uso que se adecue a dicha protección. Este matiz es importante. Entre Adoquines parte de la protección del edificio para desarrollar un proyecto respetuoso con esa protección.
La Gavidia y su entorno. Imagen de Entre Adoquines |
El trabajo de Entre Adoquines tomó alas en abril de 2016 cuando celebraron un encuentro abierto a la ciudadanía para recoger ideas para el edificio. A partir de esas propuestas han desarrollado un proyecto de lo más interesante que cuenta con el apoyo de la Universidad de Sevilla y de la Pablo de Olavide. Es más, también contaba con el apoyo del equipo de Gobierno que mostró su interés por el proceso y les motivó a que siguiesen trabajando en él para presentar una propuesta sólida y viable.
Entre Adoquines ha planteado un proyecto que se basa en tres grandes ejes. Por un lado un centro de investigación y emprendimiento que permita, en colaboración con las dos universidades citadas, ofrecer a los jóvenes una oportunidad para desarrollar sus ideas. Una especie de incubadora de empresas cuyo objetivo es evitar la fuga de talentos y fomentar que el tejido productivo local revierta en la propia ciudad. El segundo motor del proyecto es un centro socio cultural que abarcaría 1.500 metros cuadrados al servicio de la ciudadanía para hacer frente al excesivo proceso de gentrificación al que se está sometiendo nuestro centro histórico. Frente a la idea de un centro histórico para el turista, Entre Adoquines propone un espacio para los vecinos que aporte habitabilidad a la zona. Por último se aprovecharían los metros cuadrados de uso comercial que permite la catalogación del edificio para ubicar un bar-restaurante en la última planta, con vistas al entorno.
Plan de usos propuesto para la Gavidia. Imagen de Entre Adoquines |
Uno de los puntos más interesantes del proyecto de Entre Adoquines es que se plantea la restauración y recuperación del edificio en su integridad, huyendo de intervenciones que únicamente respetan la fachada para demoler todo el interior. La reforma serviría para actualizar el edificio y adaptarlo a los valores de sustentabilidad propios de nuestra época, haciendo de la Gavidia un inmueble sostenible y autosuficiente energéticamente que sirva de modelo a otros edificios de la ciudad.
En el otro extremo de la balanza están los otros proyectos que han llegado al Ayuntamiento, el citado gimnasio y dos hoteles. Uno de estos últimos, presentado por la empresa Barceló, ha incluido un caramelo muy sugerente al comprometerse a restaurar la cercana iglesia de San Hermenegildo, de propiedad municipal y cerrada desde hace años. Para dar vía libre a cualquiera de estos tres proyectos será necesario cambiar el planeamiento urbanístico de la ciudad.
Hasta ahora estamos acostumbrados a rendirnos siempre a la visión más comercial, incluso cuando se trata de edificios protegidos. Sevilla se encamina, por mucho que el Ayuntamiento lo quiera negar, hacia un modelo turístico insostenible. Plantear otro hotel en una zona en la que están previstos varios proyectos similares (plazas del Duque, Magdalena y Encarnación, edificio Vilima) no parece tener mucho sentido. En cuanto al gimnasio, si bien es un equipamiento de uso "público", se podría ubicar en otra parcela que no corresponda a un edificio protegido y catalogado. La propuesta de Entre Adoquines, sin embargo, defiende algo diferente y novedoso, ofrece una alternativa a la alta tasa de desempleo que hay en la ciudad, respeta el edificio y se apoya en las dos universidades para crear un equipamiento de calidad. Tengo claro que de las opciones conocidas hasta ahora la de Entre Adoquines es la mejor para la ciudad.
Este próximo jueves día 13 de julio, a partir de las 20:00 horas, los miembros de Entre Adoquines presentarán el proyecto en la plaza de la Concordia y recogerán firmas para pedir que su proyecto sea tenido en cuenta (si quieres firmar on line aquí tienes el enlace). Sobre la mesa está, una vez más, decidir qué modelo de ciudad queremos. Ojalá el Ayuntamiento, aunque sea por una vez, escuche más opciones. Sevilla necesita un cambio de modelo hacia una ciudad más sostenible en muchos aspectos y este proyecto, de verdad lo creo, camina en esa dirección.
10 comentarios:
Lo que me preocupa es que se pretenda crear un uso que 'suene bonito' pero que no corresponda a una necesidad real, como ocurre a veces. Por ejemplo, ¿se había constado, antes de este proyecto, la necesidad de un centro de investigación como éste por parte de las universidades públicas de la ciudad? Lo bueno de los proyectos comerciales es que es el sector privado, y no la Administración (y, en último término, la ciudadanía) el que pone el dinero y se arriesga. Otro ejemplo: si se hubiese constatado que el distrito centro necesitaba un gran centro cívico por carecer de él, o que a la Junta le convenía tener unas oficinas en un lugar como ése, hubieran sido razones a favor de dar un uso no comercial al edificio. En fin, espero que el uso final sea algo de utilidad real y no 'rebuscada'...
Como comentaba en el post, Entre Adoquines realizó unas jornadas en las que cualquier ciudadano podía ir a proponer y trabajar en el futuro del edificio (yo mismo estuve allí). Sobre la necesidad o no de este equipamiento, pues teniendo en cuenta el nivel de emigración que hay en Sevilla y el bajo tejido productivo que tenemos, quizás sí haga falta. Te pongo otro ejemplo, los carriles bici. Nadie sabía el éxito que podían llegar a tener y fue una decisión del Ayuntamiento implantarlos.
Eso de "lo bueno de los proyectos comerciales es que es el sector privado el que arriesga" habría que matizarlo. Estamos hablando de un edificio público y protegido. Lo fácil sería cederlo por medio de un canon a un tercero y que lo explote durante 'x' años como se ha hecho con el Mercado Gourmet del Barranco, la Estación de Cádiz o el mercado de la Puerta de la Carne, pero la pregunta es ¿qué aportan esos espacios a la ciudad? Son negocios privados que generan un beneficio económico para el empresario de turno, pero en el ámbito global de la ciudad, el hecho de que estén o no, no cambia nada.
Entiendo, por otros comentarios tuyos, que tienes una postura liberal en cuanto a la economía, pero personalmente pienso que no todo se puede dejar al albur de la ley de la oferta y la demanda. De ser así por ejemplo no tendríamos una orquesta sinfónica, ni temporada de ópera, ni danza, ni museos. Eso sí, tendríamos muchos hoteles, gimnasios y centros comerciales con muchas tiendas del grupo Inditex. La verdad, no me gustaría una ciudad así, por mucho que sea lo que impone el capitalismo.
¡Saludos!
Sí, pero sin radicalismos; como sabes defiendo que haya un patrimonio público que esté protegido y cuidado, por ejemplo. Mi (social-)liberalismo 'busca' que el estado se ocupe de lo que debe (y que no se -nos- arruine ni nos fría a demasiados impuestos) y nos deje a las personas, a la socidead civil, ocuparnos de nuestros asuntos; pero no se trata de favorecer porque sí a los 'ricos' (yo soy más bien todo lo contrario). Precisamente, las vías públicas -como el carril bici- sí creo que deben ser asunto de la Administración, mientras que el mantenimiento de edificios públicos debe ser algo más comedido, planificado con cuidado. Por supuesto que hacen falta centros cívicos, centros públicos de día para dependientes, hospitales públicos, monumentos y colecciones de arte públicos... Pero, ¡racionalicemos los recursos! Eso es lo bueno de adecuar la oferta a la demanda. Y alquilar patrimonio público -con condiciones- a empresas privadas puede tener esa ventaja de suponer más un beneficio que un gasto para la Administración.
Por cierto, gracias de nuevo por tu estupendo blog y un gran saludo
Un último comentario (disculpad, se me va ocurriendo una cosa mientras mando otra). No estoy de acuerdo con que la iniciativa privada, incluso aquélla con ánimo de lucro, no tenga una aportación positiva para el 'ámbito global de la ciudad', y creo que en realidad tú tampoco, por eso pregonas -con razón- las bondades de negocios privados tales como el Espacio Caótica. Cosas como esa o el Mercado Gourmet del Barranco, crean (algo de) empleo, sinergias económicas y humanas,y desarrollan actividades interesantes para cualquier ciudad moderna... Otro ejemplo, un buen centro de artes marciales es un negocio privado que es bueno para la sociedad y la ciudad. No conviene que domine demasiadas cosas el sector público (además, así puede centrar sus recursos en sus tareas primordiales)... ¡Gracias!
No creo que sea comparable el Mercado Gourmet del Barranco con Espacio Caótica, y te digo por qué. Mientras que las naves del Barranco, la estación de Cádiz o el antiguo mercado Puerta de la Carne son edificios públicos que se han cedido a un tercero por medio de ¿concurso público?, Espacio Caótica ha alquilado por su cuenta y riesgo un edificio para montar un negocio.
Claro que no estoy en contra de la iniciativa privada, sería absurdo en una sociedad como la nuestra. Lo que te quiero decir es que el Barranco por ejemplo no deja de ser un espacio gastronómico con los mismos bares que te puedes encontrar en cualquier otro sitio de la ciudad aunque revestido de una etiqueta 'lujosa' para cobrarte más. A eso me refiero con que no aporta una novedad. Es un producto pensado para el turismo, no para la ciudad.
Otra idea. Ojalá viviéramos en una sociedad como la anglosajona en la que las empresas y particulares sostienen económicamente museos y teatros, pero aquí lamentablemente eso no ocurre. Aquí las empresas si pueden, tributan en otros países para ahorrarse pagar impuestos y lo de contribuir económicamente a sostener la cultura, por ejemplo, es algo que ni se plantean. Ayer mismo se comentaba por Twitter la gran aportación de Alicia Koplowitz al Museo del Prado, su mecenazgo consiste en que haya un jarrón con flores en el vestíbulo. Un jarrón espectacular, eso sí. También podemos hablar de iniciativas privadas que hemos tenido que salvar entre todos (hablemos de los bancos, que se rescataron con dinero público y que ya reparten entre sus accionistas un dinero que no piensan devolver al Estado y que se recortó de la Sanidad y la Educación; o las autopistas que hemos tenido que rescatar porque "ya no eran rentables").
Todo esto no exime que desde lo público se cometan errores, pero al menos son cargos públicos que se pueden quitar a los cuatro años.
¡Gracias a ti y perdona por la parrafada! ¡Saludos!
Nada de parrafada, un placer, Sergio
Por cierto, muchos liberales están en contra de ese tipo de empresa que mencionas, que se aprovecha de un trato de favor del estado y luego, si le sale mal, lo pagamos todos... Ellos piensan que no se debe favorecer ni rescatar a esas empresas. Ya no me 'enrollo' más, gracias por última vez
Me recuerda mucho al proyecto que desde la Asociación DesCentrados intentaos poner en archa, para dotar de nuevos usos a un antiguo mercado de abastos que había quedado abandonado (Mercado Cruzcampo). Ojalá que Entre Adoquines tenga más éxito y no acabe chocándose con la pared una y otra vez como nos ocurrió a nosotros.
Gracias Sergio por tenernos al día de cosas tan interesantes!
Desde que empecé a escuchar sobre este proyecto de Entre Adoquines me acordé del vuestro, Celia. Los paralelismos son inmensos. Y me temo que ambos os chocáis con el mismo muro que no deja de ser el modelo de ciudad que tenemos. Sólo hay que ver los comentarios de la gente en Twitter en contra del proyecto porque prefieren el hotel. En fin, más de lo mismo.
¡Saludos!
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