viernes, 7 de octubre de 2016

La Sala Turina estrena imagen y etapa

Interior de la Ópera de París. Imagen de Traveler.es

Es fácil imaginar la reacción del público cuando en 1964 fue inaugurado el nuevo cielo de la Ópera de París pintado por Marc Chagall. El artista bielorruso trabajó durante un año en la nueva configuración de la cúpula del teatro, colocando su obra sobre una estructura que preserva la decoración original de Jules Eugène Lenepveu. La convivencia entre dos estilos tan distintos, el eclecticismo francés del siglo XIX con el que Garnier concibió la ornamentación del edificio y la pintura ágil y colorista de Chagall, tuvo que despertar acalorados debates en el París de los años sesenta.


A escala mucho más local, siempre que acudo al Cine Cervantes y miro hacia su bóveda, no puedo dejar de pensar en una actuación similar que elimine para siempre ese material poroso que recubre el techo. Decorar con pinturas murales contemporáneas la cúpula del Cervantes sería sin duda la guinda perfecta para una restauración que parece no llegar nunca mientras el edificio sigue agonizando lentamente.



Algo de todo esto hay en la nueva estética que el Ayuntamiento ha plasmado en el antiguo Teatro Álvarez Quintero, posterior Centro Cultural Cajasol y hoy 'Espacio Turina. Lugar Cultural'. El lunes pasado se inauguraba con toda la pompa la intervención que el estudio de arquitectura Lugadero ha ideado junto con Delimbo para algunos espacios del teatro, cuya gestión asumió el Ayuntamiento tras la estampida de Cajasol el año pasado.


Desde el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla se le ha querido dar una nueva imagen a este espacio coincidiendo con una nueva etapa en la que la mayor novedad es que a partir de ahora cuenta con un director, Albert Sunyer, que se encargará de seleccionar la programación musical del teatro. La Sala Turina se convertirá en un espacio destinado únicamente a la música, pero eso sí, en todas sus vertientes, del flamenco a la zarzuela pasando por la música de cámara, el jazz o la música contemporánea. La sala principal, con un aforo de 400 localidades, se ha rebautizado con el nombre del rockero sevillano Silvio, mientras que el salón de actos de la planta inferior mantiene su homenaje a Juan de Mairena.



El proyecto se completa con la Sala Atín Aya, con acceso independiente por la calle Arguijo y que en sus tres plantas acogerá exposiciones de arte. El objetivo del ICAS es hacer del Espacio Turina un lugar de referencia para la creación en la ciudad, abierto a la ciudadanía y a proyectos particulares que puedan encajar en la programación. La formación tendrá un papel importante en la nueva etapa del espacio, buscando dar un apoyo a los jóvenes emprendedores que se embarcan en un proyecto cultural.

Mural 'Protosímbolos', de Sixe Paredes


En cuanto a la parte estética, aunque lo más llamativo sea sin duda el color del suelo y del Giraldillo que decora el vestíbulo del teatro, personalmente lo que más me ha llamado la atención es la nueva imagen del espacio en cuanto a cartelería y señalética, muy fresca y atractiva. La intervención artística ha recaído en Delimbo, que ha comisariado la decoración de los dos vestíbulos previos al balcón y al paraíso del teatro, con unos coloristas murales de Rubén Guerrero y Sixe Paredes. Es en estos dos murales donde más veo la huella de Chagall y la Ópera de París, salvando las distancias claro. Sin duda me parece un proyecto muy interesante que en sucesivas convocatorias podría extenderse a otras zonas del teatro, desde el vestíbulo a la sala principal, cuyo aspecto actual no tiene una personalidad propia.

Detalle del mural de Rubén Guerrero


Y llegamos a los columpios y al famoso amarillo que ha impregnado el vestíbulo del teatro para quitarle "ese aspecto de tanatorio" que tenía según el Concejal de Hábitat Urbano. En palabras del alcalde y del delegado de Cultura, el objetivo es invitar a entrar al ciudadano que pase por la calle Laraña, que ese amarillo, cual camino de baldosas que conducen a Oz, sea un símbolo de que el espacio está vivo y lleno de actividades. 

Nueva cartelería e imagen del Espacio Turina


En líneas generales valoro positivamente la intervención, si bien lo considero un hecho aislado dentro de la larga lista de problemas que acarrean los espacios culturales del Ayuntamiento. Si bien es cierto que en este año de mandato se han visto algunos cambios como la realización de actividades en el Centro de la Cerámica de Triana, la apuesta por mejorar la oferta del Teatro Alameda o esta nueva etapa para la Sala Turina, hace falta mucho más, muchísimo más. Entiendo que todo lleva un tiempo, que las cosas necesitan un proceso (palabra que parece estar muy de moda ahora) pero sigo notando una excesiva dejadez en aspectos que considero fundamentales como la puesta en valor de los espacios museísticos municipales. Antiquarium, Castillo de San Jorge, Centro del Mudéjar, Centro de las Artes, Centro de la Cerámica, siguen al ralentí, sin un verdadero proyecto que los saque del más absoluto de los olvidos. Bienvenida sea la remodelación del Espacio Turina y la apertura de una nueva sala de exposiciones, pero por favor, no se puede dilatar más el aspecto patrimonial, cuyo más reciente exponente ha sido la noticia de que la cisterna romana de la Plaza de la Pescadería está repleta de aguas estancadas por llevar años abandonada. Son muchos los frentes abiertos, y entiendo que la prioridad del nuevo equipo municipal se enfoca más hacia los espectáculos y la creación joven, pero eso no es excusa para que el patrimonio sea arrinconado y abandonado a su suerte en una ciudad que presume precisamente de eso, de tener un legado patrimonial importante.

5 comentarios:

Gabriel M. dijo...

Yo también creo que hay que aumentar la atención al patrimonio público y su conservación;además, como sabes, aunque me encanta que haya espacios dinámicos dedicados al arte en la ciudad, sigo reticente a que la Administración gaste el dinero de todos en festivales, programaciones culturales o subvenciones a particulares. Esos gastos debe asumirlos el sector privado. Y si es débil en nuestra ciudad, pues seamos modestos. Un saludo y gracias por tu artículo.

Líbero en zona dijo...

En cuanto a los murales pictóricos me gustan y creo que vienen a engrandecer un espacio quizá antaño aséptico, que no por ello falto de elegancia. Sin embargo, la zona del vestíbulo -de color chirriante- no me parece la solución más acertada a un espacio que ya en su programación precisamente no se destaca por lo ultra vanguardista (barroca, zarzuela, flamenco, etc.). Creo que lo de ser modernos a toda costa y en todos los contextos no vale, aunque haya un supino miedo a decirlo por parte de muchos sectores (vaya ser que nos tilden de carcas). Pues asumo lo de carca y asumo que con 30 años voy a las funciones de la Compañía Sevillana de Zarzuela a este espacio y sigo pensando que me parece una intervención que no respeta el contexto, que no se integra en un edificio clasicista en sus formas y que pretende captar a un público guay a golpe de colorín fosforito. Dejemos que pasen 30 años a ver qué trascendecia tiene esta reforma, porque artisticidad no dudo que tenga pero sensibilidad desde luego hacia el lugar muy poca. Hacer una comparativa entre esto y Chagall... Me ahorro el resto.

Sergio Harillo dijo...

Bueno, si te sirve de consuelo, a mí me encanta la música clásica, la ópera, el ballet, Murillo, pero también disfruto con una exposición de arte contemporáneo.

He intentado buscar imágenes de cómo era este teatro antes de la reforma de Cajasol pero no he encontrado ninguna, sería interesante ver la evolución.

En cuanto a la comparación con Chagall, creo que a buen entendedor, pocas palabras bastan ;)

¡Saludos!

Líbero en zona dijo...

Claro que sí. Mucha gente no entiende que se puede ir a la Zarzuela y, después, darte un paseo por el Central o el CAC Málaga. O somos modernos o carcas, pero medias tintas... Pues yo digo que ¡qué viva el eclectismo!

Sergio Harillo dijo...

Esa misma impresión tengo yo, que o eres moderno y te gusta todo lo moderno (o lo que te digan que es moderno y 'cool') o eres un antiguo y un rancio. No sé, en el punto medio está la virtud, ¿no? Desde luego yo disfruto con un amplio segmento de la Cultura.

¡Saludos!