La Asociación Entre Adoquines celebró, durante la semana pasada, un interesante Workshop para debatir sobre el presente y el futuro de la Comisaría de la Gavidia. Uno de los aspectos más interesantes de cuantos se debatieron fue la capacidad de este edificio de convertirse en un nexo de comunicación entre los sectores norte y sur del Centro Histórico. Hasta ahora el Ayuntamiento, propietario del edificio, ha entendido que la antigua Comisaría debía servir para que los usos presentes en la zona sur del Centro Histórico (comerciales y turísticos) se extendiesen hacia la zona norte, ampliando el área de influencia de la Sevilla turística y comercial hacia el norte del casco histórico. Por eso los usos propuestos giraban siempre en torno a esos preceptos: un centro comercial cuando gobernaba Zoido y un hotel ahora que el que gobierna es Espadas. Pero ¿qué pasa si le damos la vuelta como una tortilla a esa colonización? ¿Y si la Gavidia sirviese, como propone el Plan General de Ordenación Urbana sin ir más lejos, para que los usos de la zona norte, mayoritariamente residenciales, se extendiesen hacia la zona sur? ¿Por qué no hacemos de la Gavidia un espacio vivo que aporte una serie de valores a un centro histórico cada vez más deshumanizado?
El Workshop organizado por Entre Adoquines se ha dividido en dos partes, una primera de conocimiento del edificio y sus posibilidades y una segunda más práctica que buscaba plantear los usos que podría tener la Comisaría. La principal conclusión a la que se ha llegado es que el proyecto que se haga en la Gavidia debe generar debate y participación ciudadana. Algo que en Sevilla suena todavía a utopía, en otras ciudades ha desarrollado proyectos que hoy soy un referente a nivel mundial. ¿Quién no conoce el High Line de Nueva York, nacido gracias a la participación ciudadana y al empeño de una Asociación por dotar de un nuevo uso a una estructura que iba a ser demolida? La Gavidia puede convertirse en un referente si la ciudadanía se implica en su futuro. Si dejamos que sean las administraciones las que se encarguen del edificio, lo demolerán o lo convertirán en un centro comercial más que poco aportará a una ciudad con una de las tasas de paro mayores del país. Ha llegado el momento de plantear otro modelo y el Ayuntamiento debe escuchar las propuestas de aquellos ciudadanos interesados en que Sevilla sea algo más de lo que estamos vendiendo.
Durante la presentación de los resultados del Workshop se planteó la idea de que esta zona de la ciudad, formada por tres plazas consecutivas, a día de hoy no tiene un atractivo que invite al ciudadano a desarrollar actividades allí. La presencia de un aparcamiento subterráneo con el continuo ir y venir de coches se suma al abandono de los dos edificios que dan fachada a la plaza de la Concordia, la Comisaría y la antigua iglesia de San Hermenegildo. La recuperación de estos dos edificios debe ir acompañada de una intervención sobre el terreno que humanice la plaza y la abra a la ciudadanía para que tenga más usos que los actuales. En palabras de los asistentes al Workshop, "hay que devolverle su protagonismo y dimensión urbana al edificio, no debe aislarse de su entorno".
Como plan a corto y medio plazo, desde Entre Adoquines proponen un uso inmediato del edificio para que la ciudadanía se apodere de él. ¿Es factible? Los últimos informes encargados por el Ayuntamiento parecen indicar que sí. La Comisaría está en malas condiciones debido a su abandono, pero no se está cayendo. Una de las grandes virtudes de la arquitectura contemporánea es su versatilidad, la Gavidia podría acoger, con un mínimo lavado de cara, actividades que generen movimiento, un trasiego que podría revertir en el propio edificio. No hace falta invertir varios millones de euros para dejar el edificio tal como se construyó, se puede empezar con pequeñas micro actuaciones que lo habiliten para su uso inmediato. ¿Qué usos? Lo que queramos. Lo que decidamos. Suena a utopía, pero los ciudadanos debemos empezar a tomar conciencia de que el futuro de nuestras ciudades dependerá de lo que nosotros queramos, siempre y cuando prime el bien común sobre el individual, de lo contrario, estaríamos perpetuando las prácticas especulativas que nos han llevado a la situación que vivimos hoy en día.
Mientras escuchaba el otro día el debate sobre la Gavidia me vino a la mente el proyecto que se planteó hace ya unos años para el Mercado de Cruzcampo, una idea que buscaba poner en uso con una mínima intervención un edificio abandonado desde hace años. Hubo participación ciudadana, hubo un proyecto, hubo un firme interés por parte de una Asociación de revivir el edificio, pero se encontraron con la administración, que echó por tierra todo intento de convertir el antiguo mercado en un centro polivalente para el barrio. El resultado es que el edificio sigue deteriorándose, sin uso presente ni futuro, y todo por no querer escuchar a la ciudadanía y esperar a un gran inversor que llegue como maná del cielo. Ojalá no ocurra lo mismo con la Gavidia, ojalá en este caso la Asociación Entre Adoquines no se canse de luchar contra el muro municipal y ojalá el Ayuntamiento empiece a entender que los datos turísticos están muy bien, pero que el Centro Histórico no puede convertirse en el parque temático que están favoreciendo, el Casco Histórico debe ser un barrio vivo donde convivan vecinos y turistas y para ello habrá que poner freno en algún momento al desarrollo turístico incontrolado e insostenible. Son muchos 'ojalá', lo sé, pero es que de ilusiones también se vive, sobre todo si el objetivo de esas ilusiones es conseguir un mundo mejor para todos.
1 comentario:
Espero que la idea prospere y salga de ahí algo útil y bonito
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