Muchas veces las actuaciones políticas son cuestión más de voluntad que de presupuestos y partidas económicas. El Jardín Americano ha sido, durante los últimos años, la punta del iceberg de una gestión de las zonas verdes municipales más que discutible. Un recinto con un valor botánico e histórico tan importante debería haber contado con el mimo del Ayuntamiento, sin embargo durante los últimos años se ha enfrentado a un segundo e inexplicable abandono. Si en el año 2010 se volvía a abrir al público tras una inversión millonaria, el cambio de Gobierno de mayo de 2011 condenó tanto a este jardín como al cercano del Guadalquivir a la desidia. Ahora, tras un nuevo cambio en el equipo de Gobierno municipal, el Jardín Americano parece despertar de su letargo y este fin de semana el agua manaba por sus canales y cascadas como lo hiciera antaño.
Parece que no era tan difícil devolverle el agua a la antigua ciaboga de la Expo, quizás tan sólo hacía falta un poco de voluntad e interés. Tampoco nos engañemos, lo fácil es llenar un lago, lo verdaderamente complicado viene ahora cuando haya que mantenerlo y cuidarlo. El Jardín Americano, al igual que el resto de zonas verdes de la ciudad, necesita de un plan de gestión que incida en todos los aspectos, desde las actividades que se organizan en ellas hasta el control de podas y enfermedades en los ejemplares arbóreos. De nada sirve ser una de las ciudades con mayor número de metros cuadrados verdes de España si luego la imagen que dan estos espacios es de abandono. La contratación de Adolfo Fernández, ex director del Alamillo, como responsable de Parques y Jardines fue un primer paso, la posterior presentación del Plan del Arbolado supuso un notable cambio con respecto a la situación heredada por anteriores corporaciones (de uno y otro color político) y el regreso del agua al Jardín Americano parece indicar las buenas intenciones del Ayuntamiento hacia las zonas verdes. Pero no podemos quedarnos en pequeños gestos, hace falta poner en marcha la maquinaria para que nuestras zonas verdes estén plenamente operativas y en un excelente estado de conservación. La concienciación y educación ciudadana es otro de los objetivos fundamentales que el Ayuntamiento no puede dejar de lado, sólo cuando el ciudadano de a pie valore sus jardines, árboles y espacios públicos, se mantendrán de forma adecuada. Si falla la ciudadanía, las inversiones se quedarán en eso, inversiones. Ojalá la puesta en valor del Jardín Americano suponga el inicio de la reconciliación entre la ciudad y sus zonas verdes.
>> Imágenes tomadas el 25 de octubre por Curro Oñate, ex presidente de la Fundación NaturaliaXXI
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