Juan Espadas y María del Mar González en la Factoría Cultural. Imagen Ayuntamiento de Sevilla |
No es la primera vez que se confía en un equipamiento cultural para revitalizar una zona deprimida de una ciudad; una veces funciona (el caso del Raval de Barcelona con la Filmoteca de Cataluña, el CCCB o el MACBA) y en otras los resultados no son los esperados. El Polígono Sur contará a partir del próximo mes de septiembre con un nuevo espacio multiusos que está llamado a convertirse en un foco cultural desde el que irradien propuestas al resto de la ciudad.
El edificio, diseñado por el estudio valenciano Primo-Trullenque, contará con 3.300 metros cuadrados divididos en espacios para talleres, aulas para la enseñanza de música y danza, zonas expositivas, cafetería y un auditorio con 340 localidades. El objetivo del Ayuntamiento es que este nuevo equipamiento cultural se incorpore a la programación cultural de la ciudad con la participación de asociaciones y entidades del barrio, con las que se está trabajando para organizar el modelo de gestión del Centro. Tanto el Ayuntamiento como la Comisionada del Polígono Sur, María del Mar González, quieren hacer de este espacio un revulsivo en el barrio, atrayendo diferentes espectáculos como el Mes de Danza, la Bienal de Flamenco y todo un repertorio de actividades enfocadas a dotar de vida al nuevo centro cultural de la zona sur de la ciudad. En la actualidad se están terminando las obras, que han contado con un presupuesto de 2'3 millones de euros y se han aprobado diferentes partidas presupuestarias (otro millón de euros más desde la llegada de Espadas a la alcaldía) para equipar tanto el auditorio como las diferentes salas del Centro.
La idea de construir un gran centro cultural en esta zona de la ciudad se viene arrastrando desde hace ya varios años, si bien no fue hasta la llegada de Zoido a la alcaldía cuando se dio el impulso definitivo a un proyecto financiado con el Plan Urban. Los retrasos han estado a la orden del día, al igual que las modificaciones en un equipamiento que en su origen era mucho más ambicioso. Ahora, cuando las obras están a punto de finalizar, Factoría Cultural se enfrenta a la prueba de fuego de asentarse en esta zona de la ciudad y actuar como faro dinamizador de un barrio absolutamente carente de infraestructuras culturales. Ojalá éste sea el punto de partida de la más que necesaria revitalización de un barrio que no puede seguir avanzando a una velocidad completamente distinta a la del resto de la ciudad.
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