Ayer denunciábamos el lamentable estado de conservación del Jardín Americano y hoy queremos poner el ejemplo del Umbráculo de Barcelona, ubicado en el Parque de la Ciudadela. El edificio fue construido en ladrillo, hierro y madera para la Exposición Universal de 1888 y corresponde al diseño del arquitecto Josep Fontserè Domènech, siendo posteriormente adaptado por Josep Amargós i Samaranch.
Han pasado ciento treinta años desde su construcción y el edificio sigue cumpliendo a la perfección el uso para el que fue diseñado. Se trata de un magnífico ejemplo de arquitectura en hierro y llama poderosamente la atención el singular diseño de las bóvedas que le confieren al edificio un aspecto muy ligero tanto en el interior como en el exterior.
El Umbráculo recoge diferentes especies tropicales y de interior que han crecido de forma controlada generando un ecosistema propio dentro del Parque del que forma parte. Su visita es libre y supone todo un ejemplo de mantenimiento de este tipo de espacios.
Lamentablemente el Umbráculo sevillano perdió gran parte de su estructura tras la Expo, pasando de ser un invernadero climatizado a un espacio abierto. Este cambio ya supuso la pérdida de muchas de las especies que albergaba, pero el nulo mantenimiento que tiene a día de hoy hace peligrar no sólo los ejemplares que quedan, sino la propia estructura, cuyos materiales son vandalizados y robados. Si veinte años después de la Expo nuestro Umbráculo ya muestra un estado de dejadez avanzado, ¿qué será de él dentro de otros cien años?
No hay comentarios:
Publicar un comentario