En junio del año pasado comenzaba la restauración, a cargo del Enrique Gutiérrez Carrasquilla y su equipo, de dos piezas de gran importancia dentro de la colección municipal. Con la culminación de estos trabajos, el Ayuntamiento da un paso más en la mejora y correcta conservación de las obras de arte que atesora. La primera obra es el conocido como Tríptico del Maestro de la Mendicidad, una pieza que a pesar de seguir siendo anónima, ha podido ser fechada entre 1520 y 1530 tras los trabajos de restauración llevados a cabo. Se trata de tres tablas unidas en una sola pieza por detrás que representan a la Virgen con el Niño, San Miguel Arcángel (a la izquierda) y San Bartolomé. El periplo de esta obra, ejemplo de la transición del estilo gótico al Renacimiento dentro de la escuela sevillana, ha sido estudiado por Juan Antonio Gómez Sánchez, que ha rastreado el origen de la tabla hasta el desaparecido Hospital de San Hermenegildo o del Cardenal Cervantes, denominado posteriormente Asilo de la Mendicidad de San Fernando (de ahí el nombre del Maestro al que se atribuye la obra), de donde pasó al Museo de Bellas Artes y finalmente el Ayuntamiento. El tríptico, deudor del estilo de Alejo Fernández, ha sido remodelado en repetidas ocasiones a lo largo de su historia, no siendo ésta su configuración original. En el siglo XIX se le añadió la crestería neogótica y posteriormente el fondo de la misma se pintó en rojo, un color que ha desaparecido para dar paso al brillante azul original. A partir de ahora, el Tríptico del Maestro de la Mendicidad (a cuya autoría se atribuyen otras dos piezas actualmente en paradero desconocido y que sólo se conocen por medio de imágenes) será expuesto en la Sala Capitular Baja donde los cambios de temperatura son menos drásticos que en la planta superior de las Casas Consistoriales, donde había permanecido hasta ahora.
El otro cuadro que se ha restaurado durante el último año es este Crucificado de Juan Gui Romano firmado y fechado en 1611. Se trata de una de las pocas obras que se conocen de este autor que estuvo de paso por Sevilla a principios del siglo XVII dejando piezas de gran transcendencia para el naturalismo sevillano como este Cristo o el retablo que se conserva en la iglesia de San Martín. Si la tabla anterior formaba parte de la transición entre el estilo Gótico y el Renacimiento, este lienzo es un claro ejemplo de la pintura naturalista que llegó a Sevilla a finales del siglo XVI y principios del XVII (existe la hipótesis de que por Sevilla pasaron obras incluso de Caravaggio) y que tanto influyó en los pintores locales que abandonaron por completo la claridad del Renacimiento para abrazar los efectos claroscuros del Barroco más naturalista. Esta colosal obra se encuentra en una de las galerías del Ayuntamiento, en la zona remodelada en 1992 y tras su restauración contará con una iluminación especial que la ponga en valor y contribuya a su mejor conocimiento.
La restauración de estas dos piezas forma parte del proyecto Patrimonium Hispalense y contará con la correspondiente publicación. Si por algo destacará el paso de Juan Ignacio Zoido por el Ayuntamiento será por la mejora y puesta en valor del Patrimonio atesorado por la Institución. Esperemos que este proyecto continúe en el tiempo sea quien sea el que logre ganar las elecciones en mayo del año que viene.
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