viernes, 18 de abril de 2014

Cien años del Parque de María Luisa


El 18 de abril de 1914, hace exactamente in siglo, abría sus puertas de nuevo al público el remozado Parque de María Luisa tras las obras de reurbanización llevadas a cabo por Jean Claude Nicolás Forestier y Aníbal González. Ese año de 1914 era la fecha fijada para la inauguración de la Exposición Hispanoamericana de Sevilla, un proyecto gestado unos años antes y que finalmente se iría postergando hasta mayo de 1929. Sin duda el retraso en la inauguración de la Exposición Iberoamericana le vino estupendamente al Parque, núcleo central de la misma, puesto que las mejoras, ajardinamientos y nuevas plantaciones estaban ya más que consolidados después de quince años. 




Forestier llegó a Sevilla con el encargo de remodelar los antiguos jardines de los duques de Montpensier. El duque, Antonio María de Orleans, llegó a Sevilla por la puerta chica en 1849, alejado de la Corte madrileña por sus persistentes intrigas contra la reina; pero no estaba dispuesto a pasar desapercibido en la ciudad. Tras la compra de San Telmo le llegó el turno a los terrenos colindantes, hectáreas y más hectáreas de antiguas huertas y terrenos junto al río que fueron ajardinados por el paisajista francés Lecolant, que lejos de reproducir los típicos jardines franceses inspirados en Versalles, optó por el modelo inglés, mucho más cercano a un bosque por donde serpenteaban senderos y caminos que unían los diferentes puntos emblemáticos del jardín, como el Monte Gurugú, la isleta de los patos con su templete o la antigua pajarera de los duques, elementos que aún perduran hoy en día.


Tras la muerte del Duque en 1893, su esposa la infanta María Luisa decidió donar a la ciudad gran parte de sus jardines, encargándose en ese momento a Talavera de la Vega un nuevo cerramiento de los jardines de palacio hacia la actual avenida de María Luisa que incluía el soberbio Pabellón de San Telmo, conocido popularmente como Costurero de la Reina. Con las vistas puestas en la Exposición Iberoamericana, el Ayuntamiento contrató a otro paisajista francés, Forestier, para remodelar los jardines, dando lugar al Parque tal y como lo conocemos. Forestier se apoyó en los elementos existentes de época de Lecolant y añadió toda una serie de fuentes, paseos y esculturas inspirados en la Alhambra o el Alcázar, que chocaron en parte con los planes del director de la Muestra, Aníbal González que abrió las grandes avenidas que llevan hacia Plaza de España y de América para crear perspectivas con sus nuevos edificios. Forestier no tuvo más remedio que acomodarse a estos planes, aunque su diseño original era mucho más laberíntico. El resultado fue un conjunto de extraordinaria belleza que ha encandilado a sevillanos y visitantes desde entonces hasta hoy. 


Cien años después el Parque se enfrenta a un peligro que Aníbal González y Nicolás Forestier no pudieron ni imaginar cuando crearon el delicado Jardín: el vandalismo. La belleza del Parque de María Luisa no sólo está en su espectacular colección botánica, sino precisamente en la delicadeza de sus azulejos, ladrillos tallados, esculturas, fuentes y pérgolas. Ahora que se cumplen cien años, es el momento de plantearnos cómo mejorar el estado del Parque y una de las principales iniciativas para su puesta en valor sería la creación de un Patronato que velara por su integridad y lo dotara de actividades. Un Bien de Interés Cultural de esta categoría no puede ser una zona verde más de la ciudad, debe contar con un estatus especial.




>> El Ayuntamiento junto con diferentes entidades e instituciones ha organizado una serie de actividades para conmemorar el Centenario del Parque. Consulta el listado completo aquí

5 comentarios:

gaara_jeik dijo...

Como muchos sevillanos, soy muy fan de este maravilloso parque, aunque me encantaría que estuviese mejor iluminado por la noche(ya me he encontrado más de una vez a gente entre los matorrales por la noche y me han confundido a mi con ellos), también me gustaría que se hicieran más exposiciones artísticas y bueno lo que daría un plus muy bueno al parque sería que habilitasen una de las torres.

Peli-Roja dijo...

El odontólogo Aníbal González, nieto del arquitecto, lleva tiempo luchando para conseguir que se proteja especialmente la plaza España, convirtiéndola en un museo por el que los turistas tendrían que pagar una pequeña entrada que serviría para pagar la vigilancia.

En todos los países hay que pagar por los monumentos, incluso en Barcelona ya lo han decidido para el Parque Güell, solo en Sevllla todo es gratis y luego nos quejamos de que no hay dinero para restauración.

Sergio Harillo dijo...

Coincido en que el 'todo gratis' es insostenible. Los edificios, museos y monumentos requieren un mantenimiento y con una entrada se obtendrían recursos no sólo para su conservación sino para montar exposiciones, por ejemplo, o contratar personal que los explicara. Al final, se terminaría creando empleo.

Saludos!

gaara_jeik dijo...

Cuando estuve en Barcelona me dio muchísimo coraje que todo fuese tan caro, aunque lo llego a comprender, en mi opinión, la Plaza España podría convertirse en una preciosa galería como lo es El Prado de Madrid, aunque habría que pensar donde se mueven las oficinas. Lo que no me gustaría es que hubiese que pagar por el simple hecho de pasear de torre a torre.

Sergio Harillo dijo...

Sí que es cierto que en Barcelona todo es relativamente caro, sobre todo si pretendes visitar varias cosas en un mismo viaje. Una buena opción es sacar la entrada conjunta existente para varios museos.

Otra opción es aprenderte bien los horarios y acudir en las franjas horarias gratuitas o aprovechar los descuentos.

En cuanto a Plaza de España, siempre apostaré porque es la mejor opción para acoger el Museo de Bellas Artes.

Saludos!