Puerta Osario, una de esas zonas de la ciudad en las que apenas reparas por no tener sitio donde hacerlo. La mayor parte del espacio está ocupado por la calzada para el tráfico y en la parte donde han puesto un gran acerado, casi da un poquito de miedo detenerte porque parece que estás en mitad de un desierto frío y gris (frío ahora, en verano es un desierto en toda regla) ya que a nadie le ha dado por poner unos árboles o algún elemento urbano que invite a quedarte más tiempo del necesario. Aún así, si te coge el semáforo en rojo, levantas la vista y te fijas en este edificio de viviendas de principios del siglo XX, sencillo, sin grandes alardes pero agradable.
Y en cuanto reparas en él lo primero que te llama la atención son los desconchones de la última planta. ¿Por qué habrán quitado las yeserías que enmarcaban los balcones? ¿Acaso no es suficiente con colocar las máquinas del aire acondicionado? ¿A quién le molestaban las molduras? Quizás estaban en mal estado, quizás se repongan, pero así llevan bastante tiempo, ni siquiera se han molestado en volver a pintar la fachada. Pasarán los años y puede que vayan desapareciendo más molduras pero normalmente las que se van, no regresan. Con lo fácil que es mantener bella nuestra ciudad, ¿por qué nos empeñamos en afearla?
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