El Encuentro Internacional de Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas llega a su ecuador aterrizando en la ciudad que lo acoge. Hoy ha sido el día de analizar la ciudad de Sevilla tanto a nivel local como a través de los diferentes ejemplos que se han presentado en las ponencias sobre Amsterdam, Beijing y Beirut, tres formas radicalmente distintas de entender la conservación del Patrimonio.
La mañana se ha iniciado con una serie de conferencias que han presentado el estado actual de la normativa patrimonial internacional para, a continuación, ofrecer propuestas tangibles y realistas a problemas concretos. La Carta de Cracovia, el Memorandum de Viena, el Convenio Europeo del Paisaje o la Carta de Venecia son sólo algunos de los documentos internacionales que se han expuesto a lo largo de la jornada. En estos documentos se recogen una serie de pautas y postulados que intentan ofrecer soluciones a los problemas patrimoniales de hoy en día. Lamentablemente, al ser documentos meramente informativos, raro es el Estado, región o ciudad que los asume y aplica.
Sevilla ha sido la protagonista de la segunda parte de la mañana, con dos ponencias donde se ha analizado la problemática actual de la ciudad en cuanto a patrimonio y paisaje urbano. Las conferencias de los dos miembros del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico han sido de lo más interesante al poner encima de la mesa la Guía del Paisaje Histórico Urbano de Sevilla, un documento que se ha ofrecido a la administración local por considerar que la ciudad tiene las características y oportunidades suficientes para afrontar su futuro de la mejor forma posible. ¿Cómo? Aprendiendo de sus errores, regenerando, restaurando, evaluando y apostando por lo verde. Los ejemplos han sido claros, con imágenes de las circunvalaciones de la ciudad, de las márgenes de sus ríos (el Guadalquivir y el Guadaíra) y de sus vertederos, instantáneas que han puesto en evidencia la basura que escondemos debajo de la alfombra, esa de la que no queremos hablar ni queremos que nadie nos hable; centramos el debate en torres y setas cuando el problema es mucho más grave y profundo.
Pero estamos a tiempo de cambiar el futuro de esta ciudad y la frase del ponente Pedro Salmerón Escobar ha sido clara y contundente: "las ciudades que apuestan por lo verde son las ciudades del futuro". Una frase para reflexionar en una ciudad que ni cuida sus zonas verdes, ni respeta sus espacios públicos ni tiene miramiento alguno hacia su patrimonio verde (podas salvajes que mutilan árboles en pleno verano, incendios en las márgenes del río, autopistas diseñadas sobre zonas verdes para favorecer la implantación de una gran superficie comercial, vertederos en cualquier solar a las puertas de la ciudad...). Hoy se han dado ejemplos de lo que estamos haciendo mal y lo más importante, se han aportado soluciones a los mismos, actuaciones que mejorarían la calidad de vida de los ciudadanos y harían de nuestra ciudad una urbe del futuro. Pero hoy no estaba allí el alcalde, ni sus concejales, para tomar nota de lo que se estaba diciendo. Como tampoco estuvieron ayer. De hecho, lo que más ha trascendido de la jornada de ayer fue algo que ni siquiera se dijo dentro del congreso, la petición de que la Plaza de España y la Torre del Oro sean declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco, unas declaraciones que se hicieron fuera del plenario a los periodistas y que han centrado las noticias de hoy. Una anécdota que lo único que demuestra es la falta de miras de nuestro Ayuntamiento. Cuando se está organizando un encuentro internacional con expertos de todo el mundo donde se dan las claves para que Sevilla sea una ciudad mejor que no dependa de regalos externos, nuestro alcalde se centra en conseguir alguna estrellita que pueda adornar su curriculum para las próximas elecciones.
Y la torre Pelli también ha estado presente, claro está. No podía ser de otra forma. Pero también para ella se han propuesto soluciones que aminoren los problemas de tráfico que pueda ocasionar. Ayer se dijo claro: la torre ya está hecha, lo que hay que hacer ahora es trabajar para minimizar sus problemas colaterales.
Amsterdam, Beijing y Beirut son tres espejos en los que Sevilla puede mirarse para aprender. El primer caso, Amsterdam, como ejemplo de una gestión racional, moderna y equilibrada de conservación del Patrimonio y de la identidad de una ciudad histórica. Beijing como ejemplo de un Estado lo suficientemente opaco como para dar a conocer sólo su mejor cara y por último, Beirut, un camino por el que jamás deberíamos tomar, con la destrucción de patrimonio en aras de una modernidad mal entendida que arrasa con la ciudad existente para crear una imagen irreal basada en el Turismo.
Una jornada interesante en la que se han sentado las bases de una nueva Sevilla, más moderna y con una mejor calidad de vida. Tenemos por donde empezar, la Guía del Paisaje Histórico Urbano elaborada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, ahora es nuestro turno de, citando a Salmerón, "cicatrizar heridas urbanas".
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