Abandonado a su suerte desde 1992, el puente de Alfonso XIII, inaugurado en 1926 para dar servicio a la zona de Tablada durante la Exposición Iberoamericana, vuelve a ser noticia estos días. El detonante ha sido la intención del Ayuntamiento de retocar el Plan Especial del Puerto, un documento en el que no aparecería el puente a pesar de su catalogación patrimonial. Ante este "olvido", diferentes entidades ciudadanas han lamentado el estado de esta obra de ingeniería, que fue desmontada tras la construcción del nuevo Puente de las Delicias y posteriormente trasladado a terrenos del Puerto, donde a día de hoy sigue oxidándose. La respuesta del Ayuntamiento ha sido desestimar las alegaciones de estas asociaciones ya que entiende que el puente carece de protección. Y aquí es donde viene lo rocambolesco del asunto, el Ayuntamiento dice que no está protegido, la Junta dice que sí y parece que nadie encuentra los papeles con dicha catalogación.
Esté o no protegido (seguramente lo estará), el Ayuntamiento no puede desentenderse de un elemento patrimonial como éste. Urge protegerlo, conservarlo y darle un destino óptimo. Hace años se propuso su traslado a San Jerónimo para comunicar el barrio con el Parque del Alamillo, una opción que quedó desestimada por el alto coste del traslado. Quizás volver a desmontarlo para llevarlo a otro sitio conllevaría un gasto excesivo, pero sí que se podría diseñar esta zona del Puerto para que en un futuro acoja un espacio verde (así se presentó en su momento) en el que el puente sea su principal icono.
Fuente: El Correo de Andalucía
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