En menos de dos semanas tendremos en Sevilla a la delegación de la UNESCO que estudiará el impacto de la Torre Cajasol en los tres monumentos declarados Patrimonio Mundial.
Una afección que cómo se ha demostrado en diversos informes es completamente nula. Sin embargo, el Ayuntamiento no descarta la reducción en altura del rascacielos con tal de evitar discrepancias con el organismo internacional. En una entrevista publicada por El Mundo en su edición impresa de ayer, el concejal de Urbanismo, Maximiliano Vílchez afirma que el recorte es una posibilidad que se le ofrecerá a la UNESCO.
Vílchez apela a la importancia del Turismo en la ciudad para plantear el cambio en el proyecto de Cajasol para el sector sur de la Isla de la Cartuja. Sin embargo, la entrevista tiene varias frases dignas de enmarcar. Por ejemplo, el concejal de Urbanismo asegura que "nuestra obsesión es atraer proyectos, y con los ingresos que supondrían se podrían hacer más cosas". Es obvio que se refiere a proyectos propios ya que los empezados por el Gobierno anterior no les interesan, aunque generen un movimiento económico importante. Es más, Vílchez afirma que es fundamental ofrecer una imagen de seguridad a los inversores y que "dar confianza y seguridad significa que los acuerdos no se cambian, que las normas se cumplen y que se dan facilidades a quién esté interesado en invertir en Sevilla". Curioso, se pretende vender que en Sevilla se respetan las normas y hay seguridad para llevar a cabo los proyectos cuando la realidad es la contraria, la Torre Cajasol cuenta con las licencias oportunas de la Gerencia de Urbanismo, es un proyecto aprobado y en ejecución, sin embargo desde el Ayuntamiento se siembran dudas una y otra vez sobre su culminación. ¿Es esa la imagen de seguridad que quieren transmitir al inversor? El complejo de Puerta Triana es prácticamente la única gran obra que se está llevando a cabo sin problemas en la ciudad y el Ayuntamiento quiere ponerle todas las trabas posibles. ¿Seguridad para los inversores? ¿Dónde?
La cosa cambia cuando se le pregunta por IKEA. "Vamos a hacer lo imposible para que se instale en Sevilla". Claro, IKEA es fundamental para la ciudad, como se nos ha vendido una y otra vez, sin embargo el proyecto sigue encallado, ¿por qué será? "No es un proyecto en el casco histórico ni en el Parque de María Luisa, sino en el Polígono Aeropuerto. ¿Qué impide que IKEA tenga allí más metros cuadrados?". La especulación parece ser un término completamente desconocido por el nuevo concejal de Urbanismo. Efectivamente, IKEA podría tener tantos metros cuadrados como quisiera, no ya 150.000, sino 500.000 o un millón de metros cuadrados, no hay límite físico, pero sí legal. Para eso está el PGOU, para velar por el correcto funcionamiento y desarrollo de la ciudad. Pero ya hemos visto que para el actual gobierno municipal el PGOU es un estorbo que no sólo se puede cambiar, sino que hay que hacerlo para abrirle la puerta a los inversores. Pero como en todo, aquí también hay clases. Para unos, puente de plata, para otros, tijera y trabas. ¿Acaso la inversión no es la misma? ¿Por qué se empeñan en dinamitar unos proyectos mientras otros gozan de todos los parabienes?
En dos semanas la UNESCO hará acto de presencia en Sevilla. Se encontrará una ciudad en la que el propio Ayuntamiento reniega de unos de sus proyectos estrella. Seguramente los visitantes sean prevenidos del terrible impacto que causará la descomunal torre y desde el Ayuntamiento se les insistirá en que siembren más dudas. Pero eso sí, de cara a la galería, Sevilla es una ciudad abierta a los inversores donde el PGOU es poco más que un cuadernillo Rubio, susceptible de cualquier cambio.
5 comentarios:
Estoy ya tan harto de la dichosa torre que espero que se termine de una vez por todas.
Y eso que me parece un mamotreto bastante feo, como todo lo que hace César Pelli, me parece también excesivamente alto (será porque el terreno que le cedió el ayuntamiento a cajasol no es grande como para construir algo más interesante, arquitectónica y urbanísticamente hablando), además de que me parece una vergüenza que con la crisis en los que nos han metido los bancos éstos se dediquen a construir rascacielos con los beneficios obtenidos gracias a los desahucios y al dinero de los rescates.
Entonces ¿Por qué quiero que se construya el rascacielos? Pues simplemente porque no quiero ver cómo lo más rancio de ésta ciudad paraliza otro proyecto, teniendo para colmo que pagar con el dinero de nuestros impuestos otro derroche más, no quiero otro caso biblioteca US.
Que construya cajasol su torre y que se la coman con patatas, así hará juego con el estadio Olímpico.
¿Estas en contra de lo de Ikea porque es la postura de Sevilla XXI, donde zoido es visto con malos ojos? XD
Te veo detrás de Aparejata el 2015 con la papeleta del PSOE en la mano...
Qué comentario tan inteligente y sobre todo, con fundamento, Anónimo.
Tan sólo te voy a decir que tengo mi propio criterio al margen de lo que se publique en ese foro o en otro. Te recomiendo que leas el resto del Blog y no te quedes únicamente con la última entrada, así podrás ver que ni veo a Zoido con malos ojos ni el PSOE me parece la panacea, simplemente tengo mi opinión, algo que debería tener cualquier ser humano ya que te recuerdo, no somos borregos, sino personas con raciocinio.
Saludos
Pues yo lo que no entiendo es el comentario de Alberto Espinar, resulta que está absolutamente en contra del proyecto pero quiere que se haga para que "los rancios" no se salgan con la suya. Yo empiezo a estar hasta la coronilla de lo de llamar "rancio" a cualquiera que discrepa de la modernidad oficial, por lo demás si ser rancio es estar en contra de la destrucción de la ciudad yo debo de ser un rancio elevado al cubo. Por lo demás cabría recordarle al señor Alberto Espinar que lo de la biblioteca de la Universidad no es cuestión de tocino más o menos rancio sino de legislación urbanística que ciertos prebostes responsables del proyecto se saltaron a la torera.
En realidad el asunto de la biblioteca del Prado es cuanto menos, oscuro. El Ayuntamiento tiene las potestades en materia urbanística, conforme a dicha potestad, hizo el último Plan General de Ordenación Urbana en el que aparece la biblioteca de Zaha Hadid en el Prado de San Sebastián. La elección del lugar puede ser más o menos idónea (a mí nunca me gustó el sitio, no creo que fuera necesario destruir parte de un parque teniendo justo en frente un solar inmenso con mejor visibilidad) pero lo cierto es que el período de alegaciones pasó y el Plan se aprobó en el Pleno del Ayuntamiento.
Sin embargo, la Justicia ha tenido en cuenta la opinión de los vecinos, que tienen todo el derecho a protestar, pero que es más que evidente que su fin era completamente egoísta. Pidiendo que en la zona de la biblioteca se construya un aparcamiento subterráneo demuestran que el parque les da exactamente igual, lo que no quieren es un edificio de esas características en su calle y menos con el trasiego de gente y estudiantes que conllevaría.
El tema de los rancios sería un debate tan amplio que no merece la pena ni empezarlo aquí.
Saludos!
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