Santa María la Blanca lleva cerrada desde principios de 2010. Sus problemas en las cubiertas no sólo afectaban a las obras de arte que atesoraba, sino que amenazaban con poner en peligro la seguridad de los fieles y visitantes, por lo que no hubo más remedio que echar el cerrojo. Un año después empezaron las obras de restauración y ésta es la imagen que muestra estos días su fachada.
La presencia de andamios en nuestros monumentos nunca es agradable, pero se agradece que aunque sea tarde, se intervenga en ellos. Lamentablemente, se sabe cuándo empiezan las obras, pero nunca cuando acaban y Santa María la Blanca podría sumarse a la larga lista de templos que permanecen cerrados durante años, como es el caso de Santa Catalina o anteriormente San Andrés o San Vicente.
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