lunes, 23 de marzo de 2009

Pabellón de Hungría


La empresa propietaria del Pabellón de Hungría, obra emblemática del arquitecto Imre Makovecz, ha recurrido ante la Junta de Andalucía el expediente para declarar el edificio como Bien de Interés Cultural y blindarlo así de futuras alteraciones o incluso de su derribo (extremo que la empresa planteó, lo cual motivó su portección).
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Según la Sociedad Atymsa (propietaria del edificio), sus intenciones pasaban por desmontar el edificio y reubicarlo en una zona verde de la ciudad para poder construir un nuevo edificio en esa parcela y sacarle mayor rentabilidad al terreno. Con la protección del edificio como BIC este traslado es imposible ya que el Bien queda ligado al lugar donde se construyó para que no pierda su idiosincrasia.
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Las intenciones de la empresa son del todo comprensibles, tienen un terreno al que no pueden sacarle rentabilidad ya que el edificio, por sus características, sólo puede destinarse a un uso expositivo. Sin embargo, nadie obligó a esta empresa a hacerse con el Pabellón, seguramente buscaban una rentabilidad a largo plazo que pasase por la destrucción del edificio. Con su protección podremos disfrutar de este edificio, sólo esperamos que la empresa no opte por abandonarlo a su suerte y en ese caso, que sea expropiado para destinarlo a un uso expositivo y cultural.

2 comentarios:

Edward dijo...

Lo que no tengo yo muy claro que uso se le puee dar a este antiguo Pabellón, porque lo de la energia viva no acabó de cuajar.

Eso si está en un estado de conservación algo lamentable, lo único que lo mantiene es la cafetería.

Habría que plantearse que ocurre con estos edificios despues dedeclararlos BICs.

Un saludo, que ya hacía tiempo que no pasaba por aqui

Sergio Harillo dijo...

@ Edward: El Pabellón de la Energía Viva sí cuajó, lo que no tiene sentido es montar un museo de ese tipo y que la mitad de las actividades no funcionen. El mantenimiento es primordial, así como la publicidad. Evidentemente la Cartuja tiene un gran problema, a los sevillanos nos sigue pareciendo algo ajeno a la ciudad, un lugar donde no hay nada interesante fuera del horario de oficina. Esperemos que con la apertura del Pabellón de la Navegación, los Jardines del Guadalquivir y el Jardín Americano esto cambie, pero es necesaria una actuación en conjunto de todas las administraciones para integrar la Cartuja en la ciudad. Fomentar el Teatro Central, darle uso al Auditorio, reabrir con uso cultural el Pabellón del Futuro, además de adecentar la Isla es necesario para que la gente vaya allí.

En cuanto al Pabellón de Hungría, pues es dificil darle un uso, tal vez, pero la solución no es demolerlo. En esta ciudad tenemos muy poca imaginación, ese edificio en cualquier otra ciudad tendría un uso definido desde hace años, por no hablar de que su estado de conservación sería infinitamente mejor.

Un saludo y pásate más por aquí, que eres casi el único que comenta :)